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Los números rojos: El cuco del cambio y el pasado de la coalición como gobierno

Estamos en campaña y eso ya es algo sabido; es por esto que vale la pena repasar cuáles han sido los discursos y las opiniones de los principales referentes políticos de algunos partidos sobre los últimos gobiernos. Sobre todo, para ver cómo estas declaraciones se vinculan con los hechos y la realidad.

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Por Matías Matta

Una de las cosas que más hemos escuchado en 2018 son declaraciones sobre la situación económica del país, sobre los impuestos, los precios y algunas otras cuestiones que pueden sonar, dichas en pomposas declaraciones, como si el país estuviera a punto de quebrar. Sin embargo, existen algunos números que no muestran lo mismo. Si tenemos en cuenta cómo han evolucionado a los largo de los últimos años la inflación (1), las tarifas públicas (2) y el salario (3), y analizamos las repercusiones de estos números sobre la economía uruguaya, vemos que no sólo estamos lejos de una crisis, sino que, por el contrario, nos encontramos transitando una larga etapa de estabilidad con unas características sin precedentes para nuestro país.

Si analizamos la evolución de estas cifras y las comparamos a lo largo del tiempo, vemos cómo sus efectos han repercutido en la calidad de vida de la gran mayoría de los uruguayos, incluso la de aquellos que pronostican la debacle. Debemos aclarar, sin embargo, que esto no significa que Uruguay no sea un “país caro”; de hecho, sí lo es. No obstante, en comparación con otros países de la región, “más baratos”, existen enormes diferencias con respecto a las condiciones de vida y las oportunidades de progreso y ascenso social. Y nuestros índices se encuentran por encima de la media regional, por lejos. Al mismo tiempo también vale la pena destacar que los precios, en general (dentro del sistema capitalista), se rigen por la ley de la oferta y la demanda, ley por la cual mientras más se demanda un producto, más aumenta su precio. Es decir, si muchos precios en Uruguay suben, se debe a que las personas más los compran, y si las personas más los compran, es porque su situación económica es mejor.

Otra de las particularidades que han tenido varias de las declaraciones hechas en el correr de este año son aquellas que se vinculan con la necesidad de cambiar el color del gobierno de turno en el entendido de que esto es bueno para la democracia y para la ciudadanía en general. Es decir, parecería que el solo hecho de cambiar es bueno de por sí, independientemente de lo que se quiera cambiar. Este aspecto se vincula con el anterior, ya que quienes proponen este cambio se apoyan en que la situación del país es un desastre y por eso hay que cambiar. Sin embargo, es relato conocido por cualquier ciudadano de nuestro país que se cambia lo que está mal y no lo que está bien o, mejor dicho, lo que está mayoritariamente mal y no lo que está mayoritariamente bien. O la tan mentada frase de Uruguay: “Equipo que gana no se toca”. Pero este discurso del cambio tiene además otra característica importante que se debe tener en cuenta y que podría formularse como una pregunta: ¿qué es lo que se quiere cambiar? La primera respuesta que surge casi espontáneamente es: el gobierno. Y con esto surge la segunda pregunta: ¿cambiar el gobierno actual por qué tipo de gobierno?. Y las respuesta que se ha dado durante este 2018 ha sido: por un gobierno de coalición.

Trataremos de demostrar entonces en las siguiente líneas como los discursos más sonados y repetidos durante 2018 -es decir, aquellos que se vinculan con un país en ruina y la necesidad del cambio- no tienen sustento en las cifras que se mencionan con anterioridad: la inflación, las tarifas y el salario.

Con respecto a la inflación, la Tabla 1 muestra la evolución de la misma entre 1985 y 2018. Lo primero que se debe destacar de esta tabla son los significativos niveles de estabilidad que ha presentado la inflación a partir de finales de 1999, aunque vale la pena señalar al mismo tiempo que los niveles de consumo y bienestar  entre 1999 y 2004 son significativamente menores que en cualquiera de los períodos posteriores. No obstante, la inflación para estos últimos períodos ha sido muy estable en comparación con el resto de los períodos de la serie. La estabilidad económica y el crecimiento, entonces, ha sido la tónica de los últimos períodos de gobierno, por lo que las predicciones de crisis, pasadas y posteriores, mueren al terminar los discursos.

Por otro lado, otro discurso que se ha instalado recurrentemente es el del aumento de las tarifas de los servicios públicos en los últimos períodos de gobierno, sin embargo, el Gráfico 1 muestra como esto no parecería ser cierto. Como muestra el referido gráfico, el precio de la tarifas desde 2004 hasta la fecha no ha hecho más que disminuir. Estas cifras nos muestran también cómo las declaraciones y varios discursos que hemos escuchado durante este 2018 no han sido otra cosa que palabras sin sustento, que han tratado de deslegitimar a las empresas públicas en particular y a la política económica en general.

Por último, y con respecto al salario, abordaremos dos aspectos: por un lado, el Salario Mínimo Nacional y, por otro, el Índice Medio de Salarios. Con respecto al primero, el Gráfico 2 nos muestra cómo este salario ha ido aumentando exponencialmente a partir del año 2004, elevando con esto el nivel de vida de muchos uruguayos y, sobre todo, de los más marginados de nuestra sociedad; esto es así porque aquellos quienes reciben esta remuneración mínima son a su vez, en la mayoría de los casos, personas con altos niveles de vulnerabilidad y bajos niveles de educación, de acceso a los servicios, etc.

Por otro lado, mirando nuevamente el Gráfico 1, vemos como el Índice Medio de Salarios ha ido aumentando de manera constante desde el año 2004 y muy por encima del precio de las tarifas públicas. Esto quiere decir que el poder adquisitivo de la población uruguaya ha ido creciendo, mejorando con esto los niveles de vida de la mayor parte de nuestra población.

 

Algunas consideraciones finales

Primero, señalar nuevamente, que parece claro que vivimos en un país caro con respecto al resto de América Latina. No obstante, debemos tener en cuenta nuestros niveles de vida también en comparación con el resto de la región. Sería hacerse trampas al solitario comparar una cosa y no la otra. La pregunta que surge con respecto a esto es la siguiente. ¿Preferimos un país más barato y disminuir nuestro niveles de acceso a productos y servicios? ¿O preferimos mantener nuestros niveles de accesos a los productos y servicios, con la perspectiva futura de seguir aumentando el salario, bajando el nivel de los precios y las tarifas?

Segundo, decir que parece claro que lejos de estar “muy mal” como país, cada cifra que abordamos nos muestra de manera clara, y sin una posible doble lectura, que en estos términos, Uruguay ha avanzado de manera importante, repercutiendo esto sobre la calidad de vida de todos los uruguayos.

Tercero, las predicciones de crisis y “barranca abajo” han sido recurrentes en los últimos años y aunque estas declaraciones tienen un efecto inmediato en la perspectivas económicas, hasta el momento no hemos pasado ni cerca de lo que es una crisis o un estancamiento de la economía, al menos en los últimos 15 años. Cabe señalar, sí, que en estos últimos períodos la economía se ha visto enlentecida por momentos, pero ha vuelto a reflotar e incluso sobrepasar las perspectivas de crecimiento del PIB que se esperaban. No debemos olvidar, además, que en 2008 el mundo entero sufrió una crisis y en Uruguay casi no se percibió. Pero tampoco olvidemos que Argentina se encuentra sumergida hoy en una crisis que ya llevó a la pobreza a 33,6% de la población,  situación muy similar a la que precedió a la crisis del año 2002. Y, sin embargo, en nuestro país la estabilidad que tenemos hoy hace que aquellos hechos no vuelvan a repetirse.

En cuarto lugar, las declaraciones de cambio y coalición como forma de presentar una alternativa son algo que realmente debe preocuparnos; conocemos lo que las coaliciones de partidos diferentes le hacen a la economía, la política y la sociedad en general. En el pasado esas coaliciones eran de dos partidos mayoritarios y sí nos llevaron a una crisis sin precedentes en nuestro país. Un problemático futuro nos espera con una coalición de cuatro partidos políticos distintos.

 

Lo dicho

“El Frente Amplio gobernó muy mal. Si gobernaron mal con plata, imaginen cómo será sin plata. Hay áreas en las que dejaron el país patas para arriba”.

“No hay lugar para gradualismos; si no se hacen cambios radicales, el país se va barranca abajo. Han hecho cosas muy mal. Nuestra palabra es cambio”.

Jorge Larrañaga (jueves 18 de octubre de 2018, El Observador).

 

¿Por qué dijo que en 2004 la ciudadanía tomó una decisión sabia permitiendo el triunfo del Frente Amplio?

Había un cansancio nacional, una desilusión. La sociedad estaba muy golpeada e iba por un cambio. Y si bien el Partido Nacional podía plantarse como alternativa, también estaba vinculado a la coalición, a la gestión del último gobierno, entonces yo creo que la gente decidió… No creo que se haya equivocado.

Si gana, usted dijo que visualiza un gabinete con cuatro partidos.

Sí. Primero, por necesidad para conformar una mayoría parlamentaria vamos a tener que conformar un gobierno de coalición. Le hace bien a un gobierno nacional porque algunas medidas que vamos a tener que tomar requieren de mucho coraje y cuanto más amplia sea la base política y, por ende la base popular, mejor para un gobierno”.

Entrevista a Luis Lacalle Pou (21 de octubre 2018, El País).

 

“El próximo gobierno va a heredar una situación muy difícil. Nadie tiene hoy 50%, ni los blancos, ni nosotros ni nadie. Tiene que haber un gobierno de coalición y le estamos proponiendo una alternativa al Frente Amplio”.

Julio María Sanguinetti (12 de junio y 27 de julio de 2018, El País).

 

“Nosotros queremos una coalición política que reemplace a la que hoy nos gobierna, junto con el Partido Nacional y también el Partido Independiente, pero queremos que esa coalición sea liderada por el Partido Colorado”.

Ernesto Talvi (7 de diciembre de 2018, El País).

 

“Le pedimos el voto para gobernar en una modalidad que va a ser nueva con respecto a los últimos 15 años, que es la coalición”.

Entrevista a Pablo Mieres (24 de junio de 2018, El Observador).

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