Lula y la izquierda del siglo XXI, del destacado politólogo brasileño Emir Sader, invita al lector a pensar en los desafíos que enfrentan los pueblos del continente con una mirada creadora.
Hacete socio para acceder a este contenido
Para continuar, hacete socio de Caras y Caretas. Si ya formas parte de la comunidad, inicia sesión.
ASOCIARMECaras y Caretas Diario
En tu email todos los días
La presentación del libro, realizada en la sala de actos de la Facultad de Ciencias Sociales, constituyó la primera actividad pública de Caras y Caretas Comunidad, una iniciativa de esta casa periodística para transformar al lector en participante.
“En este nuevo siglo América Latina ha vivido períodos muy turbulentos, muy distintos. Al inicio fue el agotamiento de los gobiernos neoliberales, el surgimiento en seis de nuestros países de gobiernos antineoliberales. La única región del mundo que tuvo gobiernos con esos rasgos, gobiernos que han transformado la fisonomía social de nuestros países a contramano de lo que sucedía en el resto del mundo”, resumió Sader para Caras y Caretas el momento actual del continente.
“Después hubo crisis de esos gobiernos en algunos de esos países. En algunos ya llegamos a la restauración neoliberal, como es el caso de Argentina, o situación de turbulencia institucional como en Brasil”, agregó.
“Se termina la segunda década de este siglo en una situación de indefinición: la primera década fue marcada por los gobiernos neoliberales, la segunda por crisis de los gobiernos antineoliberales, y la tercera se va a definir por lo que pase en estos últimos años de la década, empezando por las elecciones de octubre que van a darse en tres de los países que tuvieron gobiernos antineoliberales”. Entiende que esta situación ha provocado un momento en el que “no está claro que la izquierda vuelva, y no está claro que la derecha persista. Es un proceso de disputa hegemónica abierta”.
Sader puso su mirada sobre Venezuela, que ocupa un rol particular en esta coyuntura continental: “Venezuela tiene sus rasgos particulares, porque no alcanzó a consolidar transformaciones sociales como se dieron en países como Bolivia, Ecuador, Brasil, Uruguay o Argentina. Y luego fue víctima de una ofensiva agresiva externa muy fuerte y a la vez con un cambio del principal factor del desarrollo económico del país, que es el precio del petróleo. No ha logrado transformar su modelo cuando tenía precios más altos, el bajón lo afectó muy directamente, hoy día tiene su petróleo supeditado a ventas externas para poder resolver problemas de consumo inmediato”.
En ese contexto, lo que sería una ventaja relativa importante “también se deshace. Incluso por campañas externas, como los precios artificialmente rebajados por alianzas de Estados Unidos con Arabia Saudita por el fracking, una forma degradante de la naturaleza. La combinación de esos factores hace que sea una situación muy explosiva”.
Para Sader, en Venezuela hay actualmente “un empate en el sentido de que el gobierno tiene dificultades para salir de la crisis por los factores que lo afectan y a la vez la oposición no encuentra una salida propia para tumbarlo. Entonces, es una situación que condensa las contradicciones y que seguramente va a depender de lo que pase en otros países de la región”.
Sobre el libro Sader fue tajante al afirmar que no se trata de “una biografía de Lula. Pero él como imagen de un líder sindical, dirigente político, principal presidente de Brasil, personifica no solo el modelo sino que es víctima de esa guerra híbrida que en Brasil tuvo su caso más exponencial, a punto de que él sin ninguna prueba está preso, siendo favorito para ganar en primera vuelta”.
“Él es el que mejor captó las formas de lucha antineoliberal en América Latina. Por eso se proyecta como un líder más importante. Y a la vez el impasse de su situación es un poco el impasse de la situación de Brasil, que afecta al conjunto de la lucha en toda la región”, subrayó.
Lula “fue un niño pobre del nordeste de Brasil, la región más pobre, familia Silva, que es el apellido más típico de Brasil, cuyo destino era un destino fatal, pero él logra superar eso. Perdió un dedo en un accidente de trabajo con una máquina, obrero metalúrgico, dirigió la huelga más importante que rompió con la política económica de la dictadura y apresuró su final. Fundador del PT y de la Central Única de Trabajadores (CUT), candidato presidencial tres veces hasta que gana y es el presidente más importante de la historia de Brasil”.
“Tiene una trayectoria que se corresponde con las etapas del capitalismo brasileño y ahora es víctima de una etapa del capitalismo financiero como régimen de excepción”, concluyó.
Un libro para pensar
El acto fue coordinado por el director de Caras y Caretas, Mateo Grille, y fue presentado por la decana de esa casa de estudios, Carmen Midaglia, quien anuncio que en breve dicha sala recibirá la denominación de “Luisa Cuesta” en homenaje a la reconocida luchadora por los derechos humanos.
La senadora y politóloga Constanza Moreira comenzó la conferencia destacando que no “se trata de un libro sobre Lula. Es un libro sobre la izquierda en el siglo XX, su desarrollo y sus desafíos en esta primera parte del siglo XXI”.
Tuvo palabras para el autor al decir que “Sader es en sí mismo una biografía. Vivió los tres períodos de la izquierda latinoamericana -desde el fin de la Segunda Guerra Mundial, la Revolución cubana y las dictaduras, y finalmente la emergencia de los gobiernos progresistas-, por lo que es un verdadero hijo de la revolución”.
Seguidamente dedicó unos minutos al análisis del libro, en particular de su capítulo 1, “Había una vez una revolución”. En él destacó la importancia de la Revolución cubana para la izquierda continental y cómo esta pasó a ser central para América Latina”.
A continuación Rafael Bayce realizó una intervención en la que destacó algunos aspectos paradigmáticos del capitalismo en su etapa actual caracterizada por el modelo neoliberal. Destacó el modelo del shopping center como paradigma de consumo al que definió como de “un sueño hecho realidad”.
Bayce señaló que en estos tiempos “la izquierda está mucho más acorralada que nunca en el mundo”. Y citó tres factores que, a su juicio, la condicionan: la capacidad bélica del imperialismo, el espionaje y la hegemonía cultural del neoliberalismo.
A su juicio se hace necesaria la construcción de una nueva hegemonía en la sociedad civil, como forma de contrarrestar la dominación cultural.
Sobre este punto el propio Sader en su intervención final indicó que “el mundo ha recibido una herencia ideológica fatal. El modo de vida norteamericano domina al mundo y no hay nada que lo conteste”.
No obstante se mostró optimista en un retorno de la izquierda y en la renovación del proyecto progresista en el continente.