Hacete socio para acceder a este contenido

Para continuar, hacete socio de Caras y Caretas. Si ya formas parte de la comunidad, inicia sesión.

ASOCIARME
Entrevistas Castellano | Instituto Cuesta Duarte | Pit-Cnt

Con el director del Instituto Cuesta Duarte del Pit-Cnt

Castellano: «No somos neutrales, pero nos consulta hasta el FMI»

Castellano analizó los posibles escenarios a partir del resultado del referéndum y advirtió que seguramente el Poder Ejecutivo «apretará el acelerador».

Suscribite

Caras y Caretas Diario

En tu email todos los días

Castellano dijo que no se trata de calificar al gobierno en la lógica binaria de «buenos o malos», pero subrayó que el modelo claramente «es de derecha» y tiene definidos los intereses que representa. Asimismo, defendió el rigor técnico del ICUDU y subrayó que «por algo nos han consultado desde la OIT, el BID, la ONU y hasta del FMI» más allá de cumplir la tarea de asesorar a los sindicatos y observar la realidad «siempre desde la mirada de los trabajadores».

Parco y austero para las declaraciones mediáticas, extremadamente cauto en sus definiciones públicas, el director del Instituto Cuesta Duarte del Pit-Cnt es un referente clave -por fuera de micrófonos- en la articulación de lazos del movimiento sindical con el gobierno, las cámaras empresariales y los organismos internacionales. Reconocido dialoguista, de voz suave, tonalidades agudas y registro de sensatez, Castellano busca persistentemente acuerdos y puntos de encuentro y equilibrio en territorio de asperezas cotidianas. Nació en el Barrio Sur, con arduo trabajo de partera en casa de familia, tal como se estilaba por aquellos años, en tiempos de cigüeñas, peleles y chiripá. Hijo de padre yuyero, sastre y propietario de un conspicuo emprendimiento de «baños de inmersión» en tina de madera con banquito para el cliente, que estaba ubicada dentro de la casa de los Castellano y funcionaba a modo de «baño turco» del Barrio Sur. Todo un adelantado por la vida sana y el cuidado de mente y cuerpo, don Antonio Castellano, nacido en 1897, anarquista primero y comunista más tarde -allá por la década de los uruguayos campeones de Colombes y Ámsterdam- fue casi pionero de la alimentación saludable. Sus recetas caseras curaban empachos y malestares estomacales cuando no existían los delivery de farmacia, ni los guisos venían malcriados con toques de tomillo y Malbec. María, madre de Milton y mujer bastante más joven que don Antonio, falleció en 2021, longeva, con 92 años, fue testigo y protagonista de dos siglos de historia de esta tierra. Milton y su hermano Héctor construyeron un camino propio y común en la vida. Ambos militantes, unidos y comprometidos con causas políticas y sociales, siguen vinculados al movimiento sindical por pertenencia y convicción de vida. Milton fue encarcelado -siendo menor de edad- tal como aconteció con otros cien niños, primero en centros de tortura y cuarteles y luego en el Consejo del Niño, en años de medidas prontas de seguridad, previo a la dictadura. Al ser liberado, vio la «efervescencia» de la lucha estudiantil y se sumó a colaborar con la campaña del Frente Amplio de 1971 aunque todavía no podía votar. En 1983 comenzó a militar en un incipiente sindicalismo que fue creciendo bajo rótulos de asociaciones laborales un poco más digeribles de aspecto para los generales y coroneles -levemente instruidos- que comprendían que la apertura democrática se aproximaba de manera inevitable. Lo que vino después es bastante más conocido. Estudioso, sereno, muy hincha de Peñarol, autoproclamado buen asador, sarcástico de dardos precisos y punzantes. Amigo entrañable del actual presidente del FA, Fernando Pereira, con quien compartió almuerzos en clave sindical, día tras día, durante casi 20 años, que atesora en su fuero íntimo con la misma calidez y ternura que recuerda las pascualinas y galletas que le llevaban Antonio y María a la cárcel, cuando era un adolescente preso por pretender un mundo sin explotados ni explotadores.

Castellano1.jpg
Castellano

Castellano

¿Cuál es tu visión del nuevo escenario a partir del resultado del referéndum?

Creo que lo primero que tenemos que hacer es felicitarnos como pueblo. El domingo pasado vivimos una jornada excepcional de reafirmación de la democracia. No hubo ningún tipo de problema y fue una fiesta democrática. Eso no es menor, es algo que los uruguayos lo sentimos de manera muy profunda y creo que entre todos nos tenemos que felicitar. Si uno mira lo que sucede en el mundo, tenemos que valorar aún más nuestra democracia. Por otra parte, debemos valorar el ejercicio de la democracia directa y la vigencia que tiene para los procesos de transformaciones en la vida de cualquier país. Es fundamental que el pueblo se pronuncie sobre los temas relevantes que le afectan y le implican. En este caso además se transitó con una recolección de firmas en plena pandemia.

Y por el camino largo.

Exacto. Y por último, sí tenemos que reconocer que lamentablemente no llegamos al objetivo. Fuimos, peleamos y nos derrotaron por poquito. Pero lo cierto es que no ganamos y eso también es parte de la cuestión. Yo como futbolero siempre quiero ganar, pero nos tocó perder y hay que decirlo con todas las letras.

No hay campeones morales.

Para nada. Perdimos por poco, pero perdimos. Y eso no significa no reconocer todo el esfuerzo de la militancia; que dimos todo y que la recolección de firmas fue épica. Todo eso también es cierto. Pero debemos reconocer que perdimos aunque dimos un esfuerzo muy grande. Entonces en este primer balance creo que debemos felicitarnos, pero sabemos que quedó firme una mala ley que va a afectar la vida de los uruguayos. El resultado tan parejo también dice que hay una parte importante de los uruguayos que quiere vivir con otras estructuras, con otro modelo. Yo no me atribuyo el derecho de decir que «nosotros somos el pueblo» y los demás no. Pero casi la mitad de la población quiere construir una sociedad diferente y ese también fue un mensaje de las urnas.

La mitad de la población aprobó medidas que para el movimiento sindical afectan derechos conquistados y debilitan la educación pública, por ejemplo.

Sí, es verdad. Y eso mismo es lo que nos tiene que motivar a reafirmar el diálogo, y volver a conversar con la gente. Yo jamás diría que «los demás no nos entendieron».

Es muy soberbio eso.

Totalmente. En todo caso, lo que sucedió es que nosotros no nos supimos explicar. No tuvimos la capacidad de argumentar mejor para que nos entendieran, porque como lo sostienen los entendidos, la LUC es de muy mala calidad. Y habrá que seguir hablando con la gente, en el barrio, en las casas y trabajos. No es que «la gente votó mal», sino que no fuimos capaces de explicar y convencer. Y por cierto que los procesos necesitan mayor acumulación, mayor trabajo de sedimento que es lo que permite llegar con más profundidad a los trabajadores y al pueblo en general.

¿Crees que el gobierno va a acelerar sus reformas y profundizar su modelo?

Este es un gobierno que vino para cumplir lo que entiende debe ser un modelo para Uruguay. Acá no es un problema de si son buenos o son malos. Ellos vinieron con un modelo conservador, de derecha, que apela a determinadas formaciones económicas que se sintetizan en esa imagen de los malla oro. Y también para aplicar un Estado más policíaco y bastante más prescindente de las políticas públicas en materia de desarrollo social, derechos, fortalecimiento de las empresas públicas. Es un modelo que trajeron para instalarlo. Y creo que el movimiento sindical tiene la obligación de desarrollar la pelea en defensa de los intereses de los trabajadores como -por ejemplo- el derecho al empleo, al salario, a las condiciones de vida. Es decir, si queremos desplazar este modelo y lograr transformaciones más avanzadas o diferentes, primero hay que desplazar este modelo conservador económico y político que hoy gobierna Uruguay. Porque mientras este modelo esté instalado y gobernando, será muy difícil resolver problemas en profundidad. Podremos tener parches, pero no van a ceder sus espacios de poder. Es un problema ideológico y político. Por ello creo que un enorme desafío que tiene por delante el movimiento sindical es construir un programa alternativo al programa conservador de la derecha. Un programa que incluya los derechos y la participación de amplísimos sectores sociales que hoy se ven afectados por este modelo. Me refiero a los pequeños productores, la sociedad civil, la agenda de derechos, los comerciantes, la gente del interior, la academia, la cultura, el deporte y más. Es decir, el movimiento sindical tiene un enorme desafío de tratar de construir una alternativa con un abanico incluso mucho más grande que el que logramos construir hasta ahora. Después veremos si nos ponemos de acuerdo en 30, 40 o 50 medidas, eso se verá, pero tiene que ser muy amplio. Ese es el gran desafío. Pero tenemos otro desafío que implica tratar de frenar la arremetida del proyecto conservador, que se expresa en la caída del salario, de las jubilaciones y que se verá en la Rendición de Cuentas y en la reforma de la seguridad social. Además, hay que recordar que el gobierno se comprometió y asumió que se iba a recuperar la caída del salario público y privado antes de culminar su mandato. Y sigue pasando el tiempo y el salario sigue cayendo. La brecha es cada día más grande y al mismo tiempo, hay que considerar el efecto que esto tiene en las jubilaciones y pasividades. Entonces me pregunto: ¿cómo piensa resolver este enorme problema en los próximos dos años? Pero, además, para que la gente pueda vivir mejor el PE deberá frenar la caída del salario, mejorar el empleo y la distribución, en un contexto de aumento imparable de la inflación. Por tanto, hay una imperiosa necesidad de avanzar en la defensa de los derechos de las grandes mayorías y esas son las claves que deberá afrontar el movimiento sindical.

Si la situación actual es tan compleja para las grandes mayorías, ¿cómo se explica el resultado del referéndum y dónde se expresa el descontento?

Primero creo que el actual gobierno recibió el país con una base acumulada muy importante. Durante casi 15 años el salario aumentó, lo mismo que sucedió con el empleo y claramente el Uruguay tenía reservas y fortalezas como por ejemplo, el Sistema Nacional Integrado de Salud.

Había espalda suficiente para afrontar la crisis de la pandemia.

Absolutamente. Otro tema más sutil es que el ser humano percibe la realidad un paso después de vivir los problemas y desde puntos de vista muy particulares. Somos trabajadores asalariados, pero si nos preguntan cómo nos percibimos la mayoría, respondemos que somos «clase media» y no «clase trabajadora». Solemos tener una percepción superior a lo que estamos viviendo. Y si a eso le sumamos que el gobierno cuenta con un gran manejo de la comunicación, la responsabilidad de la inflación, de los problemas, de la brecha y de las inequidades, siempre se ubica «en otro lado» y nunca en las políticas del gobierno. Por decirlo de manera bien sencilla: el gobierno te convence de que la culpa siempre es tuya y nunca de sus actos. O en todo caso por la guerra que comenzó hace dos meses. Y además, la percepción de la crisis demora un poco más porque naturalmente uno siempre quiere verse mejor de lo que está. Y es natural que intentemos evitar vernos en una realidad compleja y tratemos de pensar que vamos a estar mejor, que nuestro futuro será mejor. Esa distancia entre percepción y realidad es algo casi natural. Aunque tengamos que ir al almacén a comprar fraccionado porque la plata no alcanza.

Lo de la carestía y el fraccionamiento de los almacenes de barrio recién se leyó en los medios una vez que se terminó el recuento de votos del referéndum.

Es bastante evidente que estamos en un escenario de desventaja en materia de comunicación, entre otras cosas, porque ellos tienen el poder del Estado y los medios responden a esa lógica. Pero como decíamos hoy, cada día se les hace más difícil explicar la realidad. Ya no tienen pandemia y la brecha entre los más ricos y la inmensa mayoría es cada día más grande.

¿Cómo se forman los precios?

En Uruguay y en el capitalismo la formación de los precios es casi un secreto de Estado. Hay un proceso vinculado a la cadena de valor en el trigo, la carne o distintos productos, con una concentración casi oligopólica en muy pocas manos. Si bien se habla en teoría de la libre oferta y demanda del mercado, se ha ido concentrando todo en muy pocas manos y eso genera que la cadena sea más chica o que los eslabones sean tomados por tres o cuatro. Entonces el poder de negociación de esos tres o cuatro eslabones -por ejemplo de la cadena alimentaria- pase a ser determinante en el mercado. Uno de los ejemplos más claros es el de la industria frigorífica que pasó de un escenario de muchos frigoríficos a tres o cuatro dueños y todos ellos extranjeros. Así como en el trigo y en muchos casos. La formación de los precios es un tema clave. Nadie explica cómo es posible que la misma pasta de dientes cuesta 10 pesos en una vereda de Chuy y 100 cruzando la calle. Por ello hay que hablar de la concentración y de oligopolio. La importación viene de un solo comprador y ese tiene posición dominante en el mercado y será quien fije los precios. De todos modos, tampoco creo que se pueda hablar a la ligera de control de precios en el capitalismo porque siempre se te van a complicar por otros costados. Lo que sí puede hacer el Estado es jugar un papel más activo en la formación del precio a través de políticas direccionadas.

¿Te referís a lo que está proponiendo el presidente Lacalle?

No, Lacalle no está diciendo casi nada. Es solo discurso.

¿Quitar el IVA a algunos productos es «humo»?

No sé si es humo porque en el fondo todo ayuda porque si soy trabajador y llego justo a fin de mes y vos lográs con alguna medida que baje el precio de la carne, obviamente que voy a estar de acuerdo. Pero claramente es una medida circunstancial que solo va a aliviar un poquito la situación que vivimos. Parece claro además que el precio de la carne está condicionado por los mercados internacionales y no por la buena voluntad de acá. Se llama capitalismo. Y si no se aplican otras políticas desde el Estado, estamos librados al poder de los más fuertes y poderosos.

Hablando de los poderosos, ¿Quiénes son los malla oro?

Creo que no se trata de nombres, sino de a qué sectores nos referimos. Las grandes cadenas de superficie son extranjeras, la industria frigorífica, la soja, los bancos, están en manos extranjeras. Además, como decía el presidente de mi cuadro -el contador José Pedro Damiani- acá no hay ricos, sino «riquitos». Por tanto, hay que hablar de sectores y no de personas. Por ejemplo el sector agroexportador, la banca o la intermediación comercial, entre otros. Ellos tienen la concentración, la utilidad y los dividendos que van para el exterior. Está probado que en estos años de pandemia salieron miles de millones de dólares hacia el exterior.

¿La inflación es una de las mayores preocupaciones del movimiento sindical?

Por supuesto. El empuje inflacionario es la mayor preocupación que tenemos porque afecta y castiga directamente a los bolsillos de la gente. El Estado puede jugar un papel en este sentido pero tampoco afirmo que pueda controlar el 100% de la inflación. Lo que sí puede hacer es instrumentar políticas que ayuden. Pero volvemos a hablar que acá tenemos un gobierno que defiende de manera muy dogmática su modelo económico que prioriza a los malla oro y no a las grandes mayorías. Exonera a algunos sectores y castiga a otros. Y allí se ubica también la distribución del tema salarial. ¿Dónde va a parar el dinero de la caída del salario? ¿Quién se apropia de esa parte del dinero? Bueno, en algunos sectores está claro. Un funcionario público trabaja exactamente lo mismo que antes pero está perdiendo 20 jornales por año. Les restaron casi un mes de salario. No es lo mismo hablar de puntos o porcentajes que de jornales. Es impactante entender que te restaron 20 jornales y que los sectores más ricos no aportaron casi nada porque simplemente son los malla oro a los que se eligió cuidar.

¿Cómo logró el Icudu el posicionamiento actual a nivel nacional e internacional?

Yo creo que fundamentalmente gracias a un proceso de acumulación de muchos años de trabajo y la madurez como Instituto. De la impronta de trabajo, pero también de la madurez de sus técnicos. Recordemos que al inicio el Icudu estuvo conformado básicamente por estudiantes de Economía y eran todos muy jóvenes. Con el paso del tiempo ellos crecieron profesionalmente y el instituto también. Ganamos en experiencia, algo que te da la vida. Se ha logrado mayor especialización y reconocimiento. Y fundamentalmente, hemos sido muy persistentes y exigentes en trabajar con rigor técnico. Somos un Instituto y no una organización que se dedique a realizar arengas. Nosotros tenemos que ser rigurosos con las investigaciones realizamos y cuando afirmamos algo en un documento, eso tiene un respaldo serio y solido. No nos dedicamos a sacar primicias ni a figurar en los medios. No nos apura la agenda mediática. No somos prensa diaria. Si una definición nos lleva más días, por más que nos apuren, nos vamos a tomar todo el tiempo necesario para manifestarnos. Lo primero y lo excluyente es el rigor. Después la difusión hacia los medios. Si alguien nos pide algo «urgente para mañana» acá no tiene chance. Después nos podrán juzgar por nuestro trabajo y cuestionaran lo que sostenemos porque en todos los órdenes de la vida hay distintas opiniones. Pero saben que nuestro trabajo de análisis, estudio e investigación es serio, responsable y solido. Pienso que es la base sobre la que hemos construido nuestra credibilidad. Asesoramos a los sindicatos, pero también nos consultan de diversos organismos internacionales. Somos consultores de la OIT, de las Naciones Unidas, también nos ha solicitado información y análisis el Banco Central, el BID y el FMI. Somos serios, responsables pero también es público y notorio que no somos asépticos. Somos un instituto al servicio de los trabajadores, por lo tanto nuestra opinión también es subjetiva. Cualquier análisis que hacemos de la economía intentamos que nos permita comprender cómo impacta en la vida de los trabajadores. No somos neutrales. Si estudiamos la inflación queremos comprender cómo impacta en el bolsillo de los trabajadores y no cómo incide en la cadena de valor de los grandes capitales. Por eso cuando los organismos internacionales quieren conocer la opinión técnica de los trabajadores nos consultan.

¿Tienen previsto profundizar el trabajo con la Universidad de la República?

Absolutamente. Es un camino absolutamente enriquecedor para el movimiento sindical.

Con el Inefop han desarrollado distintos proyectos. Ahora están comenzando uno relacionado a los Sistemas Constructivos No Tradicionales y otro sobre productividad y desarrollo en el marco de la negociación colectiva. ¿Qué alcance y dimensión tienen esos proyectos?

El trabajo de cooperación con el Inefop es fundamental porque se trata de un instituto tripartito. Allí existe un gerenciamiento de Estado, los empresarios y nosotros los trabajadores. Somos parte del Inefop. Y todo lo que refiera a formación para el empleo es sustancial. Tenemos varios convenios con el Inefop y ahora estamos incursionando en algunos temas de formación profesional que hasta el momento no habíamos hecho. Sí habíamos transitado un camino en formación sindical y en temas laborales, de economía laboral o de derecho, pero no en la especialización. Y como todo, lo hacemos con mucho cuidado y responsabilidad. Tal vez por mi propia característica que soy prudente y quiero que todo se haga con cuidado, pero estamos abriendo la cancha en materia de formación profesional.

Volvamos a la política, pero más dura. ¿Hay una embestida de la ultraderecha contra los sindicatos, la Universidad de la República, los feminismos y las organizaciones sociales?

Absolutamente. Creo que se trata de un empuje de sectores ultraconservadores que se da también por el modelo que se desarrolla. Encuentran algunos nichos para avanzar en viejas reivindicaciones que han sostenido en su historia. En cierto momento estuvieron agazapados, casi escondidos pero ahora encuentran nichos y espacios mediáticos para mostrarse. En algunos casos son temas ideológicos y otros políticos y oportunistas, por ejemplo, cuando hablan de instalar los allanamientos nocturnos, algo que en todo caso, nunca sería para antes de 2024. Entonces, se trata de una cortina de humo para evitar hablar de la inflación y la realidad del modelo económico que golpea hoy a las grandes mayorías.

Ya pasó un tiempo desde que tu amigo Fernando Pereira comenzó a recorrer un nuevo camino. ¿Cómo lo viste en este tiempo?

Muy bien. Yo creo que su camino en estos meses confirmó el valor, el activo político que significa Fernando para los procesos progresistas. Creo que ha quedado confirmado que está llamado a liderar o ser un referente sustancial de la principal fuerza política de este país. Y eso me alegra mucho pero además creo que le está dando una fortaleza muy importante a la izquierda. En términos futbolísticos es uno de esos jugadores que no tienen techo. Va a desarrollar un gran camino porque además es joven. Y tiene una capacidad extraordinaria. Es una referencia imprescindible para el proceso de cambio que Uruguay necesita. Los grandes liderazgos de la izquierda uruguaya se están yendo. Parece claro que el proceso de recambio va a costar un poco ya que nunca es sencillo procesar esa transición. Algo similar ocurre en el movimiento sindical con el tiempo de renovaciones que en algunos casos pueden llevar un poco más de tiempo, porque nunca son automáticas. Se está yendo una excelente generación y la que vendrá tal vez supere o no lo construido. Pero será un proceso inevitable. En la izquierda partidaria sucede lo mismo. Y en los partidos tradicionales también. Miremos al Partido Colorado y parece clarísimo. Pero esto es natural, es parte de la vida. No me gusta comparar generaciones.

Cada una tiene su tiempo.

Y es hija de su tiempo, entonces la que viene en algunas cosas será superior, posiblemente en otras no, pero reflejará el sentir de su tiempo.

¿El publicista Esteban Valenti seguirá trabajando con ustedes?

No. Valenti trabajó para la Comisión del Sí, que se disolverá la semana próxima. No va a quedar una estructura armada. El relacionamiento entre fuerzas políticas y sociales lo dirá la vida y los acontecimientos. Las coincidencias se irán encontrando en el camino, pero serán programáticas y puntuales, no preestablecidas ni mucho menos dogmaticas.

Textos: Alfredo Percovich

Producción. Viviana Rumbo

Dejá tu comentario

Forma parte de los que luchamos por la libertad de información.

Hacete socio de Caras y Caretas y ayudanos a seguir mostrando lo que nadie te muestra.

HACETE SOCIO