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Internacionales | Unasur |

Integración suramericana

La unidad de los pueblos «por la cintura cósmica del sur»

El encuentro de presidentes del sur del continente convocado por Lula impulsa el intento de integración suramericana.

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Caras y Caretas Diario

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El encuentro de presidentes del sur del continente convocado por Lula impulsa un nuevo intento para un proceso de integración suramericana, viejo anhelo de gobernantes y pueblos que siguen apostando, en un mundo multipolar, a una región con identidad propia y soberana que posee su fuerza en su unidad y no en su histórica dispersión de naciones.

La convocatoria hecha por Lula tiene por objetivo que los países de Sudamérica establezcan un acuerdo en materia de integración. Lula envió una carta a sus pares donde resalta la necesidad de "revitalizar la integración en América del Sur" y dejar de lado las diferencias. La carta menciona también la necesidad de cooperar en materia de “defensa, salud e infraestructura”.

Dentro de la discusión también estará la reactivación de la Unasur o una estructura similar para la región. Brasil y Argentina anunciaron tiempo atrás su retorno a este organismo, tras el retiro dispuesto por los gobiernos de Bolsonaro y Macri; dicha decisión también fue tomada por otros países como Uruguay.

En tal sentido, la puesta en marcha de la Unasur como centro de la política de integración regional no cuenta con consenso, ya que Lacalle Pou manifestó días atrás su diferencia con esta iniciativa. En entrevista con El Mundo de España, declaró: “Es muy difícil tener procesos a largo o mediano plazo si el sustento es ideológico”. Asimismo, otros gobiernos, como los de Chile, Paraguay y Ecuador, tampoco manifestaron su voluntad de retornar al organismo.

Coloquio Montevideo

Con la idea de aportar a partir del encuentro convocado por Lula para el 30 de mayo en Brasil, partidos políticos de izquierda se reunieron en lo que se denominó “Coloquio Montevideo”, en la idea de plasmar en un documento llamado la “carta de Montevideo”, una serie de propuestas y rumbos para un proceso de integración suramericana.

“Nos parece que se debe reflexionar desde distintos ámbitos abiertamente para que la integración no sea vista desde los gobiernos, sino que tenga componentes de sociedad”, explicó Mónica Xavier, exsenadora, expresidenta del Frente Amplio y una de las organizadoras del encuentro.

El Coloquio Montevideo por la Integración Suramericana tuvo entre sus principales participantes al expresidente colombiano Ernesto Samper (1994-1998), a Pepe Mujica, al ex canciller ecuatoriano Guillaume Long, al exministro de Relaciones Exteriores Rodolfo Nin Novoa, al asesor presidencial de Brasil, Celso Amorim, al exministro de Economía y Comercio chileno Carlos Ominami, al exgobernador de Rio Grande do Sul por el Partido de los Trabajadores Tarso Genro, entre otros.

El desafío más importante a tratar, entre otros, es el futuro de la integración latinoamericana, la creación de un nuevo bloque que agrupe a los 12 países y un posible retorno de la Unasur, corrigiendo los errores que llevaron a su fracaso, como advirtió la experta en relaciones internacionales Nastasia Barceló, de la Udelar, y quien también integrará una de las mesas de debate de la reunión.

No fueron pocas las voces (entre ellas la del expresidente colombiano Ernesto Samper y José Mujica) que hicieron énfasis en que el proceso de integración debe contar con la participación y aspiración de los pueblos.

“Nunca vi una barricada por la unidad latinoamericana”, expresó gráficamente Mujica en la inauguración del encuentro.

En el planteo lo que se propone es que en los ámbitos internacionales también puedan participar, en un pie de igualdad, representantes de los distintos sectores sociales.

Avances y retrocesos

Desde la icónica canción de Armando Tejada Gómez y César Isella “Canción con todos”, que el sueño de un continente unido es la aspiración y, para muchos, la única respuesta para terminar con la balcanización de nuestros países, además de ser uno de los continentes más ricos pero con los mayores índices de desigualdad.

Estos procesos de búsqueda de integración al menos suramericana ha tenido algunas expresiones a nivel institucional, pero también, y con menos prensa, a nivel social.

En lo institucional, en los 90 la apuesta fuerte a la creación del Mercado Común del Sur (Mercosur), un proceso de acuerdos por encima de la integración, que, como se recordará, fue el famoso 4 más 1, y ese uno era Estados Unidos; todo el impulso en la era de gobiernos progresistas desde Venezuela con el ALBA, la Celac, Unasur, etc.

En términos militares, una visión estratégica puso en la mira la creación de comunidades de defensa, integración de las fuerzas armadas en una comunidad como estaba sucediendo en la Comunidad Europea, y en el Sur, a partir de la conducción militar de Brasil en las misiones de paz en Haití (Minustah). Cobró cierta relevancia, al menos en las discusiones de alta estrategia.

Esto implicaba un cambio de paradigma en las políticas de fronteras, donde el país vecino y su potencial militar se dejaba de ver como una amenaza para mancomunar esfuerzos, entre otras cosas para la defensa de la soberanía sobre los recursos naturales respecto de los bloques de poder extra continentales (Estados Unidos, Europa, China).

Proletarios del mundo, uníos

La enorme mayoría de las organizaciones sindicales uruguayas tienen vínculos con los sindicatos de las ramas afines de la región e integran, muchas de ellas, organizaciones regionales.

El Pit-Cnt tiene su propia secretaría de asuntos internacionales, mantiene vínculos con centrales sindicales y sigue con atención la lucha y las reivindicaciones de los trabajadores organizados.

A modo de ejemplo y en la delicada situación que le tocó atravesar a Venezuela a partir de los intentos de desestabilización, el secretario de relaciones internacionales del Pit-Cnt, Jorge Bermúdez, explicaba la postura del movimiento sindical uruguayo: “Desde nuestra central sindical uruguaya, entendemos que no hay posibilidad de salida de la situación de Venezuela si no es a través de un diálogo que busque una salida pacífica, un diálogo que sea dirimido por los propios venezolanos. Está claro que eso no es fácil, está claro que no se resuelve mediante una declaración, ya que las posiciones enfrentadas existen. Así como la paz no se logra solamente mediante un diálogo, tampoco se logra con el acantonamiento de las tropas norteamericanas en las fronteras con Colombia, ni el intento de una caravana de ayuda humanitaria que ingrese por Colombia a Venezuela arriesgando el territorio venezolano bajo las normas de quienes han impulsado una deuda económica y política contra Venezuela”.

En el caso de los cooperativistas de vivienda organizados en Fucvam, han participado en actividades en otros países donde han ido a explicar el modelo cooperativo de ayuda mutua uruguayo, o a expresar su solidaridad al igual que muchísimos sindicatos y otras organizaciones sociales, con las organizaciones sindicales y sociales reprimidas en Perú a partir del golpe de Estado contra Pedro Castillo.

Una experiencia de intercambio, de integración entre tantas, fue la vivida por el secretario general de Fucvam, Gustavo González, con una comunidad campesina en Honduras, de la que extraemos una pequeña anécdota: “La experiencia nace de una ocupación y el triunfo fue logrado por las 23 familias que lograron aguantar hasta el final de esta. La cooperativa de vivienda vino después, pero lo que le dio cohesión al grupo, lo que los unió más, lo que les dio confianza en sus fuerzas fue la ocupación. En cuanto al modelo cooperativo, lo interesante es que le hicieron modificaciones importantes al esquema primario que yo llevaba en mi mente, que naturalmente tenía que ver con mi experiencia en Uruguay, que además era urbana. Citaré solo dos de estas modificaciones, que me parecen muy ilustrativas: cuando les expliqué que las familias deberían hacer aproximadamente 21 horas semanales de ayuda mutua, se miraron y me dijeron: ‘¡No, no Gustavo! Aquí nos vamos a turnar: una semana venimos 11 familias a la construcción de las viviendas y las otras 12 siguen cuidando y trabajando en la producción, y a la semana siguiente cambiamos, y así iremos rotando. Además, trabajaremos hasta que el sol se esconde, porque tenemos que apurar antes de que lleguen las lluvias’. Y cuando les hablé de la propiedad colectiva, me dijeron que estaban totalmente de acuerdo, pero que solo discrepaban en que cuando un socio se fuera había que devolverle el llamado capital social, integrado por todo lo que aportó, en trabajo y dinero. Me fundamentaron que el que se va, se va, y que mientras estuviera gozaría de la vivienda, pero si se iba, se iba, y entraría otro campesino con necesidad de vivienda”.

Es de mencionar el esfuerzo realizado aunque con objetivos menos ambiciosos desde el Foro Social Mundial, un movimiento nacido como respuesta al neoliberalismo imperante sobre fines del siglo pasado y principios del actual.

Con menos prensa y peso institucional, pasito a pasito, se construye una integración de los nadies.

INP. COLOQUIO MONTEVIDEO. Programa ultimo (1).pdf

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