La Coordinadora Anti-LUC surgió en el mes de mayo en Ciudad de la Costa y se define como un «espacio de coordinación asambleario abierto a colectivos e individualidades que estén interesados en enfrentar la Ley de Urgente Consideración, organizando actividades de difusión e intercambio en el territorio de la Costa Canaria». Algunos de los colectivos que participan son Mujeres en Alerta, la Intersocial de Salinas, diferentes filiales de Fenapes, así como otras organizaciones y militantes independientes.
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Este grupo de personas comenzó a generar encuentros para estudiar, analizar el articulado, asesorarse con profesionales, para luego comenzar a pensar acciones concretas para salir a pelear en su contra. Talleres informativos, charlas en los barrios, entrega de volantes en ferias, son algunas de las acciones que vienen llevando a cabo. Tiempo después, mediante alianzas con organizaciones y personas de todo el territorio nacional, se logró conformar el Encuentro Anti-LUC de carácter nacional, que actualmente tiene 5 colectivos convocantes: la Coordinadora Anti-LUC, la Coordinadora de Feminismos Uy, Dónde están nuestras gurisas, Globale y Maestrxs contra la LUC.
Caras y Caretas dialogó con integrantes de la Coordinadora Anti-LUC, quienes explicaron cuál es la dinámica de funcionamiento del espacio, así como los principales argumentos en contra de la Ley de Urgente Consideración. Una de las representantes explicó que el espacio funciona mediante asambleas que se realizan cada 15 días. En estas instancias, contó, se construyen consensos, pero no se vota. «Lo más destacable de cómo funciona este espacio es que existe una construcción de acuerdos permanente, a la cual se llega con horas de trabajo colectivo. Hay personas que llegan con posturas diferentes en relación a determinados temas, pero todo se discute y se construye», aseguró, destacando la horizontalidad del espacio de participación. «Tanto las individualidades como los colectivos hemos logrado tener igual voz y escucha y los consensos son construidos de forma colectiva por lo cual nos representan, aunque no expresen lo que cada persona piensa exactamente», agregó. También contaron que una de «las patas fuertes» de la coordinadora es la intención de erradicar la desinformación que observaron que había en el territorio en cuanto a la ley y sus alcances. Para ello, elaboraron materiales informativos de libre difusión realizados sobre nueve ejes temáticos: educación, empresas públicas, represión, patriarcado, vivienda. «Vimos que debido a la pandemia había poco movimiento de la gente, pero a su vez existía un fuerte bombardeo de información, sumado al cerco mediático que tenía la LUC, es así que observamos la necesidad de estar en el territorio y comenzar a autogestionar talleres y volantes para lo cual conseguimos apoyo de organizaciones, sindicatos y también generamos finanzas vendiendo pañuelos y adhesivos a voluntad. La idea era generar recursos para continuar difundiendo, lograr que la gente se movilice y colocar el NO a la LUC en la calle y salir a disputar sentido».
El día 9 de cada mes, fecha en la que se publicó la ley (9 de julio), la Coordinadora Anti-LUC lleva a cabo distintas intervenciones, acciones informativas y también de protesta, en Ciudad de la Costa y en Montevideo.
Consenso: «Ir contra toda la LUC»
Más allá de las diferencias en cuanto a las estrategias y mecanismos para luchar en contra de la LUC, hay algo que la Coordinadora Anti-LUC tiene claro y consensuado. «Hay que ir contra toda la ley». «Algunos de los colectivos integrantes consideran que hay que ir por la vía del referéndum, otros que no, y tenemos esas diferencias, pero eso no impide que sigamos avanzando en la lucha», explicó uno de los integrantes.
Al comenzar a dialogar sobre la postura de la coordinadora, que considera que de instrumentarse un referéndum debería ser «contra toda la ley», señalaron que, en términos generales, se trata de una ley «larga, con lenguaje complejo, que se discutió en tiempos muy acotados y que tiene una propaganda efectiva». «Había algunas mujeres que nos preguntaban por qué estábamos en contra de esta ley si en realidad protegía a las mujeres», contó una de las entrevistadas. «A simple vista, hay artículos que pareciera que nos protegen, pero en realidad nos dejan en peores condiciones. Es por eso que se hace necesario ir al hueso de la ley para ver su alcance», agregó.
Para quienes integran la coordinadora, la LUC «es mala por donde se mire» ya que atenta contra derechos de la mayoría de la población. «Creemos que hay que ir contra toda la ley por varias razones. Principalmente, no se puede permitir que una ley que cambia la estructura del Estado y pone en riesgo derechos conquistados se aplique de esta manera y dejar como antecedente que es válido, justo y democrático que aprueben una ley tan larga con plazos tan cortos».
«Todo lo que la ley plantea es malo. La gente no tiene esa visión y si nos ponemos a pensar, hay artículos que podrían ser visualizados positivamente y podría decirse, por ejemplo, que hay avances en los derechos de los animales. Puede que en ese tema se haya dado un paso, pero es necesario analizarlo bien y si es bueno, que se apruebe de otra manera», expresó otra de las integrantes. «El problema principal es que ninguna ley debería estar hecha de espaldas a la sociedad, ni ser planteada sin tiempo para que la sociedad civil pueda leerla y comprenderla. Y menos estar hecha a espaldas de colectivos directamente implicados», agregó. Por otro lado, desde la coordinadora manifestaron que entienden ir solo contra algunos artículos de la ley va en contra de valores históricos del movimiento social. «Las personas de abajo hemos luchado siempre desde la solidaridad y no podemos simplemente ir contra los artículos que nos involucran o tocan de cerca a cada grupo o persona. Hay que ir contra todos porque en algún lugar afectan a trabajadoras, trabajadores, personas que habitan los barrios o estudiantes», dijo una de las mujeres.
«Ir contra ciertas partes de la ley es dejar luchas por el camino», agregó otro integrante. «Hay gente involucrada de distintos palos. Docentes, empleados públicos, colectivos feministas y, en tal sentido, jerarquizar contra qué parte se va a resistir es dejar de lado intereses de otras personas. Si yo trabajo en una empresa pública, quizá lo más negativo para mí no es lo mismo que para alguien que trabaja en la educación o en las cárceles», argumentó otro compañero.
«Si se define combatir contra artículos específicos, qué pasa con las personas en mayor condición de vulnerabilidad que son atacados, como por ejemplo la población carcelaria, y no tienen posibilidad de generar redes ni de luchar o protestar? ¿No miramos sus necesidades?», agregaron.
Las voces consultadas de la coordinadora se mostraron en desacuerdo con parte del movimiento sindical que se encuentra evaluando plantear un referéndum parcial. «Entendemos que esta ley de alguna manera legitima y promueve cosas que ya se venían transitando desde gobiernos anteriores y que por eso pueden existir acuerdos en determinados asuntos. En tal sentido, creemos que hay una parte del movimiento social que no está siendo fiel a los principios de la independencia de clase. No tenemos que consensuar con partidos políticos para ir contra una ley, sino con la gente de abajo».
Opinaron también que se trata de una ley clasista y que una forma de comprobarlo es analizar los castigos aplicados para los diferentes tipos de delitos. «Personas que cometen delitos como rapiña o abigeato no pueden acceder a la libertad a prueba, mientras que para otros delitos como la pornografía, que quedó confirmado con la Operación Océano que son mayormente cometidos por personas de clase alta, si se contempla el recursos. A su vez, esos tipos de delitos, aunque sean sexuales, tienen penas mucho más leves que el abigeato y la rapiña».
Por otro lado, tildaron a la LUC como «punitivista», cuestionando que no apunta a solucionar problemáticas sociales, sino a profundizar la represión y aumentar los castigos. «Si en una marcha tenes la cara tapada, te pueden disparar. La ley no lo expresa de esa forma, pero dice que si una persona no es identificable, se puede habilitar la represión policial. Si la Policía «piensa» que cierta persona tiene un «arma impropia», aunque sea un termo o una piedra, también están habilitados a reprimir. Hay una avanzada dentro de la autonomía de la Policía para resolver situaciones mediante la represión que ataca a la mayoría de la población».
«Es una ley hecha por hombres blancos, heterosexuales y de clase alta. Todo el resto de la población, de una otra forma, es atacado por esta ley», concluyeron.