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La música puede aliviar el dolor crónico

¿Sabías que escuchar las canciones que más te gustan también puede ayudarte a aliviar el dolor crónico?

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Desde los años 70 han sido numerosos los estudios que han investigado cómo la música puede ayudar en distintos procesos terapéuticos. Desde objetivos más intuitivamente relacionados, como facilitar el sueño hasta mejorar la comunicación en el autismo, reducir el dolor crónico, facilitar la memoria en el alzhéimer o promover la rehabilitación física tras un daño cerebral.

Muchos de ellos han descubierto que características propias de la música se relacionan con cambios en algunos factores psicofisiológicos. Por ejemplo, el ritmo o el volumen de la música con la tasa cardíaca o la respiración. Sin embargo, los resultados más interesantes se han encontrado al analizar lo que las personas experimentan al escuchar música.

Cuando escuchamos música, se activan regiones cerebrales relacionadas con las emociones, provocando la regulación de nuestro estado de ánimo. Además, si lo que estamos escuchando es un estilo musical o una canción que nos gusta, nos provocará una sensación inmediata de placer.

El dolor crónico y tus canciones favoritas

Desafortunadamente, aún no están claros cuáles son los mecanismos por los que la música alivia el dolor crónico. Sin embargo, contamos con algunas pistas fruto e inspiración de multitud de investigaciones. Por un lado, el procesamiento de la música y de los componentes afectivo y cognitivo del dolor comparten una estructura cerebral concreta: la corteza cingulada anterior.

Esta está estrechamente conectada con la amígdala y gracias a esta unión está muy implicada en el procesamiento atencional y puede llegar a suprimir respuestas del sistema nervioso autónomo (como el dolor). Uno de los modelos que apoyan las intervenciones con música para el dolor se basa en este hecho.

Para el modelo de la vitalidad cognitiva, lo que facilita los efectos analgésicos de la música es que la experiencia sea significativa, recompensante y absorbente. Si la música nos gusta, se estimulará el sistema de recompensa, actuando como incentivo para que la persona preste atención y se mantenga conectado con esta. Si esto sucede, las sensaciones físicas dejarán de destacar sobre otros estímulos y la atención se dirigirá a la música y el placer que proporciona.

Además, los expertos han destacado el papel crucial de lo que se denomina agencia cognitiva. Este término hace referencia al sentido de control que una persona tiene sobre su ambiente. Así, si la persona elige la música que reproducir, se multiplicarán los efectos beneficiosos de la música sobre el dolor crónico.

Evidencias científicas

Recientemente, se han publicado varios artículos que nos informan de hallazgos muy interesantes relacionados con la música y el dolor crónico. En el año 2020, un grupo liderado por la Universidad de Japón, llevó a cabo una investigación sobre cómo escuchar el estilo de música favorito influye en el umbral del dolor y en la percepción del mismo.

Para ello, sometían a los participantes a una sesión de resonancia magnética funcional. En ella escuchaban música y recibían estímulos moderadamente dolorosos en la piel de sus brazos. Sus resultados mostraron que la sensibilidad al dolor era menor cuando las personas escuchaban su música favorita. Concretamente, el umbral del dolor aumentaba casi el doble cuando su CD favorito se estaba reproduciendo.

Los autores de este trabajo concluyeron que esto se debía a dos razones. Que la activación del giro cingulado anterior se atenuaba, en comparación con aquellos que oían la música elegida por los investigadores. Y que disfrutar de la música que uno elige distrae del dolor.

¿Pero y si este efecto se debe a la familiaridad que nos provoca oír canciones que conocemos? Esto mismo se planteó Claire Howlin de la Universidad de Londres. Junto con el resto del equipo, vieron qué ocurría a 286 personas con dolor crónico cuando le hacían creer que elegían la música y cuando no dependía de ellos.

Sus hallazgos indicaron que quienes pensaban que tenían el control sobre lo que escuchaban estaban más involucradas. Consecuentemente, sintieron un alivio mayor del dolor que llegó a ser significativo durante dos semanas.

Fuente: Con información de "La Mente es Maravillosa"

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