Desde el punto de vista biológico, el sistema hormonal femenino ofrece cierta protección en la edad fértil. Los estrógenos ayudan a mantener una mayor elasticidad arterial y un perfil lipídico más favorable, retrasando la aparición de la enfermedad cardiovascular hasta después de la menopausia.
Sin embargo, los especialistas insisten en que los hábitos individuales no explican todo. El informe difundido durante el lanzamiento de la Semana del Corazón 2025 subraya que la construcción social de las masculinidades influye en los comportamientos de salud.
En general, los varones tienden a consultar menos en controles preventivos, a postergar la visita médica y a minimizar los síntomas, lo que retrasa los diagnósticos y reduce las posibilidades de atención temprana. También están más expuestos a entornos laborales de alto riesgo físico y a mayores niveles de estrés no gestionado.
“Las masculinidades tradicionales fomentan conductas de autocuidado deficitarias y una baja adherencia a los servicios de salud”, señala el documento, en línea con las evidencias internacionales.
El panorama se complejiza al observar las diferencias por territorio. En 2024, la tasa de mortalidad cardiovascular en Tacuarembó fue 1,7 veces mayor que en Colonia. Los departamentos del norte y noreste, junto con Rocha, concentran las cifras más elevadas, en buena medida por la pobreza estructural, menor densidad de especialistas y mayores distancias a centros de alta complejidad.
En esas zonas, los hombres enfrentan barreras adicionales para acceder a controles y tratamientos, lo que contribuye a que las brechas de género se agudicen.
Semana del Corazón 2025
La reducción de la mortalidad cardiovascular en Uruguay —que bajó entre un 20% y 25% entre 2005 y 2024— es un logro sanitario, pero mantener la tendencia a la baja implica un doble desafío, por un lado la prevención poblacional, promover la alimentación saludable, la actividad física, la reducción del consumo de tabaco y alcohol, y la seguridad vial. Por otro, hay que priorizar la atención clínica oportuna, mejorar la respuesta rápida frente a infartos y ACV, donde cada minuto puede significar la diferencia entre la vida y la muerte.
Bajo el lema “Construyamos una república de corazones sanos. Cada latido cuenta”, la Semana del Corazón de este año pone el foco en los determinantes sociales de la salud, es decir, las condiciones en que las personas nacen, crecen, viven y trabajan, que marcan de manera decisiva las posibilidades de tener un corazón sano.
La campaña intenta que tanto a nivel individual como comunitario e institucional se asuman compromisos para cambiar la realidad. Los hombres mueren más por enfermedades cardiovasculares que las mujeres, pero esa brecha no es inevitable. Transformar las masculinidades, fortalecer la prevención y garantizar el acceso a servicios de calidad son pasos imprescindibles para que cada latido cuente.