El ministro del Interior Wado de Pedro es hijo de víctimas de la dictadura, apropiado y recuperado por su familia materna, militante de H.I.J.O.S y uno de los pilares de La Cámpora: la historia de vida del elegido de Cristina Fernández de Kirchner para disputar la Presidencia.
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Eduardo de Pedro, más conocido como “Wado”, nació en Mercedes en noviembre de 1976. Tenía pocos meses de vida cuando su padre, Enrique, que militaba en la JP y en Montoneros, fue asesinado por el Ejército. Meses más tarde, su madre, Lucila Révora, fue detenida por un grupo de tareas en su casa de Floresta. Estaba embarazada de ocho meses. Según los testimonios recogidos por la Conadep, llegó sin vida al centro clandestino de detención El Olimpo.
El pequeño “Wado” estaba con su madre cuando fue detenida. Los secuestradores lo dejaron al cuidado de uno de sus vecinos y luego pasaron a buscarlo. La familia materna pudo recuperarlo en enero de 1979 y fue criado en Mercedes por su tía materna, madre de Juan Ignacio Ustarroz, actual intendente de esa localidad bonaerense.
"En lo personal fue muy duro. Primero perdí a mi padre en abril de 1977, tenía cinco meses. Después en octubre de 1978 secuestran y asesinan a mi madre, Lucila (Révora), embarazada de 8 meses y medio. Ahí se produce un tiroteo muy fuerte en la casa donde estábamos viviendo. Yo me salvé de las balas por el cuerpo de mi mamá. Ella me refugia en la bañadera y se pone encima mío", contó sobre el terror que vivió en su casa de Floresta.
En una entrevista reciente, Wado reveló que tiempo atrás caminaba por Las Heras cuando una mujer se acercó y le preguntó si era “Wado”. Él respondió que sí y ella se presentó: le dijo que era la hija de uno de los militares que había asesinado a su madre, Lucila Révora. “Quedate tranquilo, te quiero pedir perdón porque yo tengo a mi padre en la cárcel, lo puedo ir a visitar, puedo pasar las Fiestas con él y sé que vos no”, le dijo entonces la mujer.
Durante su infancia Wado comenzó su tartamudez. En una entrevista televisiva contó que "uno de los hemisferios del cerebro, que es el que razona la parte de la palabra, va más rápido que el hemisferio que tiene que implementar esa palabra”. En aquella oportunidad también señaló que hay "estudios que demuestran que son consecuencia de traumas emocionales. Esos traumas están en mi infancia. Me costaba pedir helado, comida o tocar el portero a un amigo". Una forma de aludir a la marca que significó la pérdida de sus padres.
Según contó años atrás en una entrevista radial, una de las personas que más lo ayudó "a tomar su tartamudez de una manera diferente” fue Néstor Kircher. “Néstor me convocó para una charla ante cinco mil personas, una semana antes de su muerte, y le transmití que yo no hablaba en público, porque era tartamudo. Me respondió que no pasaba nada, que hable como hablo, que lo importante era el contenido. Posteriormente me mandó otro mensaje que decía que el día que me deje de enojar, que baje la guardia, que no me sienta a la defensiva, se me iba a empezar a ir el miedo”, contó el funcionario.
"Desde ese momento empecé a hacer bromas sobre mi tartamudez en reuniones, o presentaciones, empecé a cambiar mi visión respecto de la tartamudez. Hoy puedo decir que romper con el silencio, con la soledad, aceptarse, que las familias lo hablen, es la mejor decisión que se puede tomar” dijo entonces.