El presidente del Pit-Cnt reveló que uno de los ejes centrales del 1° de mayo será el rechazo a la reforma jubilatoria del gobierno. Marcelo Abdala también analizó “la embestida conservadora” en el actual escenario nacional y el “ajuste de la gran riqueza del país contra las grandes mayorías nacionales y populares”.
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Se aproxima el día más importante del año para el movimiento sindical y eso se respira en la sede del Pit-Cnt, ubicada en la calle Jackson. Si bien los preparativos del Día Internacional de las y los Trabajadores siempre implican un gran despliegue de militancia, organización, propaganda y definiciones políticas estratégicas, en esta oportunidad, coinciden algunos hechos particulares que le agregan -incluso- mayor relevancia, si es que eso es posible. En 2023, se cumplen 40 años del 1° de mayo de 1983, un hito histórico en la derrota de la dictadura cívico militar y 50 años de la Huelga General con la que la CNT enfrentó el golpe de Estado. Además, el país atraviesa un escenario nacional particular, de tensiones en la interna del gobierno, con una coalición que parece comenzar a “resquebrajarse”, lo que ha colocado un elemento más -no menor- para tener en cuenta a la hora de analizar y evaluar la marcha del país y el avance del modelo conservador. La crisis que se desató en el gobierno a partir del conocimiento público del caso Astesiano y de la asociación para delinquir que operaba en Torre Ejecutiva, como así también la presentación por parte del gobierno de algunos proyectos de ley que impactan de lleno en las y los trabajadores: reforma jubilatoria, personería jurídica gremial, corresponsabilidad en la crianza y prisión domiciliaria para los mayores de 65 años marcan un nuevo escenario nacional, de furibundo embate contra los intereses de la clase trabajadora, contra las mujeres en particular y las organizaciones sociales que trabajan con los sectores más vulnerables.
¿Cómo se está preparando el 1º de mayo?
Estamos ante un 1º de mayo pensado y marcado por nuestra lucha contra la reforma jubilatoria del gobierno, porque notoriamente desprecia los derechos de los trabajadores. Quedó demostrado, y los fundamentos han quedado sólidamente establecidos en el Parlamento luego de la comparecencia del Pit-Cnt, que esta es una reforma que aumenta la edad para jubilarse, por lo tanto eleva los años de trabajo y para contingentes enormes de trabajadores significa una jubilación rebajada con respecto al régimen actual. Por tanto, se debe considerar claramente que los jubilados y los trabajadores rechazamos esta reforma. Hasta el sector empleador, por otras razones, también ha rechazado esta reforma en el directorio del BPS. Los únicos beneficiarios son las AFAP. Es notorio que el Pit-Cnt ha desarrollado una campaña masiva de información y de acción con respecto a esta reforma que ha llevado a que 54% de la población, según algunas encuestas, esté en contra de la reforma. Ese proceso de defensa de los derechos, frente a una concepción del ajuste de la gran riqueza del país contra las grandes mayorías nacionales y populares, fueron acciones como las desarrolladas el 15 de noviembre, la marcha reciente del 23 de marzo y todas las asambleas realizadas hasta el momento. Todo esto va a repercutir en un 1º de mayo altamente significativo. Además, se cumplen 40 años del 1º de mayo de 1983, cuando se desarrolló la primera movilización de masas que alumbró la salida de la dictadura. Fue la clase obrera la que organizó eso. Es un 1º de mayo que se da en el 50º aniversario de la huelga general, en la que, de manera heroica, la clase trabajadora defendió la democracia. Es un 1º de mayo de un movimiento sindical que es la columna vertebral de todos los planteos en defensa de la vida. Si por un lado está el gobierno de los malla oro organizando políticas de ajustes contra los ingresos y los derechos de la gran mayoría del pueblo trabajador, por otro lado hay un movimiento obrero tratando de ampliarse con un vastísimo campo de alianzas y ha sido la columna vertebral de todos los planteos en defensa de la vida, contra la estrategia de la desigualdad. Por tanto, estamos ante un 1º de mayo que está en la intersección entre esa lucha contra la reforma jubilatoria, que lanza la admirable alarma del Congreso del Pueblo, donde se va a generar un consenso popular para un programa transformador de largo aliento y con una visión estratégica de todas las organizaciones del campo popular. Estamos en el año del 50º aniversario de la Huelga General y antes de la última Rendición de Cuentas, con consecuencias prácticas en la intervención del Estado en la sociedad, la economía, en la educación y ante una ronda de los Consejos de Salarios que va a tener movilizado a importantes sectores de la clase trabajadora. Por lo tanto, se está luchando por trabajo, salario, derechos, igualdad, convivencia pacífica del pueblo uruguayo, perspectivas y esperanza.
¿Cómo piensan hacer para transmitirles a las y los jóvenes en particular y a la población en general lo que representan esas fechas tan emblemáticas?
Con una comunicación asertiva, propositiva y que no puede ser solamente una comunicación racional, sino que además tiene que ser una comunicación del corazón, del sentimiento y de cómo construimos una sociedad en donde el centro sea el ser humano. Mucho de refundar una comunicación eficaz, en términos contrahegemónicos y de fortalecer la organización del campo popular para pensar transformaciones que pongan en el centro al pueblo y no terminar administrando de una manera ‘correcta’ la crisis de un sistema inhumano. Y sobran las evidencias de que se trata de un sistema inhumano.
¿Sos de los que piensa que la coalición de gobierno comienza a crujir?
Sí, claramente. Y me parece pertinente observar el contexto de carácter general. Siempre establezco, incluso para la lucha en términos ideológicos, que en la clase social que es democrática -hasta sus últimas consecuencias- es la clase trabajadora. Si uno mira nuestra perspectiva, primero de asociar la democracia al trabajo de calidad, a la buena vida, al salario, a los derechos, a la vivienda, a la salud, a la educación, a una agenda nueva de derechos humanos, es porque la clase trabajadora ha defendido la democracia incluso con su propia vida, como lo demostró en la huelga general. Hemos defendido la democracia política, considerando que la democracia también debe ser económica, social y cultural, desde todo punto de vista y desde el ahora. En la perspectiva de futuro, si nosotros establecemos que nuestro objetivo de clase es la superación positiva del régimen capitalista, que está basado en la explotación del hombre por el hombre y que tiene múltiples formas de enajenación y dominación a través de la democratización de la propiedad y la gestión de los medios principales de producción, es porque queremos la democracia hasta sus últimas consecuencias. El tema es que una sociedad que está basada en la acumulación y que exacerba la desigualdad, necesariamente requiere retrocesos democráticos. La ley de personería gremial que fue concebida para entidades sindicales de trabajadores y de empresarios -aunque se mete mucho más en la cuestión de los trabajadores que en la de los empresarios- en general respeta los parámetros de la Organización Internacional del Trabajo (OIT), es decir, los parámetros de independencia, autonomía y autarquía de los sindicatos, del movimiento sindical. El problema no está planteado aquí sino en qué contexto se desarrolla. Se impulsa en un momento de un discurso y ataque antisindical notorio en el sector público y el privado. Hay que ver que el PIT-CNT está presentando una queja en la OIT sobre el ataque que se está implementando, por ejemplo, contra los sindicatos de la educación. En este marco, en Uruguay hay un déficit. La Constitución de la República establece a que el Estado promueva la actividad sindical de los trabajadores porque se entiende que eso es algo bueno para la democracia. Sin embargo, hay un discurso que es totalmente contrario. De todos modos, hay que mencionar que no han prosperado ni pasaron artículos o agregados de Cabildo Abierto que ya no tenían que ver con la personería gremial y tenían que ver, directamente, con formas aberrantes de reglamentación antisindical, las que vulneran la normativa nacional e inclusive vulneran lo establecido en la OIT. Si no prosperaron esas propuestas de CA, habla de la lucha del movimiento sindical y de la gravitación que tiene el movimiento obrero en la escena nacional.
¿Qué lectura hacés del momento que está viviendo el país?
Para nosotros la actividad política es la preocupación por los asuntos comunes de todo el pueblo. No obstante, tenemos un ejemplo de cómo las formas de la mercancía y el intercambio mercantil se transfieren a esferas que no le corresponden, como la actividad política. Si se habla de transacciones políticas, ‘dame esto y yo te doy lo otro’, creemos que se trata de casi una promiscuidad desde el punto de vista político. Sin desmedro de esto, que es el aspecto crítico, la clase obrera defiende sus intereses cuando su crítica no se detiene ante nada, inclusive su propia acción y limitaciones. La lectura que hay que hacer es que si la coalición de gobierno empezó a resquebrajarse y comenzaron a aparecer dificultades en su interna, creemos que se debe -entre otros motivos- a la gravitación, la presencia y la movilización del movimiento sindical y la justeza de sus razones. Estamos en un momento en el cual han aparecido dificultades para aprobar una reforma jubilatoria que a todas luces, como ha quedado probado, es contraria a los derechos de las grandes mayorías de la sociedad uruguaya.
¿Hay una intención de reescribir la historia?
Absolutamente. Hay una intención clara y directa de reescribir la historia. La lucha de clase también se mete adentro de cuál es la versión histórica dominante. No defiendo el relativismo absoluto, pero Walter Benjamin dice que la mejor historia es la historia de los derrotados. La clase dominante también promueve una versión dominante desde el punto de vista histórico. Estos son campos de disputa y por eso hacemos la campaña del 50º aniversario de la Huelga General. El terrorismo de Estado no fue el resultado del enfrentamiento de dos demonios. Hubo un proyecto de ajuste contra los derechos de las grandes mayorías de nuestro pueblo que se manifestó, también, de manera violenta y represiva. El asesinato de Líber Arce, Hugo de los Santos, Susana Pintos, la masacre de la 20, las medidas prontas de seguridad que impedían la acción del movimiento obrero, el envío a la cárcel de distintos dirigentes sindicales y la imposibilidad de realizar asambleas, fueron elementos de una feroz represión política que desembocó en una escalada fascista y en el golpe de Estado. Para enfrentar esa escalada fascista, se desarrolló la Huelga General de los trabajadores, precisamente para defender la democracia. Y, sin embargo, algunos quieren reescribir la historia de una manera falsa e intencionada.
Hay otros proyectos de ley -además de la reforma jubilatoria- a los que el movimiento sindical se opone. Uno de ellos, la ley de corresponsabilidad en la crianza, también denominada ley de tenencia compartida. ¿Por qué?
Nos oponemos porque siempre estamos del lado de los más vulnerables. No puede ser que un chiquilín tenga que ser revictimizado en los casos que sufren violencia. Eso no es admisible. Además, el proyecto de ley viola todas las tradiciones de la normativa nacional y nos pone en contradicción con los mejores avances de la normativa internacional en defensa de los derechos humanos y de las infancias.
A un año de la aprobación de la LUC, el gobierno dice que no se cumplieron las calamidades que anunció el Pit-Cnt.
La Ley de Urgente Consideración (LUC) fue mala cuando se puso en discusión, cuando se aprobó, es una mala ley ahora y lo seguirá siendo. Desde el punto de vista de las relaciones laborales, lo vivimos como un desestimulo a acuerdos negociados que prevengan y eviten los conflictos. Las patronales más reaccionarias, que tienen la fuerza del desalojo ante eventuales medidas de los trabajadores, se preocupan más por pedir el desalojo que en encontrar soluciones. Esto es lo malo. Y vale aclarar que si la LUC no ha tenido consecuencias peores, es por la gravitación, la organización, la conciencia, la solidaridad y la lucha del movimiento obrero y popular.
El Programa de Vivienda Sindical está haciendo un llamado a la formación de nuevas cooperativas. ¿Las inauguraciones de viviendas de los últimos dos años y las nuevas escrituras han fortalecido al PVS?
El PVS es el histórico programa de la clase trabajadora. Si tenemos la inteligencia colectiva de producir todo, no deberíamos tener problema para que uno de los derechos humanos básicos y elementales como lo es la vivienda, sea para el disfrute de todos, incluyendo los trabajadores. Esto es organización, solidaridad, cooperativa y es lucha. Pensar en una perspectiva que combine nuevas tecnologías constructivas, que además baje el precio del metro cuadrado de construcción, con un plazo de entrega que permita que las conquistas en la productividad social del trabajo le lleguen a la gente y además organizada por la gestión cooperativa de los trabajadores, pensada para que una vivienda de calidad le salga a trabajador una cuota inferior a la que está pagando por alquiler, creemos que se trata de una propuesta revolucionaria. Tuvimos un sueño, en determinado momento luchamos por su aplicación y la vida nos está dando la razón. Hay que persistir porque no existe la varita mágica. Existen distintas vertientes, ideas y propuestas para solucionar el derecho humano a la vivienda. Y el PVS es un torrente central.
¿Qué reflexión hace el movimiento sindical sobre la violencia que está viviendo la sociedad?
Me gustó mucho conocer en el Marconi una organización que se llama ‘La vida vale’ y que nuclea a vecinas y vecinos de toda la periferia. Tienen una perspectiva de la convivencia ciudadana que es bastante más que la seguridad: tiene que ver, obviamente, con estar alerta al delito, pero especialmente apunta al trabajo, la salud, la educación, la vivienda, con los derechos básicos de la gente y generar parámetros de una convivencia distinta. Los fenómenos de la violencia nos estallan en la cara y es una manifestación de que estamos en una crisis civilizatoria. Toda la violencia afecta principalmente a los trabajadores, en los barrios también. Tenemos que incluir esta dimensión, como la ambiental, la equidad de género, la de todas las dimensiones que hacen al desarrollo humano, productivo, social y democrático.
¿El movimiento sindical está trabajando en esto?
Se viene avanzando mucho en las cuestiones que limitan la violencia de género, pero en los restantes aspectos de la violencia en general, no es algo en lo que el movimiento sindical tenga mayor especialización. Por eso es tan importante que la organización ‘La vida vale’ esté junto a nosotros en el proceso del Congreso del Pueblo.
¿El acuerdo que suscribió el Pit-Cnt con el Conapees para capacitar a trabajadores y sindicatos en la prevención de la explotación sexual comercial y no comercial de niños, niñas y adolescentes va en esa dirección?
Absolutamente. Y ese acuerdo no vamos a dejarlo ahí simbólicamente, como un papel firmado. Vamos a llevarlo a los sindicatos, a los lugares de trabajo, para ir enriqueciendo nuestra perspectiva con los problemas que van emergiendo en este momento de la sociedad.
¿Qué está haciendo el movimiento sindical en materia de salud mental y particularmente en materia de prevención de suicidios?
Lo estamos abordando desde la perspectiva de la salud laboral. Es un tema que nuestro Departamento de Salud Laboral incorpora a su agenda de trabajo. Se puede decir lo mismo de esta crisis civilizatoria manifestada como angustia de manera extrema en los casos de suicidio. Pensamos que para alumbrar un nuevo modo de acumulación hay que gravar a la renta diferencial de la tierra para distribuir esos recursos en el desarrollo productivo industrial del país, social y democrático. Para eso hace falta una segunda reforma tributaria. En el caso de la salud mental, probablemente haya que conectarla con las labores del Congreso del Pueblo, desde el punto de vista de pensar cual es la reforma de la salud que hay que hacer. El ser humano es un todo. No tiene separadamente salud laboral, salud física y salud mental. Es un equilibrio biosocial, físico y psicológico que en esta sociedad es muy difícil mantener. Pero nosotros igualmente tendremos que incorporar esta mirada, respaldándonos en los que saben.
En 1983 eras muy joven.
Si, tenía 15 años y estaba a punto de afiliarme a la UJC.
Pasaron 40 años y dicen que nada es para siempre. ¿Hay relevos?
Una dirección de la clase obrera que también es dirección intergeneracional tiene una enorme cantidad de trabajo que hacer para preparar al relevo que la supere. Si observás con quiénes trabajo a diario y milito, verás que siempre estoy rodeado de una gurisada bien importante, porque lo tomo como una dirección de trabajo. Eso no es espontáneo. Somos una clase que viene de lejos y lo que hacemos cada una de las generaciones es tratar de empujar un poquito hacia adelante el carro de la historia, aunque sea un milímetro en la historia y contra el viento en contra que es muy fuerte. Por eso preparar los relevos es bien importante. Es imprescindible. Nos lo marca la historia.