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Cultura y espectáculos coronavirus | pandemia |

Se olvidaron

La industria cultural tras la pandemia

El impacto de la pandemia por la covid-19 en la industria cultural está siendo catastrófico y el Estado no brinda soluciones.

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La cultura suele entenderse como un valor fundante de las sociedades. Nadie niega el impacto positivo que tiene la cultura en la vida de las personas. Cuando comenzó el aislamiento social por el coronavirus muchas y muchos artistas pusieron a disposición de la gente material gratuito en internet, con total altruismo.

Acceder a la cultura es un derecho, eso no se pone en duda, pero es necesario explicitar y resaltar que las trabajadoras y trabajadores de la industria cultural tienen derecho a cobrar por su labor.

De acuerdo a datos de la Cuenta Satélite en Cultura de Uruguay, la industria cultural significaba en 2009 un 1% del PBI y generaba más de 20.000 puestos de trabajo. No hay datos actualizados, pero el informe de la OPP sobre esta industria muestra un crecimiento exponencial en los últimos años. Estos datos tienen que ser matizados con el hecho de que es un ámbito de gran informalidad.

La cadena de la industria cultural se compone por creación, producción, distribución, comercialización y consumo. En cada una de esas etapas intervienen diversos actores: artistas, equipos técnicos, personal esencial para el funcionamiento de los espacios.

Héctor Guido, secretario general de El Galpón, aseguró a Legítima Defensa que además de esta cadena directa hay que tener en cuenta todas las actividades conexas que se desarrollan a raíz de los espectáculos. Por ejemplo, la pizzería de la esquina del teatro trabaja más cuando hay obras por el flujo de gente. También se puede pensar en quienes aprovechan las zafras, como las vacaciones de invierno, para vender fuera de teatros y cines.

El impacto que ha tenido la pandemia en la industria cultural es inmensurable. Lo aseguró Guido, las y los artistas de la escena que integran el colectivo Primer Ensayo, la cantante Florencia Núñez y el equipo de la cooperativa artística Cooparte.

En el caso de los teatros depende mucho de las producciones que se estaban realizando, la cantidad de empleadas y empleados, las actividades esenciales que deben seguir funcionando dentro del teatro aunque esté cerrado. Salvo los elencos estables del Estado, las agrupaciones que no cuentan con sala propia y deben alquilar para presentar funciones también vieron su actividad paralizada por completo.

Guido informó que la partida que debe dar el Estado para el teatro independiente, que bajó de 14 millones de pesos a casi 12 con el recorte del 15% de presupuesto, no ha aparecido. Solo les han dado 4 millones, que no alcanzan para paliar las consecuencias de la inactividad.

Para artistas independientes, como Núñez, el impacto depende de los espectáculos que tuvieron que cancelar, los proyectos que no surgieron, giras, presentaciones de discos.

Además, desde Primer ensayo aseguraron que hay que tener en cuenta que existe un gran número de artistas que trabajan de la docencia, una actividad que (dijo Guido) requiere una gran dedicación. Desde Cooparte informaron que son las y los docentes quienes están recomenzando, lentamente, a cobrar a través del servicio de la cooperativa por labores de docencia, pero los números no se acercan a los que manejaban antes de la pandemia.

Con respecto a posibles soluciones, Guido aseguró que no es suficiente la reapertura de las salas o la posibilidad de dar shows grandes otra vez. El Galpón está en números rojos. Volver a producir espectáculos y reincorporar al personal requiere capital que no poseen.

La situación para artistas independientes no parece ser mejor. Hay personas que no cobran un salario hace 4 meses. En ese sentido, desde Primer ensayo sentenciaron que el subsidio que ofreció el Estado hace unos días, de menos de 7.000 pesos, no alcanza, es indigno y es una forma de ocultar su condición de trabajadoras y trabajadores.

Las personas consultadas no encuentran argumentos para que no abran los espacios donde se desarrollan espectáculos culturales. Se han presentado protocolos, que ya fueron aprobados por el MSP, se han propuesto diferentes formas de reintegrarse a trabajar, pero no hay respuestas. El Estado dejó a la industria cultural, en palabras del colectivo Primer ensayo, desamparada.

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