En 50 años el Frente Amplio atravesó distintos periodos históricos y de gestión de gobierno.
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Empezar diciendo que el Frente Amplio fue producto y productor de las luchas de nuestro movimiento popular, con un sesgo unitario que viene del fondo de su historia. La primera representación parlamentaria de la izquierda en 1910 fue Frugoni como diputado socialista, como producto de una coalición que se llamó Coalición Liberal Socialista que respondía a una alianza para esas elecciones entre el Partido Socialista y el Partido Liberal que encabezaba el doctor Pedro Díaz (abuelo de Daniel Díaz Maynard).
Esa fue una inteligente estrategia de sumar fuerzas y de la importancia de la amplitud, ya que siendo el Partido Socialista la fuerza electoral más importante, le cedió el primer lugar y salió diputado el Dr. Díaz que representaba un pequeño partido que luego dejó de existir.
El Frente nació ademas con una curiosidad uruguaya; la unidad social o sindical siempre fue anterior a la unidad política. Antes del Partido Socialista, estuvo la Federación Obrera Regional Uruguaya (FORU) a principios del siglo XX, integrante de la AIT (Asociación Internacional de Trabajadores) y cuando creamos hace 50 años el Frente Amplio, se produjo el Congreso del Pueblo y el proceso de unificación sindical en torno a la CNT, con una impronta muy especial producto de la historia del movimiento sindical de influencia libertaria, anarquista.
Nace el Frente Amplio y enseguida se produce el golpe de Estado.
El Frente fue no solo la mayor expresión perdurable de unidad de Uruguay, sino de América y en términos futboleros, del mundo. Surgió en un momento en que había un gobierno elegido democráticamente, pero que se fue convirtiendo en una cuasi dictadura legal, encabezada por Pacheco Areco cuando asume como presidente a la muerte de Gestido. Eso fue profundizando la unidad del movimiento popular uruguayo, esa búsqueda permanente de unidad que venía desde 1910 y reponiéndose incluso a la división socialista-comunista de 1920.
Y la influencia de los Frentes Populares de la República Española.
Sin dudas, y antes la dictadura de Terra generando un proceso de unidad incluso con un levantamiento armado integrado por las fuerzas democráticas. En las primera elecciones luego de la dictadura de Terra, en 1938, Frugoni fue candidato a la presidencia y recibió el voto de los sectores democráticos, comunistas, blancos independientes, batllistas, obteniendo el partido socialista su banca más numerosa con tres diputados, Frugoni, Cardozo, Troitiño.
Sobre los 60 vino la experiencia de dos procesos unitarios; la de los socialistas con la Unidad Popular, y los comunistas con el Fidel, hasta llegar a 1971 con la fundación del Frente Amplio con la presencia de Terra del PDC, de Michelini y Roballo del Partido Colorado, Rodríguez Camuso del Partido Nacional y luego se sumará Erro.
Surge en una etapa en que la cuestión del poder estaba bien presente en el horizonte de la izquierda.
Sí, con la presencia de una organización que hace política con armas que fue el MLN-Tupamaros. En ese marco, al decir de Seregni, el Frente nació como una fuerza de paz y pacificadora.
El golpe ya se venía gestando por la Doctrina de la Seguridad Nacional en toda América Latina, así que a los dos años de nacido el Frente debió enfrentar los dos golpes de Estado, el de febrero de 1973 y el definitivo del 27 junio, dado por una coalición cívico militar.
El Frente tuvo su costo con la mayoría de sus partidos ilegalizados, militantes muertos, presos y exiliados. En ese marco su norte fue la lucha política desde la cárcel, desde la clandestinidad, desde el exilio hasta llegar a la apertura de 1984.
En la definición política en una izquierda que discutía sobre las vías de toma del poder, ¿el Frente Amplio optó por el modelo de la Unidad Popular de Chile con la presidencia de Salvador Allende?
Había dos expresiones claras en el movimiento popular; una era la experiencia de las revoluciones armadas, las de Bolivia en los 50 y la cubana en 1959, la centroamericana unos años después, en Venezuela, y por otro lado la experiencia de la Unidad Popular en Chile por la vía democrática, esa que incluso proclamó un líder guerrillero en Uruguay como el Che Guevara cuando dijo que mientras estuviera abierta la lucha democrática, había que seguir por ese sendero y eso fue lo que hizo el Frente Amplio.
El programa político del Frente tenía una definición claramente antiimperialista, pero ¿también visualizaba la transformación socialista de la sociedad?
El Frente fue un ejemplo de unidad en la diversidad y entre ellos estábamos quienes sin renunciar a nuestras ideas socialistas y revolucionarias aceptábamos el camino de paz y pacificador del Frente y su programa, nacional, popular y democrático, antiimperialista y antioligárquico, pero claramente no era un programa socialista.
Hay politólogos que concluyen que la lucha frenteamplista de recuperar la democracia con un Estado de derecho relegó de su horizonte la lucha por el poder.
No exactamente; la reapertura democrática en 1984 centró su esfuerzo en la consolidación del Estado de derecho; la izquierda del 71 de definición marxista nunca perdió la brújula de la transformación revolucionaria por la vía democrática de la sociedad, y cuando digo revolucionaria no digo armada; las armas no cambian la naturaleza de un proyecto político.
Tu escribiste un material cuando se presentó por primera vez la posibilidad de triunfo del gobierno nacional sobre la necesidad de advertir algunos rasgos culturales en términos de Gramsci de la sociedad uruguaya para un gobierno progresista. ¿El tema cultural fue un debe de los gobiernos frenteamplistas?
Es posible que al poner el acento en la trasformación práctica del país, se debilitaran las otras postulaciones de la izquierda uruguaya y por ahí cometimos errores, que el balance y el análisis autocrítico pondrán el acento. Yo creo que el Frente debió haber corrido la brújula un poco más hacia la izquierda, nos quedamos en la Reforma Tributaria, nos quedamos en la seguridad pública en un corrimiento nada recomendable y en otros aspectos.
El espíritu del Frente del 71 cuando hace 50 años firmamos en la sala -hoy Zelmar Michelini- del Senado el acuerdo fundacional no es el que rige actualmente en la izquierda, pero un giro tenemos que dar para pararnos en un país que no es el mismo de hace 50 años. El gobierno del Frente en 15 años hizo transformaciones, Uruguay es diferente, pero tenemos que tener siempre una visión transformadora en el camino de una nueva sociedad, libre y sin clases.
El Frente nació como la síntesis política de la unidad social y sindical, pero el documento de autocrítica reconoce el divorcio con lo social y sindical en los gobiernos del FA. ¿Compartes esa valoración? ¿Cómo se desanda el camino?
El movimiento social creció mucho en los últimos tiempos; antes hablar del movimiento social era básicamente el sindical y el estudiantil. Ahora hay otros componentes muy importantes del movimiento social como los feminismos, el ambientalismo, la diversidad, se ha enriquecido mucho el campo popular, y en esa transformación y heterogeneidad, el Frente perdió el rumbo y desatendimos esa realidad y no hicimos los cambios importantes que habría que hacer. La izquierda hoy tiene que ser feminista, ambientalista, partidaria de la diversidad, que eso siempre tuvo en la izquierda, pero tuvimos la izquierda de principios del siglo XX, de mediados y fines del siglo XX, pero se perdió esa visión de los dos brazos, el brazo político y el brazo social, antes decíamos el brazo obrero estudiantil.
El fallecimiento de Tabaré es una señal de una generación de izquierda que se está yendo biológicamente, poniendo de forma urgente el tema de los recambios. ¿Cuál debería ser el mejor proceso de recambio de líderes en la izquierda? ¿Como se dio naturalmente en 1971 o es válido a partir de las distintas candidaturas?
En estos 50 años hubo un proceso organizativo, programático y de liderazgos que se inició con Seregni en el 71, que luego devino en tres liderazgos fuertes: Tabaré, Pepe y Danilo, eso está tocando su fin. Debemos tomar en cuenta los errores y convertir las crisis en cambios importantes. La nueva conducción o liderazgo debe ser fruto de ese proceso de organización y concientización del movimiento popular, fuerza política plural y movimiento social y no producto solo del entorno de las candidaturas.
¿Cuáles deberían ser las definiciones que debería tomar el Frente Amplio para categorizarla como una fuerza política de izquierda?
Respuesta muy complicada. Yo creo verme retirado de la actividad pública para dejar espacio a las nuevas generaciones, pero desde mi militancia en el comité de base, en la Fundación Vivian Trías, en el Partido Socialista, tengo la intuición a los 89 años de que en las bases del Frente Amplio hay un deseo muy firme de un cambio hacia la izquierda. Por ejemplo, hicimos una muy buena Reforma Tributaria, pero no podemos seguir con la ley de 2005, debemos profundizar que paguen más lo que más tienen y menos los que menos tienen. Debemos profundizar en el plano de las ideas y de ahí que nazcan los nuevos liderazgos.
¿El Frente está ejerciendo un rol de fuerza opositora parapetado en el Parlamento?
Ahí tenemos un problema. El Frente se ha fortalecido mas en el plano institucional que en el social. No se trata de copar el movimiento social, pero sí que los frenteamplistas sean impulsores, protagonistas de esos movimientos, para lograr un ensamble desde la autonomía de cada uno, pero no quedarnos en el Parlamento, muchas veces con una situación entre las bancadas no muy recomendable; debiera haber una bancada única del Frente y no una de diputados y otra de Senado, generando una dualidad no conveniente.