Kim Kardashian viral
El lanzamiento no tardó en viralizarse. En X (ex Twitter) y TikTok, los comentarios oscilaron entre la incredulidad y el humor:
“¿Quién pidió esto?”
“Estoy llamando a la ONU”
“Kim Kardashian se superó a sí misma”.
Otros, en cambio, celebraron el gesto como una provocación inteligente, un producto que, bajo la apariencia de chiste, reivindica el vello corporal femenino en una cultura que lleva décadas borrándolo de la estética dominante.
Medios como People, Page Six y The Daily Beast confirmaron que algunos modelos ya se agotaron, prueba de que, más allá de la burla, el producto funciona como curiosidad coleccionable o símbolo de tendencia.
Moda, tabú y negocio
La “tanga peluda”
La provocación como estrategia
En tiempos de saturación visual, la provocación sigue siendo la herramienta más eficaz del marketing. Kim Kardashian lo sabe: cada polémica se traduce en visibilidad, tráfico y ventas. Durante años, la industria de la belleza impuso la depilación como norma. Traer el vello de vuelta —aunque sea sintético— puede leerse como un gesto simbólico: exponer lo que el canon escondió.