Por Náyade Ferreira Limia
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Las características de la lista 8188 son muy interesantes, sobre todo porque está constituida en su mayoría por mujeres, incluso mujeres que no son políticas, médicas, abogadas, maestras. Lourdes, me gustaría conocer si ese fue el resultado de una concepción inicial o algo fortuito.
Justamente yo no pertenezco al ámbito político, pertenezco al ámbito empresarial. Incursioné en la actividad política seis años atrás y muchas mujeres que han visto mi desarrollo se han dado cuenta de que nunca bajé los brazos para poder generar cambios. Esas mismas mujeres se involucraron y dijeron: “Nosotras también queremos participar”. Así me impulsaron, me acompañaron y armamos esta lista que es por y para las mujeres. Debíamos cumplir la cuota y ahí fue que invitamos hombres a sumarse. ¿Por qué la actividad política tiene que estar reservada para una élite? No debería ser así, no tiene que ser así, porque en definitiva todo lo que tiene que ver con lo político nos afecta a todos los ciudadanos.
A propósito de esa interrogante, ¿qué tiene el empresariado como factor diferencial para la práctica de la política?
Tiene muchos factores. En mi caso más, que una empresaria me considero una emprendedora. Primero estuve del otro lado, siempre fui empleada, fui secretaria, gerente de empresa, hasta que un día soñé con una idea y quise demostrar que en Uruguay se pueden desarrollar proyectos desde cero. Fue muy sacrificado al principio y ahora, todo el tiempo es sacrificado porque lo que se gana se sigue invirtiendo para crecer y alcanzar la confianza no solo de los clientes, sino de los que trabajaban junto a nosotros. Cuando demuestras que se pueden lograr los cambios sin venir desde afuera, ganas mucho. En el caso de las grandes inversiones extranjeras, por ejemplo, no hay ese contacto directo con cada uno de los colaboradores; si un negocio no da, se van del país y dejan a mucha gente sin trabajo. El ser emprendedor en tu propio suelo te permite involucrarte con cada trabajador. Todos los días estamos mirando a cien personas a la cara y sabemos que tenemos que velar por ellas y cuidarlas porque son cien familias que dependen de que no se cometa un solo error y eso es una responsabilidad muy grande. En momentos de crisis hay que crear cosas nuevas y seguir adelante. Precisamente esa experiencia se traslada a la política. Nadie puede dar lo que no tiene; si no sabes gestionar, si no sabes lo que es el compromiso y si no tienes esa empatía, ese amor por la gente, no puedes lograr buenas políticas.
¿Quién convence o qué impulsa a Lourdes Rapalín a dar ese paso del mundo empresarial a la política?
Fue por el año 2013, el Parlamento había votado en Uruguay que era obligatorio integrar a las listas una cuota femenina, más bien una cuota de género, aunque acá siempre interpretamos que es una cuota femenina. Por ese entonces un medio de prensa me había hecho una nota en la que decía que 20 años atrás yo había incursionado en la política porque mi padre era un dirigente bastante fuerte del Partido Nacional. Y a la pregunta de si volvería a involucrarme respondí que sí. En ese momento ya estaba preparada, tenía mi desarrollo profesional, empresarial, una familia sólida y creí que era tiempo de algo más, no solo de mirar para adentro, sino de mirar para el costado. A partir de esa nota me empezaron a llamar políticos y me ofrecían integrarme a sus filas, quizás en ese entonces pensaron que yo iba a ser una cuota. Con el tiempo creo que se dieron cuenta de que soy una persona que se involucra, y todos estos años, a pesar de ser suplente en la Cámara de Representantes, he presentado proyectos de ley y he estado muy activa. No me limito a esperar el momento que me toque entrar a cámara para ver qué voy a hacer, estoy en actividad todo el tiempo.
Comienzas a trabajar en el sector Todos de Luis Lacalle Pou, luego pasas a apoyar a la senadora Verónica Alonso. ¿Fue difícil cambiar de sector o encontrar un camino que te permitiera exponer tus inquietudes y proyectos en el ámbito político?
Fue muy difícil para mí hacer el cambio del sector Todos y decidir integrarme a las filas de la senadora Verónica Alonso. Un año estuve conversando con el senador Lacalle Pou, viendo si podía encajar en algún lado y me di cuenta de que tenía que dar un paso al costado. Uno, cuando decide involucrarse y hacer cosas por la gente, necesita un lugar donde te permitan y puedas hacer. A Lacalle Pou le agradezco muchísimo, me dio muchas oportunidades, pero quizás yo no encontré mi lugar en el sector. Fue entonces que decidí sumarme a la candidatura de la senadora Verónica Alonso. Así se fueron dando las cosas, Alonso se bajó de su candidatura y se sumó a la de Juan Sartori. Justamente aquí estoy ahora también, entré sin ningún tipo de privilegios, sin que me conocieran siquiera en el comando, sin que conocieran mi trayectoria y de a poquito me estoy ganando un espacio. Por primera vez desde que volví a la actividad política, siento que estoy donde quería estar. ¿Por qué? Porque me siento con las manos libres, siento que puedo hacer, que puedo hablar de igual a igual. Mi meta aquí es hacer cosas por la gente, para el beneficio de todos. Por ejemplo, salgo junto a la Momo Brigada dos veces a la semana a ayudar a las personas que están en la calle, a llevarles alimentos y procurar una forma de cambiar su situación y apoyarlos. Esas pequeñas acciones siento que también nos enriquecen como seres humanos.
Con respecto a Juan Sartori, con el cual refieres haber encontrado el espacio que buscabas, ¿por qué consideras que recibe cierto rechazo por parte de los otros dirigentes del Partido Nacional?
Yo los respeto muchísimo a todos por la trayectoria política que tienen, pero muchas de las cosas que hacen a mí no me gustan, porque no habla bien de las personas y eso, como consecuencia, la sociedad lo interpreta o lo traslada al sistema político. Muchos refieren por eso que la política es sucia y no es así. La política es la mejor herramienta para ayudar al otro. Lamentablemente los seres humanos que ocupan esos lugares quizás no sean los más indicados y quizás sea tiempo de remover un poquito el Parlamento y dar oportunidades a gente nueva, con ideas nuevas.
¿Qué crees que pueda suceder, entonces, el 30 de junio en las internas?
Realmente no sabemos, pero yo creo que la gente va a apostar muchísimo a Juan Sartori, nosotros estamos aquí para ganar y sabemos que muchos uruguayos no apoyan las cosas que le están haciendo a Juan y sé que va a haber mucha gente que lo va a votar. Luego hay que ver con qué cara nos vamos a mirar todos después de la interna. Por eso es importante hablar sobre las diferencias que podamos tener a puertas cerradas.
¿Cómo imaginas tu crecimiento político a futuro? ¿Guardas más aspiraciones en este sentido?
El lugar que quiero ocupar, no importa dónde sea, debe ser en el que más posibilidades pueda tener para hacer cosas. No serviría para estar en una oficina con puertas cerradas y que me digan el trabajo que tengo que hacer. Necesito estar creando, desarrollando y viendo. Por eso es que hago tantas cosas, porque no estoy dentro de un parlamento, quizás. Estoy todo el tiempo entre la gente, recorriendo, hablando y generando. A eso es a lo que aspiro, a un lugar donde pueda desarrollar más mi potencial a nivel laboral, empresarial y social.
Proyectos
Hay un objetivo muy sensible en el que has venido trabajando desde hace un tiempo, se trata del proyecto de ley de adopción. ¿En qué instancia se encuentra?
Está listo para entrar a cámara. El problema es que no me han permitido, como suplente, llegar hasta esa instancia. Lo vengo solicitando desde el mes de marzo. Me podrían decir que se permite presentar un proyecto y no entrar a cámara, aunque tendría que hacerlo otra persona por mí. Pero son tantos años trabajando en esto que necesito defenderlo y cerrar el círculo personalmente.
¿En qué otros proyectos estás trabajando?
Estoy trabajando en muchos proyectos también en el rubro empresarial. Con la Organización de Mujeres Empresarias del Uruguay (OMEU) colaboro constantemente y tenemos muchos proyectos para la mujer emprendedora. Trabajamos la enseñanza, la educación y la preparación de la mujer para que se anime a emprender, sobre todo esas que se encuentran en condiciones muy vulnerables y en zonas críticas de nuestro país. Hemos concebido proyectos para que el Estado y el gobierno las puedan respaldar en los tres primeros años, que son los más difíciles.