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Entrevistas Dictadura |

El otro terrorismo de Estado

La dictadura y las disputas entre militares por el poder

"Intrigas cruzadas: mafia y terrorismo en las Fuerzas Armadas", un libro para entender a los militares en la dictadura.

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Caras y Caretas Diario

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El integrante de Madres y Familiares de Detenidos Desaparecidos Nilo Patiño (NP) y el periodista y docente de la FIC Samuel Blixen (SB) anduvieron como ratones de biblioteca hurgando en los documentos del archivo Berruti y otros obtenidos, realizando cruces de información para poder dibujar un primer esquema de vínculos y entender algunas lógicas de funcionamiento de los militares en la gestión del gobierno de la dictadura.

El primer bosquejo muestra una constante política de intrigas entre militares para obtener el poder y apropiarse de dinero de las arcas públicas y negocios oscuros, que titularon “Intrigas cruzadas: mafia y terrorismo en las Fuerzas Armadas”.

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A pesar de las dificultades impuestas por la Ley de Caducidad, hay bastante material bibliográfico sobre la dictadura; ¿Cuál es el aporte que consideran que hace este libro?

N.P. Tener memoria de unas cosas y establecer los hechos, después cada uno puede interpretar de diversas maneras, pero hay hechos y reconstruir los hechos del pasado es lo primordial, digamos, para poder evaluar y tener opinión.

Encontramos una serie de cosas que no son comunes encontrarlas, hay historias particulares, el caso de la historia de enfrentamientos, con Márquez [vicealmirante retirado Hugo León Márquez, uno de los hombres fuertes del régimen militar que gobernó Uruguay entre 1973 y 1984], el comandante de la Armada de la época que tiene unos ribetes muy especiales, particulares por un enfrentamiento personal, pero hay todo un trasfondo político y económico, que de alguna manera refleja lo que pasa también en otros planos y en otros lugares de las Fuerzas Armadas.

Nos enfocamos mirando de adentro y desentrañando cuáles son los factores de problemas y de enfrentamientos dentro de las Fuerzas Armadas, y eso no está muy desarrollado porque no hay conocimiento, entre otras cosas, falta documentación, y nosotros de alguna manera nos encontramos con alguna documentación que nos orientó.

S.B. Complementando lo que dice, nosotros en Cruzar [un proyecto multidisciplinario que trabaja con la Facultad de Ingeniería y de Ciencias Sociales] en la facultad (FIC), realizamos un trabajo de sistematización de la documentación y de comprensión, de estudio de la estructura militar para comprender las acciones militares, por un lado, y la manera en los criterios con los que se manejaban, y eso nos aportó información muy valiosa y conocimiento muy valioso, porque, en general, hay un desconocimiento de cuál es la interna militar.

En ese proceso nosotros fuimos acumulando a partir de los documentos que habíamos obtenido en el grupo de trabajo Por Verdad y Justicia, que eran básicamente el archivo Berruti, el archivo de la Marina. Fuimos buscando otros documentos militares para ir completando la información, básicamente los tribunales de honor y los legajos militares, o sea, para nosotros eso era muchas veces la confirmación de lo que había en los legajos, por ejemplo, de las presunciones que teníamos sobre la responsabilidad de algunos de los militares en el legajo aparecía que fulano de tal había día sido felicitado por las acciones que había realizado en Argentina, entonces estaba confirmando ciertas cosas, pero cuando empezamos a leer, encontramos que había una cantidad de información valiosísima que era absolutamente novedosa.

En la documentación militar hay información muy valiosa y además fuimos descubriendo lo que decían las dos vertientes de una mirada sobre las Fuerzas Armadas. Una lucha interna entre logias, entre facciones, que se dio a lo largo de toda la dictadura y la corrupción, entonces ahí de alguna manera fue tomando cuerpo el contenido y el encare de lo que después termina siendo un libro.

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Sin llegar a contar el libro, ¿Cuáles son los elementos que aparecen de corrupción, dónde aparece algún aspecto del poder económico vinculado al proceso que de alguna manera es lo que justifica esa definición de dictadura cívico militar?

N.P. En la parte de corrupción hay que distinguir dos facetas: la ambición personal, aquellas actitudes que intentaban “morder” [tomar] cuando veían algo de qué apropiarse personalmente y eso fue un buen grupo, y otra es lo que fue la corrupción institucional cuando se instaura la dictadura, que se instala por razones también económicas.

Es más, los mismos personajes que participan en la elaboración de la política económica de la dictadura continúan después aún en la apertura democrática, hay una vinculación directa de nombres y de cargos incluso.

Esa es la primera distinción grosso modo que no habría que confundir, porque si bien están entrelazadas, muchas veces el apetito personal económico por parte de algunos personajes del Ejército era rechazada o por el resto de las Fuerzas Armadas y por las clases económicamente dominantes, pero hay otra parte de la corrupción, que es la que está entrelazada con esa clase que domina, la política económica del país y que se ve favorecida por eso y para nada está cuestionado ese aspecto.

Hay una parte muy anecdótica e interesante porque hay ribetes de donde nosotros sacamos algunas conclusiones de cómo se mueven en esa interna y es a propósito de este enfrentamiento, que muchas veces viene de atrás.

Los Tenientes de Artigas tenían una ética particular en el sentido de que sus propios dirigentes no estaban en “la mordida”, pero sí a veces los de segunda y tercera línea y tenían un cuestionamiento, por ejemplo, en el caso de Márquez, que era una cosa fuera de serie, “una mandíbula fatal”.

S.B. Nosotros vemos como dos épocas en cuanto a la corrupción; hay todo un período en el que el enriquecimiento y las oportunidades que tienen los individuos están directamente vinculados a las políticas económicas, cuestiones que tienen que ver con las privatizaciones, que tienen que ver con los fondos públicos que se destinan a obras faraónicas como la represa de Palmar, donde el manejo del dinero en función de una política que es establecer una nueva represa en Uruguay para la cuestión de energía y todo lo demás tiene un fundamento político, facilita la corrupción.

Nosotros creemos que hay una inflexión en 1980 con el plebiscito donde gana el NO, donde pierden los puntos de referencia, como diría un connotado militar, “se les van al carajo”, entonces hacen de todo y esos actos de corrupción mafiosa que se dan y que son puntuales para un enriquecimiento rápido y sin ningún tipo de límites como, por ejemplo, la desaparición de un prestamista que manejaba dinero que sacaban los militares de las cajas policiales para hacer préstamos individuales. Bueno, eso también tuvo consecuencias políticas en la interna, porque facilitó, entre otras cosas, y obligó a que Ballestrino, Núñez y otros generales fueran desplazados al retiro, modifica la relación de fuerzas en la Junta de Oficiales Generales y hace que el Goyo tenga los votos necesarios para salir como presidente, que hasta ese momento no los tenía.

Tú ves además cómo el apetito personal infiere, refiere también a situaciones que se dan en la interna y yo creo que la base de todo esto está en la política económica que desarrollaron los militares, que a lo largo de la dictadura, la desplegaron, apoyándose en los técnicos civiles. En eso no había problema, o sea, la política neoliberal transa con la política financiera de considerar Uruguay como un paraíso fiscal, lo desarrollan los civiles, pero con la atenta mirada de los militares que están monitoreando la situación y, por otro lado, viendo cómo se enriquecen, no todos, pero algunos.

El otro plano, y eso es muy interesante para establecer la relación entre la información y los contenidos de las publicaciones militares, es la lucha por el poder interno despiadada entre ellos.

Hay un solo aspecto en el que existe una coincidencia total y en la represión, la aplicación de la doctrina de la seguridad nacional en lo que se refiere a la represión del movimiento popular, después en todos los demás planos hay una lucha sangrienta y es por el control del poder interno, porque el control del poder interno de las Fuerzas Armadas implica el control de la sociedad y el control del Estado, porque ellos estaban insertos en todo.

Lo otro que surge de los documentos, y son novedades, por ejemplo, es un intento de golpe de Estado en 1974, al año del golpe del 73. Esto revela la fragilidad de aquella construcción colectiva de los militares, porque acá no había un Stroessner o un Videla o un Pinochet que tuviera la suma del poder.

La cosa era colectiva, entonces ellos tenían que discutir y negociar todas las posiciones; las negociaciones, por ejemplo, con respecto a los ascensos de coroneles y generales eran motivo de una gran discusión y de negociación donde se refería y se revelaba la relación entre las distintas logias y cuando las contradicciones se volvían antagónicas la cosa era sangrienta, no entre ellos, sangrienta, porque decidió matar a otros para poder cambiar la correlación de fuerzas, como fue con Michelini y como fue con la botella de vino envenenado [cuando muere Cecilia Fontana de Heber] .

Revela una realidad completamente distinta a lo que conocíamos de las Fuerzas Armadas, surge de los propios documentos militares y hay que buscar los documentos militares para poder seguir escribiendo la historia de la dictadura.

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Si se pudiera hacer una trazabilidad a partir de estos elementos hasta el día de hoy, ¿con qué elementos nos podríamos encontrar?

N.P. Uno de los objetivos del libro es que no estamos hablando solamente del pasado; cuando hablamos de los Tenientes de Artigas hay que ver lo que pasa hoy con Cabildo Abierto, que de alguna forma levantan exactamente las mismas banderas; si uno repasa las banderas que levantaban en aquella época y ve lo que hacen hoy, yo diría que tienen un común denominador, es más, hay cosas calcadas.

La otra cosa que es muy importante es cómo estos sectores han conservado parte del poder; el poder de los militares no se acabó el primero de marzo de 1985. ¿Qué es lo que han conservado? Lo que han conservado es el poder a la interna de las Fuerzas Armadas. Hoy pueden estar en nuevo papel por el partido militar, pero hasta hace unos años no tenían esa expresión, entonces se expresaban a través de los círculos militares.

Hoy día se expresan a través del Cabildo Abierto, y eso es una cosa totalmente nueva. ¿Por qué? Porque ellos renegaban de todo eso; lo que pensaban los Tenientes de Artigas y lo que piensan hoy, yo diría que ideológicamente es idéntico, pero políticamente diferente.

Una cosa que tendría que engancharse con el presente, o sea, tener en cuenta todo esto para decir como engancha el discurso de Manini con aquel que al principio hablaba de nacionalismo; cuando se instauró la dictadura los comunicados Nº 4 y Nº 7, si uno repasa, hablan de reforma agraria, de nacionalización del comercio exterior, o sea, de una serie de cosas que utilizó como bandera, pero que después obviamente dejó de lado porque no era el interés para una plataforma política.

Lo mismo pasa hoy, por un lado, despliega un sentido de nacionalismo, pero por otro lado deja pasar UPM, la extranjerización del puerto, todo eso lo deja pasar por conveniencia, pero también hay un sentido o de representación o de pretender representar a determinados sectores atrás de ellos.

S.B. La otra cosa importante del libro es que si bien no habla específicamente de la impunidad, está atravesado por la impunidad, porque todas esas cosas quedaron impunes.

Por ejemplo, lo que pasa con la Armada, la corrupción permanente que hay en la Armada que cada tanto surge algo, hay que pensar si no tiene nada que ver con lo que nosotros describimos en el libro y yo creo que sí tiene gancho, porque en determinado momento, los actos de corrupción se dejan pasar, no se condenan y ahí empieza a construirse una cultura de la impunidad que después sucesivamente se instala a nivel de las instituciones y es moneda corriente.

Nosotros verificamos en el libro, por ejemplo, la confirmación que hasta ahora no se conocía de la actitud de Sanguinetti con respecto a los delitos económicos, con todo el episodio de la Armada.

Primero mereció un juicio militar, de la justicia militar y después un juicio civil, o sea, un juez del ámbito ordinario, no civil sino ordinario; este investiga a raíz de una denuncia del Senado todos los hechos de corrupción, sin embargo, interfiere en esa investigación la Ley de Caducidad y frena la investigación y la Suprema Corte de Justicia por tres a dos dice que hay que archivar, que hay que detener esa investigación judicial y que esa es decisión del Poder Ejecutivo, es decir, Sanguinetti. Ahí nosotros hacemos la reproducción de la decisión que está firmada por él, que decide archivar la corrupción en la Armada y el argumento que usa es fantástico: lo archivó porque en los episodios de corrupción de la Armada no hay ningún elemento relacionado con desapariciones forzadas, y se fija entonces en el artículo dos de la ley de caducidad que dice que quedarán excluidos los casos y serán analizados en los casos de desapariciones y se olvida que el artículo cuatro de la ley dice que están excluidos también los delitos de corrupción, delitos económicos y entonces lo archiva, cuando él tendría que haber investigado.

Su primer período de gobierno está asentado en la política económica que desarrollan Ariel Davrieux, Ricardo Zerbino, Ricardo Páscale, todos los técnicos que fueron el sostén de la política económica de la dictadura.

Hay una continuidad que hace que los delitos económicos no sean investigados; para darte un solo ejemplo: Ricardo Páscale es presidente del Banco Central en el gobierno de Sanguinetti, pero Ricardo Páscale había sido el representante de los militares en la comisión de construcción de la represa de Palmar, que terminó costando 1.000 millones de dólares y que le fue regalado no sé en qué proporción exacta a “Méndez junior”, que era la empresa ejecutora de la represa por asignación directa, no por licitación. Ese era Ricardo Páscale, que fue el presidente del Banco del Plata, que es el primero que genera la venta de carteras deudoras y después entran todos los demás bancos extranjeros, o sea, ese hombre, después, es presidente del Banco Central.

Y cuando UTE y el Parlamento piden información sobre la represa del Palmar, porque al entrar la democracia tenían que seguir pagando y tenían que invertir porque las máquinas tenían fisuras, porque la represa no tenía la altura necesaria, etcétera (y estamos hablando de cientos de millones de dólares), Ricardo Páscale, presidente del Banco Central dice: “Acá no tenemos ninguna información sobre el aspecto monetario de la dictadura”, y eso lo tenemos confirmado, él era el responsable civil de la represa de Palmar. Entonces, ¿Cómo iba Sanguinetti a investigar los hechos de corrupción y los delitos económicos cuando estaban implicados sus principales gestores económicos?

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¿El libro debería provocar a la academia a involucrarse en estos temas y esperar el debate y las respuestas de algunos de los implicados?

S.B. Sobre la última parte de tu pregunta, ojalá los implicados hablaran, entre otras cosas, sería una excelente publicidad para el libro, pero no va a ser así, entre otras cosas, porque tenemos la íntima convicción de que todas nuestras afirmaciones y los relatos, sobre todo las descripciones, están sustentadas en documentación; es más, nosotros reescribimos diálogos enteros que no son una licencia literaria, surgen de la documentación, son textuales.

Sobre la academia nosotros tuvimos una presentación donde participó un historiador muy reconocido, Carlos Demasi, que dijo que nosotros hacíamos un aporte por el tipo de documentos que habíamos encontrado y que habría que seguir investigando.

Yo creo que -y es una opinión muy personal- la academia aceptó sin mayor cuestionamiento que el acceso a la información militar era imposible, entonces toda la visión histórica sobre el proceso de la dictadura está referido más bien a las relaciones entre los políticos y los partidos políticos con la dictadura y no hubo hasta ahora un trabajo sistemático de desmenuzar la interna militar, de definir quién era cada uno, a quiénes representaban, qué objetivos tenía.

En ese sentido nuestro muy humilde aporte consiste en demostrar que es posible encontrar documentos militares y que es necesario encontrar otros documentos militares para redondear la verdadera historia de la dictadura militar.

N.P. Nosotros no somos historiadores, este no es un libro académico ni está mirando desde el punto de vista de la academia. De verdad, lo único que hacemos nosotros es investigar, descubrir cosas y analizar, digerir el conocimiento que fuimos adquiriendo a través de la documentación que teníamos y tratar de hacer pensar.

¿Han encontrado buena disposición a entregar documentación?

S.B. Buena parte de lo que es el libro es a través de documentos que dio esta administración.

N.P. Sin embargo, tampoco todo lo que brilla es oro. Cuando pedimos documentación referida a desaparecidos, siempre nos fue negada sistemáticamente, entonces hay toda una parte oculta que es muy difícil si no hay voluntad desde el presidente hasta el ministro y del ministro para abajo.

¿Ustedes están convencidos de que hay más documentación?

S.B. Por supuesto y lo podemos comprobar porque hemos pedido documentos que están nombrados en otros documentos; hay un documento nombrado por un informe sobre desaparecidos que no aparece, que lo pedimos y no aparece y nos dicen “no existe”, dicen que “no es posible entregar”.

Esto quiere decir que de alguna manera la autoridad civil de la defensa no tiene la capacidad para obligar a la autoridad militar a que entregue la documentación, pero además hay una cosa muy interesante y que es necesario señalar y es que la documentación que nosotros recibimos, muchos materiales, tienen ciertas dificultades, por ejemplo, el foliado y todo lo demás puede dar lugar a ciertas sospechas, pero en términos generales viene todo el material.

Ahora hay algún material que está de alguna manera censurado y lo interesante es que esa censura no se refiere a hechos militares o a personajes militares, sino que se refiere a personaje civiles.

Esta administración tiene la intención de no vincular.

En los sitios que aparecen investigados en la documentación militar a los civiles que estaban involucrados aparece que sus nombres están tachados.

En algún caso, cuando familiares pidió el tribunal de honor de Armando Méndez el ministro [Javier García] dijo que no lo entregaba y que ponía una reserva de 30 años porque no tenía nada que ver con los derechos humanos y resulta que ese documento se refería a todo el episodio del “Operativo Conserva”, que ya estaba en manos del grupo de Verdad y Justicia y nosotros rescatamos el expediente de ese tribunal de honor, entonces lo publicamos en Brecha y el ministro tuvo que levantar la reserva, o el caso del ministro de Ganadería [Fernando Mattos] cuyo tío estaba vinculado con todo el “Operativo Conserva”.

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