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Entrevistas Partido Socialista | Pablo Oribe |

ENTREVISTA

Pablo Oribe: "El Partido Socialista volvió a tener una posición nítida en todos los temas"

El secretario general del Partido Socialista defiende el cambio de línea de partido realizado hace seis años: “Ser ese ‘horcón del medio’ nos desdibujó y nos sacó peso en la opinión pública”.

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En la pasada elección nacional, el Partido Socialista tuvo la peor votación de su historia, logrando una totalidad de 58.000 votos con la lista 90 y consiguiendo así una banca en la Cámara de Senadores, pero sin representación en la Cámara de Diputados.

Oribe residió en Buenos Aires entre 2010 y 2019 como secretario político del Centro Socialista Vivian Trías. Allí se vinculó con lo que llama el “campo popular argentino”. Ahora, como secretario general del partido, Oribe defiende el cambio de línea iniciado por el partido seis años atrás y afirma que hay que profundizarlo. En ese sentido, busca que el partido sea “la cuarta pata” del FA.

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Asumió hace un mes la secretaría general del Partido Socialista. ¿Cuáles fueron sus primeras acciones? ¿Qué tienen planificado?

Calendarizar reuniones y temas de trabajo. La idea es que el partido tenga voz y presencia en todos los temas del país, y poder trabajar en la priorización de algunas agendas de trabajo. Hemos calendarizado, organizado y planificado el trabajo. También planificamos una recorrida por algunos departamentos del interior, en los que queremos dar principalidad al encuentro con los compañeros, como Rivera, Tacuarembó, Colonia, en estas primeras semanas.

¿Qué desafíos tiene el Partido Socialista hoy por hoy y qué piensa afrontar en su periodo?

Nosotros venimos de seis años desde que tenemos la conducción del partido. Eso implicó un cambio de línea y de posición del partido. El desafío que tenemos ahora es profundizar ese cambio de orientación y también darle más solidez a algunas de las cosas que veníamos haciendo. Pero lo vamos a poder hacer porque ya se hizo durante seis años. Lo vinculado a la construcción de un espacio dentro del FA de una orientación socialista como nuestro arco de alianzas. Eso es algo que hay que trabajar. Tener una identidad distinta al espacio que lidera el Movimiento de Participación Popular (MPP), distinta al espacio de Seregnistas y distinta también al del Partido Comunista. Una mirada socialista de los temas liderada por el Partido Socialista. Esto le hace bien al Frente, y es importante poder hacerlo. Vamos a trabajar para que ese espacio, esa cuarta pata del Frente, crezca.

Uno de los pendientes del Partido Socialista es la reforma de sus estatutos, cuya discusión se ha postergado desde 2015. Considerando que uno de los objetivos es solidificar la estructura, ¿existe un plan de trabajo concreto para convocar al congreso de estatutos y avanzar en la creación de un nuevo documento?

Sí, este congreso definió que se encare en el próximo período la convocatoria a un congreso de estatutos para poder trabajar en el cambio de estatutos, en la adaptación un poco del viejo estatuto a las nuevas realidades y demás. Eso está pendiente. Acabamos de votar en el Ejecutivo de la semana pasada la creación de la comisión de estatutos para empezar a trabajar el tema.

¿Qué conclusiones realizan de la elección pasada, donde el partido Socialista tuvo la peor votación en su historia? ¿Por qué cree que se dio?

Hay varios factores. Primero, el partido viene perdiendo votos desde la elección del 1999 que fue el más votado del FA. A partir de 2004 empezó a perder votos sistemáticamente, en un contexto donde el FA crecía, sacando la elección del 2019. El frente creció mucho del 1999 al 2004. Pasó de 40 % a más de 50 % y el Partido Socialista perdió votos. En un Frente más grande tuvimos menos votos. Entonces, creo que hay algo estructural y varios factores que lo explican. También la elección del 2024 tuvo cuestiones coyunturales o excepcionales. El fenómeno de Pepe Mujica hizo una reconfiguración de los votos en la interna de todo el FA y afectó a todos los sectores; no solamente el Partido Socialista perdió votos, el Partido Comunista perdió votos. La 95 de Mario Bergara perdió votos, todos menos el MPP, que creció fuertemente, que sacó más votos cuando Pepe fue presidente y fue el sector más votado de la historia de este país. Eso, claramente, muestra algo excepcional en octubre pasado, que se explica por diversos factores, pero en gran medida por el genio popular de Pepe. Nosotros no podemos quedarnos con esa explicación porque venimos perdiendo votos hace 20 años. Entonces, hay varios factores. Uno es estructural, que hace que los partidos de ideas hoy estén en crisis. La subjetividad política, la fragmentación. Hoy vemos una gran subjetividad política que nace de cambios en la forma de producción, muy notorios, que hacen que la clase trabajadora esté más aislada, más precarizada, más desconfiada de los grandes contenedores del siglo XX, que son los grandes sindicatos y los partidos de ideas como el nuestro, con la estructura del siglo XX. Eso ha hecho que entren en crisis los partidos como el nuestro y los movimientos, y más un partido como el nuestro, que además es enemigo de los personalismos y de los caudillismos en general. Y se le puede sumar un factor más: que venimos de una elección con un cambio generacional muy fuerte.

¿Cómo se lleva adelante entonces el gestionar un partido de ideas justo en un momento en el que ese tipo de partidos están en crisis?

Yo creo que nosotros tenemos ahí también oportunidades. Creo que el cambio de línea de partido es una oportunidad, ya pasaron seis años. El partido volvió a tener una posición nítida en los temas. Antes, por decisiones políticas que habíamos tomado, habíamos definido en el partido no tener ideas tan claras para después ser el que negocia en el Frente, poder ser ese horcón del medio, como se decía. Yo creo que eso nos desdibujó, nos sacó peso en la opinión pública, en los militantes y demás. Ahora venimos de seis años de que el partido tomara decisiones difíciles. En su momento, llevar a Carolina Cosse a la Intendencia de Montevideo fue una decisión muy difícil. Ir contra la Ley de Urgente Consideración y ser uno de los sectores que más impulsó eso, así como el plebiscito de la seguridad social. Esto muestra que es un partido que está acostumbrado a dar las batallas que haya que dar. Eso reacomoda la opinión pública, te muestra como un partido que toma partido, que toma decisiones. Ahí hay una oportunidad política para adelante, pero lo podemos hacer porque hicimos y llevamos seis años de una coherencia muy fuerte del Partido Socialista, con una posición nítida de todos los temas. El desafío ahora es hacer que esas posiciones tengan más fuerza, sean más populares. Pasa también, a mi juicio, en estos tres años que no van a haber elecciones, sacándolas del Frente el año que viene, que el partido pueda liderar la toma de posición de los temas más importantes de este país. El tema de seguridad social es uno. Insistir con el diálogo social, con una perspectiva que estaba incluida en los tres puntos de la plataforma. Con un tema también ambiental, de poder abordar la problemática ambiental, tener propuestas claras sobre eso y trabajar con la sociedad civil para eso. Trabajar con la comunidad también, hacer un trabajo comunitario más fuerte. De poner en valor lo que pasa y la vida que se sostiene ahí.

El tema salud mental es un tema en el que Uruguay no puede no tomar en cuenta. Tenemos una tasa de suicidios que habla de 20 por 100 mil cuando la región tiene cinco, seis o siete, nosotros triplicamos a la región. Cada dos horas hay un intento de suicidio en el país. Esto obviamente hay que problematizarlo, hay que hablar. Esto habla además de una crisis del sentido de la vida. No se soluciona solo con más presupuesto para salud mental. Se soluciona con algo integral, con mejores ingresos, con menos incertidumbre en el mercado laboral. Con poder tener una comunidad más fuerte, que sostenga la vida de muchas y de muchos. Ahí pasa también la mirada socialista por dar una vuelta de tuerca a esto, que no se resuelve solamente con más presupuesto, sino con una mejora integral de cómo vivimos. Y una reflexión también en un tema como la seguridad, con posiciones claras sobre cómo se aborda la política de seguridad de este país y la convivencia general.

En cuanto al tema seguridad, en la última declaración del Comité Central del Partido Socialista afirman que la violencia no se combate con fuerzas de seguridad, sino que también se combate “con comunidad organizada, con trabajo digno, educación, cultura”, etc. Pero también está esa realidad de que las personas necesitan medidas urgentes en esta materia. ¿Cómo se fusionan estas dos visiones?

Es difícil. El primer ministro del Interior con el gobierno del FA fue el compañero José Díaz, que hizo una ley de humanización de las cárceles que es muy buena. Creo que hay que insistir con eso. Tenemos un índice de personas privadas de libertad que es altísimo, en el más alto de la región, también hemos endurecido las penas, eso no resuelve el problema, más bien lo agrava. La política de seguridad se combate con mucha prevención, con represión cuando el delito está sucediendo, no podemos tener miedo a esa palabra, pero también con una política de rehabilitación mucho más fuerte. Nos falta mucho y hay consignas simplistas de mano dura que pueden, cuando uno está desesperado, ser vistas como una solución máxima. Ahora está el modelo Bukele en la vuelta, que violenta un montón de derechos humanos, pero bueno, ha logrado en ciertas condiciones bajar los índices de asesinato, que eran altísimos. La izquierda necesita una política clara de seguridad, abordarlo de manera integral y darle respuestas a la sociedad para que ésta no sea empujada después producto de la desesperación a pensar soluciones simplistas y mesiánicas que no solucionan nada, que lo que hacen es violentar muchos más derechos humanos y todavía no solucionan el problema de fondo.

En esa misma Declaración del Comité Central ustedes afirman que creen en una izquierda que “vuelva a enamorar, una izquierda con épica, que habla de justicia pero también de ternura”. Esa épica de la que hablan, ¿cuándo se perdió y dónde se puede encontrar?

Yo no sé si se perdió la épica, creo, sí, que falta. Yo la veo en nuestra historia. Una historia mucho más larga y ancha que el Partido Socialista. La historia de la épica artiguista, ahí hay una épica muy fuerte de la versión más popular de las revoluciones de independencia de toda nuestra América, con mucho pueblo organizado. El artiguismo fue más por el pueblo organizado que por el caudillo Artigas.

Ahí nuestro pueblo tiene ejemplos de eso. Veo mucha épica en la huelga general: que la clase trabajadora de este país organizada le responda a una dictadura organizando una huelga general tiene una fuerza enorme. Esa huelga y el artiguismo fueron derrotados, pero no: siguen pariendo experiencia, fuerza para adelante, siguen siendo parte de un proyecto de futuro. El Partido Socialista, con la experiencia de la organización de los cañeros en Bella Unión, que fue liderada por el partido, no solamente por el Bebe Sendic cuando era socialista, sino por todo el partido, como una prioridad del trabajo. Lo mismo a los arroceros del Sindicato Único del Arroz.

Es una épica de trabajo colectivo ante el Uruguay de país modelo, Suiza de América, con los eslóganes “Como el Uruguay no hay”, producto de un batllismo muy potente. Pero de repente aparecen las marchas cañeras y hay un montón de laburantes en este país que no tienen derechos, que no tenían el resto del país. Se crea un nuevo sujeto político histórico muy fuerte. Ahí hay mucha épica de organización, de trabajo colectivo. Yo creo que la épica de la izquierda pasa por el trabajo colectivo. Este partido creo que la retoma y la retoma el Frente también cuando en el contexto de la pandemia, y ante una ley como la LUC que lesiona intereses muy sensibles a nuestro pueblo, como la organización sindical, que vulnera derechos de muchas y de muchos, que favorece el lavado y tiene mucha opacidad, se sale a juntar firmas con mucha fuerza para poder llevar a plebiscito esa ley y se logra hacerlo. Ahí hay épica. Lo mismo con la seguridad social. Impulsar esa consulta de la forma que se hizo. Eso eleva la discusión política.

Tener épica es un trabajo colectivo, juntarlo a causas justas, y poder lograr un relato común que junte a todas las luchas que están fragmentadas. Hoy hay mucha política de identidades que se queda en lo micro, y que les es difícil pensarse como una lucha conjunta, en colectivo y demás. Ese es el rol de la política. Si logramos hacer eso, que estamos trabajando para eso, vamos a lograr retomar el rol esencial de la política, que es unir todas las desigualdades y todas las luchas que están fragmentadas en este país. Y por medio de las causas justas, poder darle una épica que movilice.

Pablo Oribe 2

Previo a volver a Uruguay en 2019, estuvo en Buenos Aires como secretario político del Centro Socialista Vivian Trías. ¿Se vinculó con la política argentina?

Sí, yo hacía política para Uruguay, para el Partido Socialista de Uruguay. Pero eso te hacía también tener vínculos con el campo popular argentino. Yo me vinculé con el amplio espectro del campo popular argentino, que implica socialistas, comunistas, algún radical y también peronistas, pero no necesariamente peronistas. En Argentina el peronismo es un movimiento, tiene derecha e izquierda. La izquierda en Argentina puede ser peronista o antiperonista, o puede ser también independiente. Se puede ser de izquierda y gorila, como dicen ellos. Se puede ser de izquierda y popular, y se puede ser de izquierda y no ser ni gorila ni parte del peronismo tampoco.

Si bien va a continuar la gestión de Civila, ¿en qué se van a diferenciar, pese a que son de la misma línea?

Yo creo que hay perfiles distintos. La línea compartida, sin duda. Gonzalo es mi referente político y creo que es un referente importante de toda la izquierda uruguaya y del FA, no solamente del Partido Socialista. Vamos a contar con él en seguir acumulando y en seguir desarrollando el partido. Pero sí hay acentos que se pueden hacer de un perfil que cada uno tiene, que es diferente, ni bueno ni mejor. Pero también hay una línea que ya tiene seis años de existir, de haber avanzado en cosas, en líneas de trabajo, en el trabajo en casas del pueblo, en el trabajo comunitario. Eso ya se inició, hay que continuarlo y mejorarlo, pero ya está iniciado. Hay que partir también de las posiciones osadas que el partido tomó, y seguir defendiéndolas. Hay que politizar todos los temas de la agenda desde una mirada socialista. Ya se venía haciendo, el desafío ahora es continuarlo. Y quizás a lo conceptual, como el partido hizo ahora, como la idea de gravar [con un impuesto] al 1 % más rico, ir más allá. Y además del concepto, poder construir con la sociedad un mecanismo concreto.

El partido tiene el desafío de aportar más imaginación a la izquierda. Nosotros no nos podemos agotar en el progresismo, tenemos que tener una mirada que diga que no es natural la desigualdad, la concentración de la riqueza que existe, la violencia, la crueldad, que no es un natural, que es parte de un sistema que se puede transformar y que para transformarlo no necesariamente lo transformamos maquillando o domesticando las partes más salvajes del sistema, que se puede transformar. Nosotros tenemos una épica que dice que se puede luchar por construir una sociedad de nuevo tipo, no basada en la crueldad, no basada en el egoísmo, no basada en la competencia, sino basada en la cooperación, en la solidaridad, en la empatía. Creo que ahí empezamos a solucionar gran parte de los problemas que tenemos. Pero lo primero es saber que eso es posible, que se puede hacer, que no es que seas infantil por pensar eso. El rol del Partido Socialista tiene que ser incomodar, pero además de incomodar también tiene que ser construir una propuesta, una alternativa superadora a lo que tenemos. Y para eso vamos a trabajar, dándole a la izquierda uruguaya una imaginación política más potente.

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