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Política coronavirus |

Gobernar liberalmente

Estamos para gobernar, no para hacer política

A propósito de una nota de La Diaria

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“No estamos haciendo política, […] estamos gobernando”, y eso es “una responsabilidad superior”, afirmó el presidente Luis Lacalle Pou el lunes 23, cuando daba comienzo a la conferencia de prensa que día a día se produce en Presidencia con el objetivo de ir actualizando los datos y medidas sobre la situación de emergencia sanitaria.

La frase ha dado lugar a una serie de apreciaciones, entre ellas la que hoy publica La Diaria: «él y los integrantes de
su Consejo de Ministros hacen política intensamente, todos los días y de varias formas. No tiene nada de malo por sí mismo, ni podría ser de otra manera. Lo malo es negarlo.»

En el breve análisis del hecho discursivo el medio de prensa capitalino desnuda el objetivo central que se condensa en lo afirmado por el señor Presidente: «Las autoridades nacionales transmiten la idea de que sus decisiones tienen como único objetivo el indiscutible bien de todos, de modo que cuestionarlas es una impertinencia o –peor aún– una repudiable falta de patriotismo. Esta pretensión de estar en un pedestal se ve facilitada por la escasa actividad parlamentaria, las actuales restricciones a la participación ciudadana, y la escasa disposición de Lacalle Pou a intercambiar opiniones fuera de su círculo más cercano».

Se trata, de una gestualidad comunicativa fríamente calculada, del mismo modo que lo es, la posición de alargar en los tiempos de la urgencia, el pedido de la fuerza política mayoritaria del país, el Frente Amplio, de sostener una reunión con el máximo representante del Poder Ejecutivo, para acercar un comjunto de propuestas que ya hoy son de público conocimiento de los ciudadanos.

Desde el Poder Ejecutivo se ha anunciado, sin embargo, que este encuentro será «recién el viernes de la semana próxima; el PIT-CNT le hizo llegar  propuestas hace más de una semana, y todavía no le ha respondido».
Como parte de esta estrategia comunicacional, se ha insistido por parte del gobierno en su clara voluntad de atención y disposición al diálogo pero, tal y como señala La Diaria,  no hay un verdadero diálogo.

El Poder Ejecutivo no sólo no abre el juego, sino que juega al ejercicio grotesco de los soliloquios y al hacerlo a la vista de todos, vía conferencias de prensa, los denomina «transparentes», «participativos».
«Quizá el presidente y sus colaboradores piensan que, con esta manera de actuar, consolidan su posición ante gran parte de la ciudadanía, que en estos tiempos busca seguridad en los liderazgos “fuertes”, se somete a la autoridad sin chistar y se incomoda, se asusta o se indigna cuando alguien expresa discrepancias. Quizá creen que así allanan el camino para concretar su programa económico y social (que, en algunas áreas, ya comienzan a aplicar, con la Covid-19 como coartada).

Sea como fuere, al proclamarse como únicos agentes de la salvación nacional están, también, sembrando cizaña. Fomentan la percepción de una sociedad dividida entre leales y traidores, y sobre eso no puede crecer nada bueno», concluye afirmando La Diaria.

Y esa es la forma más mediocre de desarrollar la política.

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