Legisladores de la oposición en contra
Los legisladores de la oposición reaccionaron con un rechazo frontal. Golpearon las mesas durante la sesión y acusaron al gobierno de usar a Diella como cortina de humo para encubrir posibles prácticas corruptas. La tensión derivó en la interrupción del debate parlamentario y en un boicot opositor a la votación del programa de gobierno. Finalmente, el plan fue aprobado con 82 votos en un Parlamento de 140 escaños, pero los partidos opositores reclamaron la repetición de la sesión alegando que el debate fue cortado de manera unilateral por la mayoría socialista.
La oposición recurrió a la Corte Constitucional para que determine quién asumirá la responsabilidad de las decisiones tomadas por la inteligencia artificial. “¿Quién controlará a Diella?”, cuestionó el veterano dirigente Sali Berisha. En paralelo, un decreto oficial aclaró que Rama “ejerce tanto la responsabilidad de la creación como del funcionamiento de la ministra virtual”.
El debate trasciende a Albania. Filósofos y expertos en ética tecnológica advirtieron sobre los riesgos de delegar decisiones públicas a un software. Jean-Gabriel Ganascia, especialista en inteligencia artificial, planteó que si la máquina es la encargada de decidir, “ya no hay más responsabilidad, quedamos reducidos al estado de esclavos”. Y agregó: “La democracia se funda en la deliberación. Un político asume sus responsabilidades, pero la idea de una máquina perfecta contra la cual no se puede deliberar es inquietante”.
En el plano técnico, Diella no apareció de la nada. Fue desarrollada en colaboración con Microsoft y ya operaba desde comienzos de 2025 como asistente virtual en la plataforma estatal e-Albania, donde ayudaba a los ciudadanos a realizar trámites en línea. Para su rostro se utilizó la imagen de la actriz Anila Bisha, quien firmó un contrato que permite explotar su identidad hasta diciembre de este año.
Inteligencia artificial: ¿marketing o herramienta contra la corrupción?
La jugada de Rama encaja en una estrategia comunicacional que lo caracteriza. El primer ministro asiste a foros internacionales en zapatillas, anunció la prohibición de TikTok —aunque nunca se aplicó— y abrió campos de migrantes en acuerdo con Italia que luego fueron cuestionados por la justicia de ese país. Ahora, con Diella, intenta proyectar a Albania como un Estado moderno y tecnológico, alineado con los estándares europeos.
Sin embargo, las incógnitas siguen abiertas. ¿Podrá Diella sobrevivir al escrutinio de la Corte Constitucional? ¿Encaja su figura en los procedimientos de la Unión Europea? Y, sobre todo, ¿qué pasará si el sistema que la alimenta recibe datos manipulados? Para el politólogo Lutfi Dervishi, el riesgo existe, “si un sistema corrupto ofrece datos manipulados o si se ponen filtros a lo que no debe ver, Diella simplemente legitimará la vieja corrupción con un nuevo programa”.
Por ahora, Albania entró en la historia como el primer país que nombra a una ministra creada por inteligencia artificial. Resta ver si el experimento se consolida como una herramienta real contra la corrupción o si queda como una maniobra de marketing político en la carrera hacia Bruselas.