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Mundo Argentina |

La elección de Argentina en clave regional

En el tablero de América del Sur se moverá una pieza importante. Será el domingo 11, cuando se conozca en Argentina el resultado de las Primarias Simultáneas Abiertas y Obligatorias (PASO), las cuales mostrarán una foto de la película que podrá resolverse en octubre, si es que las PASO funcionan como una primera vuelta, en el sentido que lo plantean la mayoría de los analistas.

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Por Bernarda Tinetti

En un escenario de hiperpolarización entre una candidatura de derecha y un frente que expresa al campo nacional, nos preguntamos qué implica para el concierto de las naciones de la región el resultado de esta elección. Caras y Caretas entrevistó a varios especialistas que expresaron su opinión sobre lo que se configura para los países vecinos, según triunfe alguna de las dos fuerzas en disputa.

 

Geopolítica regional

“Es una campaña muy difícil. Se intenta evitar que gane un gobierno popular, que plantee un proceso de industrialización autónomo, que no sea dependiente de Estados Unidos (EEUU)”, advierte Celso Amorín, exministro de Relaciones Exteriores y Defensa de Brasil.

En tanto, la investigadora del Consejo Nacional en Investigaciones Técnicas y Científicas (Conicet) y miembro del  Consejo Ejecutivo de Celag, Silvina Romano, considera que “si en Argentina gana el proyecto progresista, es decir, la fórmula Alberto Fernández-Cristina Fernández, permitiría dirigir el escenario regional hacia la negociación estratégica con China, y tomar cierta distancia, aunque no total, de EEUU. También, colocar algún limite al acuerdo Mercosur-Unión Europea. Si a esto se suma la reelección de Evo Morales en Bolivia, llevaría a una nueva articulación regional, que se ha borrado en los últimos años con los gobiernos conservadores”.

En este sentido, Cecilia Merchán, diputada del Parlasur, evalúa que “lo que se describió en nuestra región como una ola de triunfos de las derechas, en Brasil y Argentina, más lo que resultó en Ecuador con la persecución al expresidente Rafael Correa, está puesto en duda a partir del triunfo de Manuel López Obrador en México. Quedó claro que no es una ola que avanza, sino que se puede revertir”.

Por su parte, la periodista y escritora Stella Calloni coloca en un lugar central la injerencia de los EEUU en la campaña electoral: “Es tan importante para el gobierno estadounidense el resultado de los comicios,  que el exsecretario de Estado y asesor de Donald Trump, Henry Kissinger, participa activamente, así como también lo hacen la exdirectora del FMI y su sucesor, o lo demuestra la visita del secretario de EEUU, Mike Pompeo, a la Argentina; a lo que se suman los llamados de Trump a Macri para brindarle todo su apoyo por considerarlo el mejor socio. Mi estimación personal es que se trata del mejor mayordomo”, cuestiona Calloni.

“Es determinante para la región porque se sabrá si esa oleada conservadora que se inició cuando el actual mandatario argentino, Mauricio Macri, fue electo en 2015, y que provocó el derrocamiento de la entonces presidenta de Brasil, Dilma Rousseff, y la posterior  prisión de Lula Da Silva, continúa o se demuestra que fracasó, porque tuvo resultados relativos malos, en lo económico y social, y junto con lo de México, Argentina comienza a revertir ese proceso de derechización regional», afirmo Óscar Laborde, diputado del Parlasur.

 

¿(Des)integración?

América Latina transitó durante las últimas décadas intentos de integración que superen viejos escollos y potencien un bloque con posibilidad de posicionarse -de manera relativamente autónoma- en el sistema mundial.

“Si Argentina vuelve a tener un gobierno de tinte popular, que busque la integración, permitiría pensarnos como un bloque que recupere su propio mercado interno, y se haga fuerte para poder negociar, articular, discutir con el resto del mundo de manera multilateral”, opina Merchán, y agrega: “Esto nos posibilitaría fortalecer todos los lazos, no solamente comerciales, los que ya tenemos establecidos entre nuestros países, sino también lograr una integración política, social y cultural”.

Asimismo, Laborde manifiesta que un triunfo opositor al macrismo “significaría entusiasmo para los pueblos, posibilidades para los sectores populares y mejores condiciones para algunos países que hoy resisten, como Venezuela y Bolivia. También sería un gran impulso para nuestro vecino Uruguay. Y, sobre todo, para poder recomponer la integración virtuosa que se encargaron de despedazar, y que nos había llevado a superar crisis como la del 2008, cuando las economías crecieron, y las condiciones de vida de los pueblos mejoraron. En fin, ser un polo en un mundo multipolar con el Mercosur, la Unasur”.

De igual modo, Romano analiza que además de ganar la fórmula Fernandez-Fernández, como primer paso “tiene que haber un reacomodamiento-redireccionamiento de las relaciones exteriores de Argentina, para equilibrar con otros países y no solamente acercarse a EEUU y la Unión Europea como lo viene haciendo la gestión actual, liquidando cualquier perspectiva de integración regional, más soberana, de autodeterminación y que implica también la posibilidad de aparatos judiciales más autónomos”.

“La relación entre Argentina y Brasil siempre fue muy fuerte. El proceso de democratización de Brasil empezó luego de que comenzara en Argentina. Entonces, la influencia si triunfa la fórmula Fernández- Fernández es muy importante, porque son amigos del pueblo de Brasil, y tienen una visión amplia, vinculada a la justicia social y en línea con los planteos del papa Francisco”, evalúa Amorín.

Para Calloni, hay un trípode base de la integración, compuesto por Brasil, Venezuela y Argentina; “esos tres países, ese triángulo fue el más castigado. Y como saben de esa trascendencia, Bolsonaro se metió en la campaña para intentar evitar la victoria de otro signo político que dé más aire, incluso al pueblo brasilero que se sentiría más acompañado”. Según publicó el diario Folha de Sao Paulo, Jair Bolsonaro, presidente de Brasil, le pidió a Donald Trump que viajara a Argentina antes de octubre para apoyar a Macri.

 

¿Cuáles son las posibilidades de redireccionar las relaciones internacionales?

 “En caso de reelegirse la fórmula actual, lo que vamos a ver es un realineamiento más fuerte de Argentina a poderes hegemónicos, y más si persiste el EEUU de Trump, quien puede ser reelegido. Entonces, en un contexto de guerra económica con China, Argentina, ¿cómo se va a posicionar? ¿Va a aprovechar el vínculo con China? ¿Va a competir con EEUU para venderle las materias primas a China, y que ahora China no le quiere comprar a EEUU? El escenario es muy complejo”, sostiene Romano.

Laborde opina que los próximos años van a estar cruzados por el enfrentamiento de China y Rusia contra EEUU y “el destino de América Latina es, o ser socios incondicionales en esa guerra, en la que tenemos todo para perder con China, o ser autónomos, para movernos como región, vinculándonos con ambos países pero de manera propia”.

“Si cambiara el signo político, por ejemplo -reflexiona Calloni- el Grupo de Lima, que se conformó como pata en la región para colaborar con el “norte” en la guerra contra Venezuela, violando normas internacionales como el derecho a la autodeterminación de los pueblos y la no injerencia, perdería peso ya que una de las cabezas que lo configuran es Macri, asociado a otros integrantes que están juntos solo para cumplir con lo que necesita Washington”.

Para Romano, un reacomodamiento en las relaciones internacionales permitiría “desde los organismos regionales buscar restablecer procesos de justicia más equitativos, y que se alejen de esta ‘juristocracia’, de esta elevación del aparato judicial por encima de los aparatos del Estado, y todo lo que ha sido esta guerra mediática contra líderes políticos”, por un lado. En tanto que por otro, le daría respaldo al México de López Obrador, ya que “es evidente que está muy presionado por ser limítrofe con EEUU, pero si tiene gobiernos donde apoyarse para desarrollar políticas exteriores que permitan, o que inciten a la autodeterminación, se podría propiciar un proceso  interesante”.

Merchán hace eje en el debilitamiento democrático que hubo en la región, a partir de las gestiones de “derecha, que tienen como su punta más alta la detención de Lula Da Silva en Brasil, pero que a su vez tiene en paralelo otras situaciones de persecución de líderes políticos, o referentes sociales, como Milagro Sala en Argentina. Creo que volver a tener una democracia plena en la región también depende de cuáles sean los gobiernos que triunfen en estas próximas elecciones, tanto en Uruguay, como en Bolivia y en Argentina”.

En términos diplomáticos, cuantos más países contemplen “un camino hacia el progresismo, o discutan ciertas aristas del neoliberalismo, más fácil es presionar, porque si los países quedan aislados, o si en este caso los Fernández quedan aislados, es muy complicado…con una Bolivia a la derecha, con Brasil a la derecha, con un Chile que es neoliberal,  prácticamente desde el golpe contra Salvador Allende; y en el caso de Uruguay, si se apuntala un proceso progresista o hay un retorno al conservadurismo, y en EEUU, donde hasta ahora las encuestas dan que gana Trump”, detalla Romano.

Asimismo, Amorín entiende que un próximo gobierno de Macri facilitaría la puesta en marcha de lo que describe como “nuevo ALCA” (Área de Libre Comercio de las Américas), en referencia al acuerdo firmado entre Mercosur y Unión Europea: “Macri es neoliberal y quiere reeditar un Mar del Plata (lugar donde se impidió la aprobación del ALCA), pero al revés”.

En relación a esto, Calloni considera que las políticas que hoy lleva adelante el gobierno argentino van todas en un marco de “dependencia”, que puede traccionar a la región. “Cuando el FMI está mandando desde el Banco Central, estamos en una situación gravísima para la soberanía nacional; la instalación de bases militares, la firma de acuerdos de seguridad de los que la población no se ha enterado, y el congreso tampoco, son todas maniobras de entrega del territorio, que pretenden ser modelo a seguir por los países de Sudamérica”.

 

Patio trasero go home      

La Doctrina Monroe, sintetizada en la frase “América para los americanos”, fue elaborada por John Quincy Adams y atribuida al presidente James Monroe en 1823.

Al respecto, Calloni alerta sobre cómo Trump dijo que están utilizando esa teoría para este período histórico: “Toda América bajo el control de los EEUU, el proyecto trazado para este momento es de geocolonización del continente, y una gran herramienta que usan para ello son los medios masivos de comunicación, o de desinformación, desde donde no solo inoculan miedos, y horadan a los proyectos populares, sino que a la vez ocultan y silencian las manifestaciones contrarias”.

“En la pelea EEUU, China y Rusia, el primero, ¿dispondrá o no del petróleo venezolano? ¿Dispondrá o no de la voluntad de los países de la región para utilizarlos en su pelea? ¿EEUU tendría un aliado interesante, que cuenta con  diversidad, agua y  energía? ¿O tendrá un socio, un par, un bloque, que se mueve con independencia?”, se pregunta Laborde.

Y concluye, “el resultado electoral va a ser fundamental y va a ser recordado, en un sentido u en otro, por mucho tiempo en la historia. El escrutinio va a ser determinante en varios niveles, tal vez solamente comparable con las elecciones que en el año 1945 ganó Juan Domingo Perón, porque se define si se consolida un modelo neoliberal, agroexportador que sumerge en la exclusión a millones de personas, o si retornamos a un país donde el empleo es motor de la economía, donde se impulsa  el consumo interno -que en Argentina justifica el 75% del PBI-, y donde el Estado interviene en favor de la industria nacional y los derechos de los que menos tienen”, desarrolla el diputado del Parlasur.

En el caso de Merchán, resalta que la llegada de un gobierno popular “fortalecería a todos los sectores que buscamos permanentemente ampliación de derechos humanos, que estamos en la búsqueda de cuidar nuestros recursos naturales, de no permitir que el extractivismo nos siga empobreciendo nuestra tierra, nuestra realidad”.

Por su parte, Romano introduce la idea de polarización como un espacio muy bien aprovechado por el marketing político y los medios hegemónicos desde hace muchos años. “Quienes tienen trayectoria como militantes en partidos políticos, y de base, son inmediatamente vinculados a la corrupción y/o a favoritismos o clientelismo como algo malo en sí mismo. En cambio, un empresario no. Se pudo haber hecho rico y no sabemos con cuántas cuentas off shore, pero eso no es ser corrupto, eso es ser inteligente o saber hacer negocios. Esos son todos discursos que se fueron instalando  en los últimos diez años y fortaleciendo con el bombardeo mediático… afirmaciones como que todos los políticos son corruptos, los políticos populares son todos unos chorros, que se vayan todos. Pero entonces, ¿quién queda? ¿Bolsonaro? Porque alguien va a quedar”.

Allí hay una doble operación, porque también se busca esconder lo que es parte constitutiva de la política, según la argumentación de Romano, es decir, que “la política es confrontación, con diálogo, con negociación, pero confrontación. Hay ideas opuestas”.

Finalmente, Calloni da una clave sobre cómo y cuándo puede resquebrajarse el discurso del poder que es propalado desde los medios concentrados.

“La desinformación es masiva, pero en el interior del país las elecciones demostraron que la gente ha pasado por encima de este cerco; sucede cuando la realidad es tan brutal y evidente, tan desdichada”, afirma.

A su vez, la periodista reconocida a nivel mundial remarca que para observar cómo quedó configurada la región, y por qué, hay que entender que “aún no hemos logrado ser independientes, y no hay en estos años una política de descolonización cultural de nuestro pueblo, los gobiernos tienen que asumir eso, no se puede seguir con la misma academia, formada en lo europeo, hay que recuperar la palabra, descolonizar el lenguaje, revisar las constituciones que elaboraron las clases altas para salvarse a sí mismas”.

 

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