El Gobierno del Líbano instó a la Organización de las Naciones Unidas (ONU) a detener los bombardeos israelíes contra el país, declaró el primer ministro interino libanés, Najib Mikati, en una reunión gubernamental.
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El pasado fin de semana la tensión entre el Líbano e Israel siguió en aumento, con bombardeos intensos de las Fuerzas de Defensa de Israel y disparos de cohetes por el movimiento chií Hizbulá.
"Pedimos a la ONU, al Consejo de Seguridad y a los países con influencia que defiendan la justicia y pongan fin a la agresión", dijo Mikati, citado por el servicio de prensa del Gobierno libanés.
El primer ministró aseguró que su país sigue comprometido con la Resolución 1701 del Consejo de Seguridad de la ONU, la cual fue adoptada por unanimidad el 11 de agosto de 2006. La Resolució, significó el fin de la guerra entre Israel y Hezbollah, pese a que no logró poner fin al conflicto entre Israel y Hezbollah.
El Gobierno del Líbano, prosiguió, está haciendo todo lo posible para "parar la guerra con Israel" y evitar toda acción que pueda "llevar al abismo".
Las tensiones entre el Líbano e Israel se intensificaron después de que el Ejército israelí atacara el 30 de julio una casa residencial en el barrio de Haret Hreik, en el sur de Beirut, destruyendo por completo el edificio. Entre los muertos se encontraba el alto comandante de Hizbulá Fuad Shukr.
Los días 17 y 18 de septiembre, en distintas partes del Líbano se produjeron explosiones de dispositivos electrónicos, incluidos buscapersonas y walkie-talkies, que dejaron más de 37 muertos y casi 3.000 heridos, según los últimos datos oficiales.
Hizbulá y las autoridades libanesas acusan de esas explosiones a Israel que no ha confirmado ni negado hasta ahora su implicación.
El 20 de septiembre, el Ejército israelí lanzó un supuesto "ataque selectivo" contra la periferia sur de Beirut en el que fueron eliminados Ibrahim Aqil y otros 15 militantes de Hizbulá, entre ellos miembros de la cadena de mando de la Fuerza Radwan