Hacete socio para acceder a este contenido

Para continuar, hacete socio de Caras y Caretas. Si ya formas parte de la comunidad, inicia sesión.

ASOCIARME
Sociedad

Subidos al escarnio

Los daños colaterales de la obsesión por la primicia

La pandemia viene cuestionando las formas de vincularnos y comunicarnos. En el caso de la prensa, de los comunicadores, los limites éticos y su real aporte a una sociedad democrática haciendo prevalecer la información para un juicio critico de la ciudadanía, debe estar constantemente en negritas, para evitar los daños que hemos podido apreciar en este virósico primer año.

Suscribite

Caras y Caretas Diario

En tu email todos los días

Un editorial de Búsqueda firmado por Andrés Danza alertaba sobre los riesgos del lenguaje Seo a nivel de la prensa, ese lenguaje que disputa por ganarse un lugar de preponderancia en los motores de búsqueda, a riesgo de los contenidos medianamente éticos que debería no descuidar.

Lo mismo pasa con la primicia, ese flujo de adrenalina por dar la primera noticia antes que todos los portales, o al menos quedar en el centro del aluvión de titulares, y convertirse en la fuente a la cual referirse.

La prensa amarilla es una categoría bien definida, pero no tanto el amarillismo.

 

Los límites del anonimato

El Sinae, cuando definió la forma en que informaría los datos de los contagios, tuvo el buen tino de proteger la identidad de las personas. Con el miedo y la culpa suelta, revelar la identidad de los contagiados, llevaba a estigmatizarlas y varios sufrieron las consecuencias, sea Carmela Hontou en Carrasco o vecinos del asentamiento El Monarca .

En el primer caso, la empresaria debió soportar las burlas en las redes, pero su acceso a los medios, le permitió brindar su testimonio y alegato.

En el caso del contagiado de El Monarca, la ira incomprensible llegó a que apedrearan la humilde vivienda y a sentir el vacío social a él y su familia.

Si la prensa no es capaz de discernir la diferencia en mantener los anonimatos entre contagiados de coronavirus y los involucrados en la Operación Océano, está sesgada, y en problemas.

 

Controversia maragata

Para muestra tomamos como ejemplo lo ocurrido en la ciudad maragata de San José. En diciembre de 2020, a nueve meses de declarada la emergencia sanitaria y con un ascenso en los brotes, con el Parlamento discutiendo aprobar leyes que reglamentan restricciones al derecho a reunión, con el análisis de que actividades públicas cerrar, el interés de cierta prensa se centraba en ver que reconocida personalidad había contraído la enfermedad y denunciar la ola de contagios que su conducta irresponsable podía acarrear.

La Policía intentaba sin mayores directivas centrales, disolver aglomeraciones sin tener muy preciso el concepto de aglomeración, y las fiscalías no eran ajenas a la presión que les obligaba a actuar contra los que no hacían correcto uso de la “libertad responsable”.

La Intendencia de Montevideo anunciaba que con muchísima tristeza iba a suspender las actividades del concurso de carnaval, y el grupo de humoristas de San José Sociedad Anónima, que venía ensayando y ya tenía su espectáculo casi pronto, decidió dejar de ensayar, haciéndolo el cinco de diciembre por última vez.

Carlos Barceló, además de integrar el famoso conjunto de carnaval, lleva adelante negociaciones con autoridades nacionales y departamentales por el proyecto “Consulado de Cerro Ñato”, un local donde funciona un centro cultural junto a otras organizaciones artísticas y culturales.

El 15 de diciembre, Carlos Barceló da positivo de coronavirus, y luego lo harán el resto de su familia, su esposa y sus dos hijas.

 

Una bomba

La intendenta Ana Bentaberry estuvo reunida con Carlos Barceló por el tema del centro cultural.

Una reunión más, si no fuera porque periodistas ávidos de información reciben la información de que el carnavalero dio positivo de coronavirus.

Quizás porque Otra cabeza es el novel portal de noticias maragato, nacido al influjo de la nueva corriente nacionalista que se alzaría con el triunfo, decidió publicar una nota que sería una bomba de estruendo en una ciudad como San José.

“Bentaberry en aislamiento por contacto con integrantes de Sociedad Anónima” se tituló la nota, con una foto del conjunto detrás.

Barceló comentó a Caras y Caretas que el aluvión de llamadas que recibió, incluidas amenazas de muerte, acusándolo a él y al conjunto por desparramar el virus en San José, fue abrumador.

Sin embargo, no fue quien estrenó la pandemia en el departamento. El 4 de diciembre el exintendente Pedro Bidegain daba positivo, elevando a 13 los casos en aquel departamento, y 200 en todo el país.

 

Terminando en tribunales

Una de las hijas de Barceló, que había trabajado en el medio, solicitó a los responsables de este ver si se le podía dar otro encare a la nota. Tal cual estaba presentada con título e imagen, podía dar lugar a interpretar que más de un integrante del conjunto podía estar contagiado (la nota habla de tres personas integrantes de Sociedad Anónima, pero no aclara que son todos de la familia Barceló) y tampoco dejaba claro que los ensayos se habían suspendido, dando elementos no verídicos como  para realizar un seguimiento correcto del hilo de contagios, y en vez priorizar el lugar de la intendenta, la noticia se torna acusatoria de toda una agrupación.

La nota pertenecía al periodista Diego Casco, con el que se comunicó Barceló, pidiendo modificar la presentación de la nota.

Ante su negativa y algún insulto mediante, cuenta Barceló a Caras y Caretas: “Olvidé aquello de que caliente no vale y salí de mi casa rumbo a la redacción porque esa conversación por teléfono no tenía más sentido y había que hablarlo personalmente”.

Barceló vive a dos cuadras de la redacción, dice que no se cruzó con nadie y, de lejos, la única persona que encontró sin ingresar al edificio le dijo que Casco no se encontraba, por lo que inmediatamente regresó al hogar, y allí se dio cuenta de que había roto la cuarentena.

Como si las amenazas telefónicas, los insultos vía mensajes y algunos que hasta retiraron el saludo al maragato carnavalero no alcanzara, Casco lanzó una campaña mediática por amenazas y presentó una denuncia que investigó la fiscalía de Primer Turno, a cargo del fiscal Alfredo Ruiz, contra Barceló.

El fiscal no encontró pruebas suficientes para la formalización por amenazas, pero estaba el asunto aquel de la violación de la cuarentena, asunto que dirigentes del oficialismo y desde los grandes medios pedían como una medida ejemplarizante para toda la sociedad.

Sin embargo, la ley tenía media sanción, y, aun sancionada, no se pudo comprobar que la salida del hogar de Barceló generara nuevos brotes o contagios.

 

Convalecencia social

Barceló ya se se recuperó del Coronavirus, pero los efectos poscontagio en la sociedad maragata siguen vigentes. En una ciudad polarizada como tradicionalmente es San José, el manejo de los comunicadores resulta mas que importante para tomar objetiva distancia de las polémicas y no terminar difundiendo una visión unilateral.

Lo de Barceló es una muestra local de un fenómeno más extendido y que obedece a una filosofía punitiva instalada en buena parte de nuestra sociedad, que empatiza con un modelo global intolerante y autoritario.

Dejá tu comentario

Forma parte de los que luchamos por la libertad de información.

Hacete socio de Caras y Caretas y ayudanos a seguir mostrando lo que nadie te muestra.

HACETE SOCIO