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Manini Ríos: tan esclavo de sus palabras como de sus silencios

Por Enrique Ortega Salinas.

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Darwin Desbocatti

 

Cabildo Abierto no tiene el programa impreso. No me parece mal; por un lado, salvamos árboles, y por otro, nadie lee los programas de los partidos, ya que, en definitiva, todos proponen mejorar los servicios públicos, ayudar a las pymes, mejorar la educación, la salud y la seguridad, tirar flores a los jubilados y a los jóvenes, cuidar el medioambiente, bajar la carga tributaria y bajar el déficit fiscal. Luego verán cómo cumplir. Sin embargo, algunas propuestas del líder deben ser analizadas tan seriamente como algunos de sus apoyos electorales.

 

Dime con quién andas…

Uno de sus convencionales, Germán Dorrego, integró un grupo catalogado como “neonazi” por el Ministerio del Interior. Manini Ríos prometió expulsarlo si se confirma y argumentó que no es fácil chequear una por una a las personas que se integran a un partido. Le doy la razón y le creo cuando repudia tajantemente la ideología nazi. Lo que no convence a nadie (ni a propios ni extraños) es su repudio a la dictadura militar que impuso el terror desde 1973 hasta 1985. Su tibieza al rechazarla sonó a declaración obligada.

En junio de 2017 declaró: “A la gente de Bella Unión, Salto y Paysandú les importa un comino lo que pasó hace 44 años”. En noviembre del mismo año fue acusado de aportar información falsa sobre la ubicación de restos de desaparecidos, por lo que la organización Madres y Familiares de Detenidos Desaparecidos abandonó el Grupo de Trabajo por Verdad y Justicia creado por la Presidencia de la República. El 25 de junio de 2018, al referirse a la muerte del coronel Artigas Álvarez, lo trató como a un mártir. El hermano del dictador había asesinado a patadas a un militante del MLN-T y aquellos se tomaron la revancha. Roberto Luzardo y José Luis Rodríguez lo acribillaron cuando venía acompañado de Gregorio Álvarez y otros dos militares. Los ejecutores cayeron; Rodríguez estuvo trece años preso y Luzardo murió en el Hospital Militar por omisión de asistencia y las torturas recibidas.

Ahora bien, aceptemos que a cualquier agrupación se le cuela alguna que otra persona indeseable por la imposibilidad de abrir una investigación adecuada para cada caso. Aceptemos que también fue casual lo sucedido en julio cuando otros neonazis llegaron en grupo y mostraron su apoyo al militar fotografiándose con él. Seamos sinceros; eso le puede pasar a cualquiera. De hecho, buen dolor de cabeza le trajo a Daniel Martínez la presentación del Gucci; tema que se manejó mal desde el primer hasta el último segundo dentro del Frente Amplio. Ahora… ¿hace falta un trabajo de inteligencia para saber quién es Daniel García Pintos? Esta alimaña colorada representa a la ultraderecha de manera flagrante y es hermano de aquel que reconoció públicamente que el Partido Nacional le exigía robar dineros públicos para engrosar las arcas de la agrupación liderada por Luis Lacalle. ¿Hace falta estar tan informado para saber quién es el inimputable tirapiedras Marcelo Hospitale? Sin embargo, ellos no son un problema grande; en todo caso, solo dan para un comentario pintoresco. Lo grave es algo que el excomandante en Jefe del Ejército no puede ocultar. Manini Ríos tiene en sus listas, entre otros lúgubres personajes, a Eduardo Radaelli, quien fuera condenado por el secuestro y asesinato del químico chileno Eugenio Berríos.

Verticalismo

Mientras que el mundo moderno apunta al abandono de los líderes mesiánicos y autócratas, el excomandante reitera que lo importante no es el programa ni el equipo, sino el conductor que tiene que liderar la recuperación del país.

Ese es el quid de la cuestión con Manini; no se puede quitar el espíritu militar para el cual el superior es incuestionable y debe ser obedecido a ciegas. El problema es que, por una casi lógica deformación profesional, considera al país como un cuartel. Sin embargo, eso es lo que le ha permitido alzarse con el 10% de los votos en la interna e imponer a Cabildo Abierto como la cuarta fuerza política a expensas del Partido Colorado y la debacle del Partido de la Gente y del Partido Independiente.

En momentos en que la inseguridad ha sido colocada como la principal preocupación de la ciudadanía, en cualquier parte del mundo la imagen de un militar resulta atractiva para una porción importante del electorado, ya que (quiérase o no) representa disciplina, respeto, mano dura, orden, reglas… Todo lo que claman nuestras sociedades debido al alza de la criminalidad a nivel mundial. De derechos humanos no hablemos.

En momentos así, todos los candidatos pugnan por ganar el papel del duro: Larrañaga golpeando las puertas de los cuarteles, Lacalle proponiendo derribar aviones con carteles que digan “transporte de drogas”, Novick gritando a favor de Bolsonaro, Bolsonaro convocando a matar a los delincuentes como a cucarachas…

Tanto Ríos como Novick se han expresado claramente en contra de los inmigrantes, sembrando xenofobia de manera inescrupulosa en un país que siempre ha sido un ejemplo de solidaridad con los que llegan huyendo de tragedias. Italianos, españoles, judíos y miles de personas de otras nacionalidades hallaron en Uruguay la calidez de un nuevo hogar; y eso es algo que debemos defender contra cualquier irresponsable.

Puede que Manini Ríos no llame a los fascistas; pero por algo le golpean la puerta, ya sea por lo que dice como por lo que no dice. ¿De quién es la culpa, del imán o del clavo? To be or not to be. Esto no quiere decir que todos los que le siguen sean ultraderechistas. Hay en sus filas personas bien intencionadas, tanto como en cualquier partido. Nadie sabe cuántas quedarán después que claree.

Un programa militar

La primera incongruencia que surge del programa es la del serenazgo. El mismo Manini Ríos que meses atrás decía que los militares no estaban preparados para cumplir funciones policiales ahora afirma que, si son retirados, sí pueden hacerlo. Seamos francos; es la misma idea de Larrañaga pero con un detalle diferente para que el plagio no suene a plagio. A estos “serenos” habrá que pagarles. Para eso, aumentemos los efectivos del Ministerio del Interior y listo. Si fueran voluntarios… ya conocí en Colombia a retirados militares y policiales tratando de “limpiar las calles” para proteger a la población. A poco de creados los grupos de autodefensa a instancias de Álvaro Uribe, las AUC (Autodefensas Unidas de Colombia) se transformaron en el grupo criminal más peligroso y sanguinario del país, con el número más alto de víctimas.

No dudo de las buenas intenciones de Manini Ríos; pero habrá que andar con cuidado con su propuesta.

El militar parece no considerar lo que ha sucedido en países como Estados Unidos con la facilidad que tiene su población para armarse y propone derogar la ley 19.247, que regula la tenencia y porte de armas. De acuerdo a un informe de Kara Fox (CNN) los estadounidenses tienen el registro de armas más alto per cápita del mundo y poseen el 48% de los 650 millones de armas de fuego que están en poder de civiles en todo el planeta. EE.UU. tiene menos del 5% de la población global, pero el 31% de los atacantes en tiroteos masivos.

La propuesta de reducir el número de parlamentarios le dará -sin dudas- mucho rédito político a Manini Ríos, ya que tal como afirmé en otra columna, tenemos un número desmedido de representantes políticos. En la misma me expresé a favor de reducir el costo de la clase política y celebro esta coincidencia. Lo que no celebro, es que mientras CA propone esto, se niega a la reforma de la Caja Militar, la que nos traga entre 500 y 600 millones de dólares anualmente. De hecho, en setiembre de 2018 y en su condición de comandante en jefe del Ejército, fue sancionado por Tabaré Vazquez por criticar la reforma del sistema jubilatorio de los militares, violando la Constitución de la República. Manini Ríos propone aumentar el presupuesto del Ministerio de Defensa, en vez del de Educación. Habla de crear cárceles militares; pero no de rehabilitación. El militar promedio no cree en la rehabilitación.

CA propone derogar la ley 19.172 para volver a ilegalizar el cannabis, con lo cual millares de consumidores volverán al peligro de adquirirla en círculos delictivos. Los narcotraficantes estarán encantados con esta medida, ya que se les devolverá buena parte del mercado.

Un estudio de Cifra indica que CA es el partido que tiene más militares y policías entre sus votantes. Esto no tiene nada de malo. Estamos en democracia y todos los sectores tienen derecho a votar con quien mejor sintonicen. No obstante, debemos considerar esto para comprender por qué sus propuestas son aceptadas por su electorado.

La misma compulsa indica que los votantes del Frente Amplio suelen estar más cerca del sector educativo y más lejos del sector rural, lo cual es paradójico, ya que fue el FA el que terminó con la explotación de los trabajadores rurales. Los votantes del Partido Nacional tienen el perfil opuesto: están más cercanos al sector rural y más alejados del educativo. El Partido Colorado capta adhesiones tanto del sector militar como del educativo y rural. Su competidor directo es CA, ya que pescan en la misma pecera. Cuatro de cada diez votantes de Manini integran la familia militar o policial.

Ni en contra ni a favor, sino todo lo contrario

El programa abunda en vaguedades cuando aborda la Economía y señala que: “La puesta en práctica de un cambio de paradigma socioeconómico estará impulsado por una economía de mercado sustentada en un Estado activo y de gran calidad en su gestión, el respeto generalizado por la propiedad privada, la libertad individual, la conciencia social, la protección del medioambiente y el trabajo digno para todos los uruguayos, que priorice la igualdad de oportunidades”.

Exactamente, todo lo que hace este gobierno.

Llama la atención que, por un lado, se convoque a hacer realidad el sueño de Artigas de que los más infelices sean los más privilegiados, y, por otro, se critique a este gobierno por “repartos apresurados e imprudentes de disponibilidades coyunturales”. La misma cantinela de los partidos tradicionales tildando de derroche a la inversión social.

Artigas y la culebra

Todo partido político generado a partir de una personalidad dura lo que esa personalidad dura. La exaltación del líder es una característica de estos movimientos y el candidato a vicepresidente no ha podido evadir esta tentación al comparar a Guido Manini Ríos nada menos que con José Gervasio Artigas. En cambio, al referirse a Julio María Sanguinetti, Domenech lo comparó con una crucera a la que iban a correr con un buen talero.

Uruguay es un país extraño donde todos los partidos políticos se denominan artiguistas; pero si tenemos en cuenta sus prioridades y propuestas, fácilmente deducimos que algunos mienten y lo usan como mero movilizador de emociones.

Toda esta “guerra” entre el Partido Colorado con Cabildo Abierto o con el Partido Independiente y De La Gente es puro verso. Talvi se pelea ahora con Manini porque le representa una sangría de votos sin la cual ya estaría a una distancia sideral de Luis Lacalle, pero luego de la primera vuelta irá a golpearle la puerta con la cabeza gacha y el sombrero entre las manos. Y Manini aceptará…

Aunque lo acompañe una crucera.

 

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