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Like fragancias | Attar | Omán

Aromas del Oriente

¿Cómo renació una de las fragancias más antiguas del mundo?

¿Cuáles son los secretos de la milenaria historia del Attar, una de las fragancias emblemáticas de un pequeño territorio en los límites del continente asiático?

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En ciertos círculos comienza a sentirse de nuevo un aroma ancestral, olvidado por muchos, desconocidos para otros, y que identifica una de las fragancias más emblemáticas –y más costosas - del Sultanato de Omán, pequeño, antiguo y poderoso país en los límites del continente asiático. Se trata del Attar, un perfume elaborado a partir de esencias de aceite, cuya historia comenzó a escribirse hace varios milenios y que parece ofrecer diversas y mútiples propiedades, míticas y reales. Tan balsámico era su influjo, que los médicos de la antigüedad lo recetaban para atemperar el cuerpo.

También conocido como “Ittar”, el uso de esta fragancia era exclusivo de los omaníes, a partir de fórmulas secretas pasadas de generación a generación, como un legado familiar tan exclusivo que producirlo en serie sería poco menos que prostituir o vulgarizar sus encantos.

Sin embargo, la prestigiosa casa de perfumes de lujo Amouage, fundada en 1983 en Omán, quiso reinventar los attares que ya producía, y le encargó a la perfumista Cécile Zarokian darle un nuevo aire a la vieja fragancia, sin sacrificar su alma.

The True Story of Amouage

Zarokian asumió el pedido de Renaud Salmon, director creativo de Amouage, como un desafío a sus sentidos y a toda la experiencia que acumulaba. También, claro está, como un reconocimiento a su talento y capacidad. Orgullosa de tal reconocimiento Cécile asumió que no a cualquiera le confiarían un asunto tan delicado como la reinterpretación de un producto que ha tenido siglos para evolucionar, del que se esperaría que ya dio todo de sí. Para eso, inevitablemente, tendría que volver a los orígenes: el pueblo.

“Olí un amplio espectro de attars de diferentes regiones de Medio Oriente. Visité muchos zocos, contacté a proveedores tradicionales para recibir muestras y discutimos mucho con ellos. Todas las fragancias tenían esa particular dimensión cruda, salvaje, con cierta aspereza y mucha textura, profundidad y riqueza. Es lo que necesitaba trabajar para desarrollar mis fórmulas, sin ello, habría perdido el alma del genuino attar”, relata la prestigiosa maestra perfumista.

El elogio a la diversidad

La diversidad es la clave en las elaboraciones del attar, con una gama que incluye las emblemáticas composiciones con rosa y las versiones más contemporáneas, y cuya elaboración le debe mucho a sus viejos usos, con significativas dosis de misticismo. Así, por ejemplo, los “sadhus” (ascetas) hindúes emprendían su viaje a la iluminación embriagados por sus aromas, al igual que los derviches, célebres por sus danzas giratorias de meditación.

Algunos de sus ingredientes primigenios son flores, hierbas, frutas y especias, lo cual les garantiza un aroma menos artificial, y un mayor fijador. De hecho, cumple todos los requisitos que se buscan en una fragancia de alta gama. Algunos de sus ingredientes primigenios son flores, hierbas, frutas y especias, lo cual les garantiza un aroma menos artificial, y un mayor fijador. De hecho, cumple todos los requisitos que se buscan en una fragancia de alta gama.

Es sabido que esa suerte de cura espiritual, de saneamiento del alma, de honrar un poder supremo, estaba en la raíz misma de un perfume que no nació por arte de magia, aunque su gestación parezca obra de un alquimista.

Hoy conocemos, y el trabajo de la joven perfumista los ha investigado en profundidad, que el proceso para producirlo pasa por la maceración de ingredientes botánicos que infundiéndolos en aceite, generalmente de sándalo, lo añejaban varios meses hasta alcanzar su potencia y matices característicos.

A diferencia de los perfumes modernos, cuya producción es más económica porque usan alcohol u otros elementos sintéticos como base, el attar es tan complejo y especial que reacciona de manera diferente en cada piel. Algunos de sus ingredientes primigenios son flores, hierbas, frutas y especias, lo cual les garantiza un aroma menos artificial, y un mayor fijador. De hecho, cumple todos los requisitos que se buscan en una fragancia de alta gama.

Se trata, sin dudas, de un universo vasto y que, contrario a lo que pudiera pensarse, va más allá de la mera vanidad de “oler bien”. Un buen perfume involucra saberes ancestrales, intenciones y un profundo conocimiento de la naturaleza humana y los resortes que la mueven, como la búsqueda de una identidad. No en vano inspiró el sensorial “thriller” literario “El Perfume”, en el que el escritor alemán Patrick Süskind le redescubrió a sus lectores olores y sensaciones olfativas que por cotidianas pasan desapercibidas.

¿Afrodisíacos?

Según el postulado de la exitosa novela, llevada al cine con los geniales narigudos Dustin Hoffman y Alan Rickman como intérpretes, toda cosa tiene su esencia aromática, y si se destila con sapiencia y sin escrúpulos, puede nacer un perfume tan capaz de alterar los sentidos, que quien lo porte puede someter voluntades a su antojo. Exagerado o no, lo cierto es que muchos perfumes son comercializados y promovidos en virtud de sus propiedades afrodisiacas, porque contienen ingredientes que estimulan la líbido, como el jazmín, la rosa, el sándalo, la canela, el pachulí o el patchouli.

Sin embargo, aunque la publicidad promueve lo contrario, no hay una evidencia científica concluyente que respalde la efectividad afrodisiaca de estos perfumes, o en todo caso, lo que estimula a unos puede repugnar a otros. Pero al menos hay consenso en algo: el attar está un peldaño por encima de otras fragancias, y no solo en precios y años.

Agasajos aromáticos

Para dar una idea de su nivel de complejidad, el Shamama Attar es una mezcla destilada de más de 40 ingredientes entre flores, hierbas y resinas, en tanto el cotizado Mitti Attar consigue capturar un ambiente muy específico, que muchos perciben como el olor a lluvia. Proporcionar esos pequeños agasajos aromáticos han sido milenarias expresiones de hospitalidad en la cultura perfumista cuyo epicentro estuvo en Kannauj, en el estado Uttar Pradesh de la India.

Quería rendir un tributo contemporáneo pero legítimo a esta antigua tradición para ensalzar la herencia y que la gente pueda recordar los orígenes del perfume”, relata Zarokian Quería rendir un tributo contemporáneo pero legítimo a esta antigua tradición para ensalzar la herencia y que la gente pueda recordar los orígenes del perfume”, relata Zarokian

El problema sobrevino con la escasez de muchos ingredientes tradicionales, como las maderas de sándalo y oud silvestre, que aportan ciertas sensaciones sombrías, enigmáticas e intensas que las convierten en una suerte de “piedra filosofal” de la perfumería. De ahí el interés de Amouage en reinventarse con una nueva generación de aceites, que no solo rinden tributo a sus ancestros, si no que poseen personalidad propia, un carácter y una narrativa.

“Quería rendir un tributo contemporáneo pero legítimo a esta antigua tradición para ensalzar la herencia y que la gente pueda recordar los orígenes del perfume”, relata Zarokian, quien destaca entre sus nuevas creaciones al Saffron Hamra, con destilados de azafrán, rosa centifolia y madera de Cade, que homenajea a esa estepa rojiza de las montañas Omán: aroma opulento y balsámico, que estimula el cuerpo, y eleva el espíritu.

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