En la jornada del pasado miércoles, cerca de 2000 indígenas de todo el país instalaron sus carpas formando el campamento indígena Tierra Libre (ATL) en la Explanada de los Ministerios, donde se ubican los principales edificios gubernamentales de Brasilia, capital de Brasil. Esta iniciativa se lleva adelante desde 2004, y moviliza miles de indígenas que se reúnen en la capital para reclamar sus derechos. En esta oportunidad, la protesta principal es hacia las políticas impulsadas por el Gobierno del presidente Jair Bolsonaro.
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Llegaron al campamento referentes como la diputada Joênia Batista de Carvalho, primera parlamentaria indígena en la historia de Brasil.
La movilización de esta comunidad consiste en concentrarse durante tres días con el objetivo de reivindicar derechos a través de diferentes actividades. Según información publicada en el portal Nodal, el campamento es vigilado «de manera preventiva» por un dispositivo policial.
“¡Paren de incitar al pueblo contra nosotros! No somos violentos. Violencia es atacar el sagrado derecho de la libre manifestación con tropas armadas”, denunció a través de un comunicado la Articulación de Pueblos Indígenas de Brasil (Apib), organizadora del campamento.
Es preciso recordar que la asunción de Bolsonaro, el pasado 1 de enero, impulsó un fuerte golpe a los puebles indígenas quienes manifiestan su indignación. “El Gobierno de Bolsonaro va en sentido contrario de lo que nosotros ya conseguimos y garantizamos como movimientos indígenas organizados en este país”; “no vamos a permitir, ni dar un paso atrás en nuestros derechos”, aseguró Marcos Xukuru, cacique de la etnia Xukuru.
Parte de la lucha de esta comunidad se basa en que la Constitución Federal de Brasil determina que los pueblos indígenas tienen derecho exclusivo sobre sus tierras, actualmente amenazadas por la deforestación ilegal, y la expansión de la agropecuaria.
Por su parte, Alessandra Munduruku, líder de la etnia Munduruku, expresó que “tenemos un presidente que está entregando nuestras tierras a extranjeros, principalmente a los EE.UU. Nosotros no aceptamos venderlas. Queremos vivir en paz. Que se respeten nuestros derechos y la Constitución”, sentenció.
Según la ONG Survival, en Brasil existen alrededor de 305 tribus que nuclean 900.000 personas, lo que equivale al 0,4 por ciento de la población.