Los bebés de la generación Beta serán los hijos de los millenials (1981-1996) y de los más grandes de la generación Z (1997-2010), y “muchos de ellos vivirán para ver el siglo XXII”, afirma McCrindle. Además, para 2035, representarán “el 16% de la población mundial”.
IA y vida cotidiana
El investigador explica que la generación Beta vivirá en un mundo en el que el límite entre lo físico y lo digital será “indivisible”. La generación Alfa vivió el auge de la tecnología y el avance de la inteligencia artificial, y ahora, esta nueva sociedad tendrá a la IA y la automatización como parte de su vida diaria, “desde la educación y los lugares de trabajo hasta la atención médica y el entretenimiento”.
Estos serán los hijos de padres Z que son más conscientes tanto de los aspectos positivos como las desventajas de la tecnología y las redes sociales, por ende, más propensos a limitar el uso de las pantallas.
Por otro lado, McCrindle señala que la generación Beta “heredará un mundo que se enfrenta a grandes desafíos sociales” como el cambio climático, los cambios demográficos sociales y la rápida urbanización como prioridades, por lo cual “la sostenibilidad no será solo una preferencia, sino una expectativa”.
Al ser influenciados por sus padres, la nueva generación tendrá una “mentalidad más global, más centrada en la comunidad y más colaborativa que nunca”. La conexión con la generación Z también les permitirá manejar su “identidad digital con seguridad y sabiduría”, ya que los ayudará a conservar su individualidad en un mundo dominado por la tecnología en los ámbitos educativo, profesional y personal.