Por Ricardo Pose
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Del popular dicho “Al árbol lo conoceréis por sus frutos”, podemos afirmar que al árbol ya lo conocemos, y el paso del tiempo dirá cuánta herencia genética contienen estos frutos .
Luis Alberto Lacalle Herrera, cerno y corteza del herrerismo, es y será recordado en los anales de la historia política uruguaya, como el gobernante que junto a sus colegas de la región, Carlos Menem, Fernando Collor de Mello y Andrés Rodríguez, aplicaron la receta neoliberal, instrumentando un Mercosur de países socios de los intereses de Estados Unidos, conocido como el pacto 4+1.
Instaló su gobierno aplicando un ajuste fiscal, mediante una política de shock, con los votos de una coalición, denominada pomposamente “Gobierno de Coincidencia Nacional”.
Ley de urgente consideración y coalición multicolor, es la actualización semántica de iguales contenidos; Luis Alberto puede sentirse orgulloso de la herencia genética y fidelidad parental de uno de sus frutos, Luis Alberto Alejandro Aparicio.
Pero también fue el gobierno del asesinato de manifestantes; por eso genera alarma que Lacalle Pou imponga, antes de cualquier manifestación, el concepto de infiltrados.
Y el gobierno de Lacalle Herrera también fue el gobierno en que se realizaron los casos más escandalosos de corrupción, y el nombre del otro árbol de este monte nacionalista, Juan Carlos Raffo, no pasó inadvertido.
Las rutas de Juan Carlos
Escritor, legislador y militante del riñón nacionalista, Juan Carlos Raffo ocupó la cartera de transporte durante un año en el gobierno de Luis Lacalle.
Su nombre fue de los tantos que anduvo por los estrados judiciales, vinculados al empresario Svetogorsky, quien sostuvo ante la Justicia, en su momento, que su forma de acercarse a los políticos era importante para que conocieran su empresa y tenerle confianza como empresario, y dado que su cliente era el Estado, sus jerarcas debían ser agasajados.
El 16 de junio de 1996 una denuncia presentada por Teódilo Maciel (exchofer del empresario), que alcanzó judicialmente la etapa de presumario, fue la referida a una donación de 10.000 dólares por parte de Svetogorsky al exministro de Transporte Juan Carlos Raffo, cuyo recibo había fotocopiado Maciel.
Quedó revelada la magnitud y extensión de sus vínculos políticos: el empresario entregó a la Justicia bonos y recibos por otros 174.000 dólares donados a los partidos Nacional, preferentemente, y Colorado, previamente a las elecciones de 1994 .
Raffo sostuvo que en 1992 recibió 10.000 dólares iniciales, donados por Svetogorsky, y fueron utilizados para la campaña contra la ley de empresas públicas.
Mas allá de las resoluciones judiciales, quedó comprobada la existencia de donaciones a los partidos por parte de grupos de interés económico, hasta nuestros días, y sirva como política de fe la no votación por parte del Partido Nacional, entre otros de la oposición, de la Ley de Financiamiento de los Partidos Políticos.
Un fruto primoroso
Laura Raffo es sin dudas el fruto de Juan Carlos, pero muy especialmente de la coalición multicolor.
Aunque han manejado opciones políticamente mas potentes, el periodismo militante de Laura, su vinculación y pertenencia al mundo empresarial y de las finanzas, compartir generación y abolengo con el presidente Luis Lacalle, la convirtieron en una candidatura tangible.
Su imagen también, a pesar de la exposición mediática y sus prácticamente editoriales en temas de economía, desde las páginas de El Observador y Telemundo es la de alguien que no pertenece exclusivamente al mundo de la política, y que incluso rechazó anteriores propuestas de candidaturas.
No corrió la misma suerte la primigenia candidatura de los coaligados, del otro militante desde los medios de comunicación, Gerardo Sotelo.
La repartija recién después de muchas rispideces, incluso mediáticas, cuajó.
Andrés Ojeda por los colorados, Gerardo Sotelo por los independientes, José Luis Alonso por los cabildantes y Romina Fasulo por el Partido de la Gente serán los suplentes de Raffo.
La imposición mediática
Seguramente mucho antes de que Luis Lacalle Pou informara públicamente a través de su cuenta de Twitter la candidatura de Raffo, El País ya tenía prontas las notas que, dando un detallado perfil de la candidata, permitieran imponerla públicamente.
A su perfil profesional, hay que agregarle su condición de mujer y madre; una economista, por mas capacitada que luzca, es una imagen fría, no muy cercana a la cotidianidad de la gente.
Para eso, corre con la ventaja de ser una integrante predilecta de la casa, tanto canal 12 como El País, dos medios que, además, han sido desde sus políticas editoriales pasquines mediáticos del sector herrerista del Partido Nacional.
Una nacionalista, docemundista y paisista, por más señas, al frente de un elenco multicolor que no ha demostrado, en este proceso, que contenga el apetito de cargos electorales y un método acorde a una alianza política que pretende perdurar estos cinco años de gobierno.
Los frutos no caen lejos del árbol
Apostamos a que Laura, mujer madura ya, con el bagaje de experiencia acumulada integrando importantes firmas internacionales, conferencista en temas de economía, integrante del directorio del Banco Santander, superará la gestión paterna, poniendo claros limites entre el interés publico y privado.
Lacalle Pou tiene en la gestión de su padre un manual casi enciclopédico de lo que no debería hacer y de lo que menos debería descuidar.
Laura y Luis no la tienen fácil, sin embargo, debiendo responder al puzle político de aliados que se han armado; sus aliados traen en su caravana de trazabilidad los escándalos desde Focoex hasta el cangrejo rojo.
Los cabildantes les aportan todas las causas judiciales en materia de violaciones constitucionales y a los derechos humanos.
Laura y Luis, sin desconocer la savia de los árboles de los cuales provienen, podrían plantearse transformase en semilla, lejos de su sombra.
Pero no lo han hecho ni lo harán por convicción personal, pero sí, hasta nuevo aviso, por compromisos políticos.
Laura avanza fina y elegante hacia el palacio municipal, sin tener muy claro en qué baile la metieron.
Lo que sí parece claro es que su nombre evitó a tiempo la implosión de los multicoloridos.