La senadora frenteamplista Silvia Nane será la miembro interpelante del ministro del Interior Luis Alberto Heber, pues entiende la bancada de Senadores del Frente Amplio que es el responsable de las obstrucciones que su actuación y algunos funcionarios policiales ocasionaron a la Fiscalía en la investigación del exsenador Penadés, además de otros hechos graves sobre los que el ministro sigue sin dar explicaciones.
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El ministro del Interior y dirigente de la lista 71 del herrerismo Luis A. Heber ya ha expresado su voluntad de dejar la cartera para dedicarse a la campaña electoral, aunque desde el Frente Amplio consideran que su renuncia ya debería haberse producido. En función de los graves acontecimientos acaecidos durante el proceso de investigación del senador Penadés buscarán mediante la interpelación, su censura.
El ministro ya viene debilitado y con escaso apoyo parlamentario, expresado en la crítica a su gestión cuando fue interpelado en Diputados, con una moción votada por el Frente Amplio y Cabildo Abierto, y con el silencio más que contundente del Partido Colorado.
Luego de la asistencia del ministro al Senado en régimen de Comisión General ustedes plantean la interpelación.
Nosotros ya veníamos pensando en esto cuando se produjeron las declaraciones aquellas de Heber en la conferencia que hizo Penadés en la sala de prensa del Parlamento, cuando fue denunciado.
Ahí dijimos: “El ministro se equivocó, actuó en su investidura de ministro con una concepción personal de su cargo”.
Hace como tres meses el ministro salió de una interpelación de la Cámara de la sesión para la expulsión del exsenador Penadés. Presentamos la moción de censura en lo que fue la segunda parte de la sesión y no salió, pero no habló nadie en defensa del ministro Heber. El único que habló, de una forma muy escueta, fue el ahora senador titular, pero que fue suplente de Penadés, el senador Rodrigo Blás.
Todas estas situaciones que ustedes han venido marcando en la gestión del ministro Heber, ¿considera que es un problema de capacidad de gestión?
Nosotros estamos exigiendo la responsabilidad política del ministro; en las secretarías de Estado lo que se delega es la gestión, pero no la responsabilidad política.
El Ministerio del Interior debe ser el Ministerio que más responsabilidad política tiene, porque en definitiva es un ministerio donde la parte técnica operativa y estratégica táctica está cubierta por la fuerza policial, con personal que se capacita para eso y que tiene una estructura de autoridad; o sea que la responsabilidad de quien ejerce el cargo de ministro del Interior, además, con las dependencias como el INR y demás, es eminentemente política.
Es la autoridad política, pues el resto de la autoridad está dada por la estructura jerárquica de la Policía. Ahí, evidentemente, hay algo en la autoridad en el manejo de la autoridad política que anda muy mal y hay responsabilidad política en muchos de los hechos.
Evidentemente no ha estado a la talla, hay un montón de hechos graves y nosotros vamos a hacer foco en algunos de ellos. Por ejemplo, todo lo que tiene que ver con la situación de vulnerabilidad que tienen los pasaportes en el caso de Marset, por el que declara el canciller (Bustillo), la ex vicecanciller (Carolina Ache), el ministro del Interior Heber y el viceministro Maciel.
Acuérdense de los 80.001 pasaportes a los que se accedió, todavía no se sabe si en forma de hackeo interno o en forma de intrusión externa, de los cuales no supimos nunca más qué fue lo que pasó, si se habían duplicado, si no se habían duplicado; nunca supimos si se les había avisado a las personas y siquiera si se habían identificado qué pasaportes eran, si se había hecho la trazabilidad a las personas; después tuvimos otro incidente con los pasaportes de los rusos del caso de Astesiano y también nos enteramos que se accedía a la base de datos de la Dirección Nacional de Identificación Civil a través de una computadora que le habían dado durante la pandemia desde el piso cuatro de la Torre Ejecutiva.
Recordemos que utilizando los sistemas de tecnología del Ministerio del Interior, el Sistema de Gestión Policial, El Guardián y el sistema de vigilancia hubo no solamente la vigilancia a los senadores Bergara y Carrera, sino que se usó para la exesposa del presidente de la República, y obteniendo información de estudiantes del liceo n.° 41.
Hay muchas cosas para aclarar en materia de cómo se están gestionando los accesos a los sistemas de vigilancia, a los sistemas de gestión policial.
Y este último episodio, que no sabemos si va a ser el último al ritmo que vienen las cosas, donde la fiscal (Alicia Ghione), a partir de la incautación del celular de Penadés, descubre el famoso flujograma que había sido realizado con la intención de tratar de convencer de que Penadés y Mauvezín habían sido blancos de una conspiración.
Eso se hizo accediendo a sistemas del Ministerio y por funcionarios del Ministerio del Interior. Recordemos que el caso Astesiano “se llevó” al dos y al tres de la Policía, que el caso Marset se llevó al número dos de la Dirección Nacional de Identificación Civil, que en este tiempo prácticamente la mitad de los jerarcas de las jefaturas de policía tuvieron que ser reemplazados; se había reemplazado hacía poco al director de la Unidad 4 del INR y había quedado Tarocco en su lugar en una especie de doble puesto.
En el Ministerio de Interior debería funcionar la cadena de mando. Esto es, la autoridad policial bajo el poder político. Pero esa cadena parece cortada, con debilidades, porque llama mucho la atención que el ministro constantemente diga “yo no estaba enterado de todo esto”.
Evidentemente ahí hay una autoridad política que no está funcionando como debería funcionar. Yo no soy especialista en Seguridad Pública, entiendo algunas cosas de tecnología pero no cierran las explicaciones que dan las autoridades del Ministerio del Interior, realmente no cierran, y cuando las explican no lo hacen con un conocimiento de causa tal que uno pueda armarse un esquema en la cabeza de cómo está funcionando la seguridad de nuestra información.
En el ministro Heber hay una expresión común de talenteo permanente.
Hay una cuestión compleja que tú has señalado más de una vez, que es en el caso Penadés la intervención del ministro Heber y del presidente Lacalle.
Voy a intentar hacer un esbozo. Cuando surgió la denuncia de la primera víctima, que creo que fue por marzo, el contexto de su denuncia es un programa que es transmitido por streaming. No es un prime time de la televisión abierta. A eso me refiero. El principal senador del partido de gobierno le responde a esa víctima que acaba de hacer una denuncia contra su persona; le responde desde el Parlamento de la República.
Ahí hay una asimetría de poder muy notoria, no se visualiza la credibilidad de lo institucional, es una asimetría de poder tremenda que no queda solo en eso porque el mismo día el ministro del Interior le da un respaldo explícito al exsenador Penadés.
Y de descrédito de la víctima, porque dice el senador Penadés que va a denunciar por difamación a la víctima.
Unas horas después, el presidente de la República dice: “Yo le creo a mi amigo si dice que está siendo difamado por una víctima. Evidentemente no le creo a la víctima, evidentemente le creo a mi amigo que está siendo difamado, por lo cual le pongo el mote de difamador a la víctima”.
Entonces se armó en una primera instancia una configuración de poder donde las dos personas de mayor poder político del Gobierno, que son el presidente de la República y el ministro del Interior, avalan no solamente la acción, sino las formas; avalan el lugar de poder y desacreditan, por tanto, a la víctima unos días después.
Hay unos trascendidos de prensa que nunca fueron desmentidos que dicen que en los primeros días de abril el núcleo del herrerismo de la lista 71 se reunió una vez en la casa del ministro Heber y otra vez en la casa del diputado Juan Martín Rodríguez, para armar una estrategia de apoyo a Penadés. En los trascendidos de prensa se decía que había legisladores, que había ediles, que había cargos políticos de la lista 71.
Dada toda esa configuración de hechos, no es loco pensar que los acontecimientos de los que nos enteramos después pudieron haber sido parte de esa estrategia, porque vemos cargos políticos vinculados al herrerismo y también a otros sectores del Partido Nacional actuando convencidos de que formaban parte de una estrategia guía para salvar a su correligionario Penadés.
Pasó en la Corte Electoral, pasó en el Ministerio del Interior. Ahora apareció también un subordinado del Ministerio de Defensa y no sabemos cuál fue el alcance de todo eso, sabemos el alcance que conocemos.
El dictamen fiscal permite visualizar algo de lo que dices.
El escrito de la fiscal, cuando nos solicita el desafuero de Penadés y leemos la sentencia final del Tribunal de Apelaciones, en ambos documentos (aclaro que la sentencia del Tribunal de Apelaciones es pública) dice: “Yo voy a pedir la identidad reservada de las víctimas porque, dado el respaldo político que tuvo el acusado, tengo miedo que las víctimas se amedrenten y no declaren”. Miramos la sentencia del Tribunal de Apelaciones y la fiscal dice que hubo víctimas que no fueron a declarar porque pensaban que ellos podían llegar a caer presos si denunciaban a alguien que había sido avalado por el presidente de la República y por el ministro del Interior que estaba a cargo, por supuesto, de quienes son los auxiliares de la Fiscalía para la investigación. Y la fiscal dice, además, que uno de los muchachos que fue a la comisaría a declarar no ingresó la denuncia como una denuncia, se la ingresaron como una constancia, que no es comunicada como tal en el sistema de Fiscalía. Después un comisario se dio cuenta e hizo el trámite correspondiente, y la fiscal dice: “En ese estado de vulnerabilidad del derecho de acceso a la Justicia tuve que salir a la prensa a decirle a las víctimas que vinieran a la Fiscalía a denunciar, porque no se animaban a ir a las comisarías”.
Hay una responsabilidad política clarísima y la verdad que nosotros podríamos decir: “Heber es amigo de verdad y tenía derecho a defenderlo, pero entonces que dé un paso al costado como ministro del Interior de todo el país, de todas las uruguayas y de todos los uruguayos”.
En la investidura de ministro del Interior con una responsabilidad política, es responsable de la seguridad interna; incluso es responsable de la seguridad de las víctimas y quien debe garantizar de alguna manera darle las garantías de que la policía va a actuar.
Dice que la policía se autodepura. No, no se autodepura. La depura la Fiscalía, la intervención de una investigación. Y en estas cosas no es “muerto el perro se acabó la rabia”, porque nos estamos enterando de una forma completamente reactiva, porque sale en la prensa.
En función de lo que pasó en régimen de comisión general, ¿considerás que hay elementos para que finalmente la censura pueda aprobarse?
El ministro habló más o menos una hora y media y 10 minutos los dedicó de nuevo a tratar de desacreditar a una de las víctimas, dando incluso información reservada.
No dio garantías para las próximas víctimas que pueden llegar a venir, no reconoció que actuó respaldando a un amigo cuando debió haber actuado como un ministro que garantice la investigación. Se sintió acusado de algo de lo que nunca nadie lo acusó.
Dijo cosas que realmente son de una interpretación rara, porque dice que puso el equipo a disposición de la Fiscalía, un equipo de 14 policías que los menciona con nombre y apellido… ¡Y sí, es lo que tiene que hacer! Bueno fuera que hubiera cambiado el equipo que descubrió a otros malos policías, que estaba trabajando para la Fiscalía en una investigación de esta.
El Frente Amplio no está pidiendo la renuncia a la Policía. Lo que está pidiendo es la renuncia de él.
El ministro ya ha dicho que va a renunciar para dedicarse a la campaña electoral. ¿Cómo incide esto en la interpelación?
A mí no me incide en nada porque me parece que tendría que haber renunciado muchísimo antes. Él va a renunciar para dedicarse a la campaña electoral porque va a desdoblar, digamos, esa parte de las responsabilidades. Se va a dedicar a la responsabilidad de la militancia partidaria, que fue lo que hizo sin desdoblarse de su actitud de ministro del Interior. Cuando apoyó al amigo actuó como militante y como amigo, por eso me parece que tendría que haber renunciado muchísimo antes y, en definitiva, esa era su intención.
¿Hay teléfonos pinchados, como sospecha Fernando Pereira?
Fernando dijo: “Estamos todos medio regalados, no sé si tengo el teléfono pinchado”,
y a mí me parece que hay incidentes de seguridad con nuestra información a cada rato. Hay 80.001 pasaportes que no sabemos ni de quién son, en dónde están, lo que es seguro es que no estamos seguros con la información.