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Entrevistas

Entrevista a Gustavo Garzón

El actor argentino Gustavo Garzón habla sobre sus proyectos

De paso Gustavo Garzón está haciendo dos monólogos teatrales en un formato pensado para salas chicas.

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Caras y Caretas Diario

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En una linda casona del barrio Atahualpa un frío mediodía invernal el prestigioso actor argentino Gustavo Garzón se hizo tiempo para charlar con Caras & Caretas del proyecto que está filmando en Montevideo y de Bufón la obra basada en textos de Chéjov que presenta en La Cretina.

El año pasado estuvo tres meses instalado en Montevideo mientras rodaba Barrabrava, un proyecto para Amazon Prime Video, y ahora, repite la visita, aunque para una producción cooperativa. La mini serie Angel.

De paso Gustavo Garzón está haciendo dos monólogos teatrales en un formato pensado para salas chicas. Con un libro que tenía en la mesita de luz -porque suele usar Chéjov para dar sus clases de actuación- armo un espectáculo que lo entrena en varios frentes en el unipersonal, que nunca había transitado, y el de los clásicos, de los que pese a su importante curriculum hizo poco y nada. Lo tituló Bufón y lo vuelve a presentar este fin de semana en La Cretina, tras una gira en distintas provincias y un exitoso primer tiempo a sala llena en Montevideo.

En Bufón, Garzón reelabora El canto del cisne y Sobre el daño que hace el tabaco del autor ruso. “Chéjov me parece un comediante extraordinario. El primer monólogo El canto del cisne, me pegó hondo. Trata de un actor grande que reniega”. Aproveché la pandemia, dice “y me mandé”. Después busqué un director, Gustavo Pardi, y con su apoyo y sus consejos armé un espectáculo. Agregué Sobre el daño que hace el tabaco y ahí surgió la idea del violinista Mariano Pesci, que me acompaña. Así quedó armado Bufón, como un ensamble de dos obras opuestas : una comedia y un drama.

“Para mi es una enorme exigencia, no me resulta nada fácil, estoy poniéndome a prueba en cada función. Además como no me gusta usar micrófonos en el Teatro, me parece que desnaturaliza un poco la voz del actor. Eso obviamente me exige y mucho. Sigo cambiando cosas, luces. Me gusta, me entretiene, es un desafío. Y siento el orgullo de ser en cierta forma el intermediario entre un gran autor y el público. Yo creo que Chéjov como cualquier autor clásico no es para una elite, para mi es clásico porque es simple”, reflexiona sobre esta verdadera joyita que trajo en su mochila al cruzar el charco y se presenta con singular éxito en La Cretina.

Garzón habla como si le sobrara la energía, en un alto del rodaje, un apacible mediodía invernal en una casona típica del barrio Atahualpa, en la calle Reyes donde se junta con Florencio Escardó y Manuel Cané. Allí, en un segundo piso de la casona que funge de set de filmación recibió a Caras & Caretas mientras se comía unos ricos canelones de verdura.

“La serie Angel que estoy filmando tiene mucho que ver con que quiero mucho al autor y director, Manuel Soriano. Un argentino que vive acá en Uruguay hace bastante tiempo, quien escribió varias novelas muy interesantes y maneja un humor muy especial.

En el correr de la charla nos recomienda varios textos de Soriano. En particular nos cuenta que hace algunos años recibió Rugby como regalo de cumpleaños. Y pensó inmediatamente en cine. “La leo, alucino y digo esto es una película”. A tal punto que Manuel y quien era mi compañero en ese entonces hicimos un guión que hasta hora, lamentablemente no pudimos concretarla.No conseguimos productora para llevarlo adelante. No pierdo las esperanzas, lo tenemos ahí”.

Tengo la suerte últimamente de trabajar con gente brillante, dice Garzón, con mucho sentido del humor. Acá en Angel son muy importantes los vínculos padre - hijo, de pareja, aparece el tema de la política, la sexualidad, el feminismo, pero tocados de un modo políticamente incorrecto, cosa que me encanta.Porque lo correcto aburre, satura, cansa, empalaga. Esto va por un lado más arriesgado.

Considerando esa sintonía que tiene con el autor y director, Soriano le propuso un papel en el que será su debut como director. La miniserie de 8 capítulos fue resumida como “una comedia sobre el cambio de siglo”. La historia de un dramaturgo frustrado que se embarca en un negocio algo turbio que le permite ayudar a gente en problemas montando escenas ficticias.

Completan el trío básico de Angel el uruguayo Gustavo Suárez ( a quien Garzón había visto en Chacabuco) y la argentina Antonella Costa. “Creo que es el primer proyecto audiovisual en cooperativa que se hace acá en Uruguay, es medio fundacional, la productora se llama Cuenco. Y es una movida que a todos nos tiene entusiasmados. Porque en principio no depende de min una plataforma. O sea que los contenidos no están impuestos por nadie, sino que son genuinos”. Según nos dijeron -agrega Garzón-hay una posibilidad de que Angel llegue a la grilla de TV Ciudad.

Si bien a los 66 años reconoce tener “una mirada demasiado joven” de si mismo le toca hacer de padre de Suárez y de suegro de Costa, con quienes convive en la ficción. Describe su personaje como “malhumorado, medio resentido, desprecia bastante al hijo, ex guerrillero, un tipo bastante oscuro pero que tiene su sensibilidad y su corazón intactos”.

Garzón disfruta mucho de integrarse a un proyecto de bajo presupuesto y no se cansa de decirlo. “Es muy cercano a mis gustos, yo venía de hacer una serie con Amazón el año pasado. Viví en un hotel de categoría pero muy impersonal. Era a todo culo y ahora, me pasé al hipismo, pero la verdad es que me siento muy a gusto”.

“Estoy viviendo en el barrio Palermo, que me encanta. En una casita con salamandra y cerca de la rambla. Me gusta bastante más que el otro, siento la calidez de sentirme en el corazón de Montevideo. Aunque gane mucho menos, no solo de plata vive el hombre. Yo vivo de mi trabajo. Tengo una familia y muchas responsabilidades pero estoy en una edad que me gusta hacer lo que me hace bien, con amigos, tiene un valor que aveces no lo paga el dinero”.

Cuando habla de la familia Garzón se emociona. Nos cuenta de Juan y Mariano, los gemelos que tuvo con la actriz Alicia Zanca que murió hace 8 años tras una larga lucha contra un cáncer de colon. Los gemelos, que tienen síndrome de down, le cambiaron la vida. Ellos me permitieron entre otras muchas cosas, cambiar mi relación con la muerte, vamos todos los meses a visitar la tumba de su mamá. Me cuenta que ellos se lo pidieron hace mucho tiempo y se trasformó en una rutina. Vamos al cementerio, charlan con ella le cantan , conversan naturalmente y le cuentan qué hicieron entre una visita y otra.

El actor también trabaja en el taller Sin Drama de Down que comparte con su otra hija, la actriz Tamara Garzón. Actualmente está muy ilusionado con un proyecto que él y otras familias han impulsado, que está a consideración del Congreso, que implica la vida independiente de grupos familiares con síndrome de Down.

Con cada artista que cruza el charco pueden comprobarse los pocos grados de separación que hay en el ambiente. Gustavo Garzón no es la excepción. En su caso el vínculo se remonta a más de veinte años, cuando filmó El fondo del mar. Donde conoció a Daniel Hendler. Más tarde Handler fue co productor de su película Por un tiempo (2013, Cóndor de Plata a la mejor Opera Prima y Premio Argentores a Guión Original), en la que trabajé con “la extraordinaria Gabriela Iribarne y Fernando Cabrera a quien hoy considero mi amigo, quien compuso la música”.

“La cultura uruguaya me calza bien”. Manifiesta Garzón y agrega otros lazos que van y vienen. A través de Hendler conocí a Fernando Amaral. Una amigazo que me permite hace teatro en su espacio cultural La Cretina.

Como Garzón es incansable el 25 de junio va a dar un taller de actuación en La Escena. Garzón no para y al despedirse me aclara “para elegir un trabajo hoy por hoy, tiene que ser muy cercano a mis gustos, si no lo invento”. Y agrega, “y mira, me gusta tanto Uruguay que lo estoy pensando para vivir”.

(Entrevista de Rosana Cheirasco)

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