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Maradona, Messi, Pelé

Por Rafael Bayce.

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¿Quién fue mejor jugador? No le vamos a sacarle las nalgas a esa jeringa afilada, después del largo artículo que le dedicamos en la edición de Caras y Caretas de la semana pasada, interpretando psicosocial y políticamente su figura ante su muerte.

Pero, antes de dar un veredicto, creo que es bueno que se sepa en qué me basé para hacerlo, y las cosas que creo que se deben considerar para hacerlo, yendo desde lo que pienso menos decisivo hasta lo que me parece más central.

 

Triunfos y títulos en equipo

Uno de los argumentos que más se usan para comparar jugadores es el de “sí, juega mucho, pero ¿a quién le ganó?”; o, al revés, “sí, putealo, ¡pero mirá todos los campeonatos que tiene!”.

El fútbol es, por definición como juego deportivo, foot-ball association, jugado 11 contra 11, y desde los últimos 30 años, con 3 cambios más por equipo y, ahora, en plena histeria covid-19, 5 cambios por equipo; no es tenis o lanzamiento de bala. Nadie gana o pierde solo, ni se le puede responsabilizar exclusivamente por un triunfo o por una derrota, ni aunque haga 5 goles o se haga uno en contra. Si no hubieran jugado los otros, no podría haber hecho casi nada de eso. Tampoco importa contra quién juegue. De modo que se puede ser campeón sin mayor responsabilidad en eso; o porque se jugó contra ‘nadie’; o porque ‘con esos compañeros, cualquiera’. Con quién y contra quiénes se juegue, importa.

Ahora bien, ¿cuánto importa? Casi siempre algo, más o menos, según… para hacer un caño casi nada influye un compañero, pero puede que sí mucho de la ingenuidad del rival. Para ser goleador del torneo, tendrá que tener quien les juegue bien la pelota, quien se mueva bien para limpiarle el espacio y los rivales, quien defienda mal los espacios, quien recupere la pelota; en suma, poco para el caño, mucho para ser goleador del torneo. Pero nunca nada de ayuda de otros, propios o ajenos.

Entonces, si bien no le damos tanto valor al argumento de los títulos obtenidos con los equipos con los que jugaron, algún valor le damos. Lector, en nuestros días, en pocos minutos, puede ver por usted mismo los títulos de Maradona, Messi y Pelé. Googlee esos nombres y cliquee la entrada en la Wikipedia; después, es solo mirar ahí; y si quiere, contar y calificar los títulos de cada uno. En este rubro Pelé está disparado lejos por delante de los otros dos; y Messi por delante de Maradona; aunque ambos fueron campeones juveniles, Maradona también lo fue como adulto, y Messi solo vice; pero Messi tiene muchos más títulos continentales de clubes, y nacionales también, que Maradona.

En fin, verá que en este imperfecto rubro: 1) Pelé, 2) Messi, 3) Maradona.

 

Goles y goles por partido

Uno. De nuevo, hacer un gol muchas veces supone jugadas acertadas de compañeros y desacertadas de rivales, en diverso grado. Pero, a la larga, revela capacidades y habilidades que son de las más importantes para destacarse en un juego deportivo que se define por la igualdad o diferencias en los goles que se hagan. Como el criterio anterior de los títulos, no es un criterio definitivo tampoco, pero es un poco más relevante por sí mismo.

Dos. Tampoco los puros goles hechos son un índice adecuado; más adecuado sería el porcentaje de goles por partido disputado; hasta porque a veces se les hacen muchos goles a ‘nadie’ y pocos cuando las papas queman.

Tres. Ese criterio del promedio de gol por partido es bueno, por ejemplo, para comparar goleadores, o jugadores que desempeñan una función similar en cuanto a la probabilidad que tienen de estar en situaciones de gol. Pero no debo comparar sobre esa base a un 9 de punta con un zaguero de área. En el caso concreto de los 3 jugadores que comparamos, la comparación tiene bastante valor porque han jugado en posiciones de la cancha donde han disfrutado de probabilidades similares de estar en situaciones de gol (diferente sería comparar a Lugano con Suárez).

Bueno, ¿qué nos da este criterio, también imperfecto por sí mismo, pero mejor que el de los títulos de equipo obtenidos a los efectos de nuestra tarea?

 

  1. Pelé: 0,92, casi 1 gol por partido, 767 en 831 partidos oficiales.
  2. Messi: 0,80, 712 en 885 hasta hoy.
  3. Maradona: 0,52, 366 en 699.

 

El orden jerárquico es el mismo que según el criterio anterior; Pelé tiene un promedio de goles que es casi el doble del de Maradona.

 

Generación y nacionalidad del que opina

Por otro lado, hay diversas listas hechas por periodistas, exjugadores, periódicos, etc. Hubo una ceremonia en la que FIFA designó como jugadores del siglo XX a Pelé y a Maradona juntos, solución política de compromiso en momentos de la vicepresidencia del argentino Grondona.

En primer lugar, todas las votaciones de mejores jugadores, equipos ideales, etc., están condicionados por algunas características de los votantes que condicionan su voto, características que, si no se controlan en sus frecuencias, sesgan los resultados, que parecen de todos cuando en realidad están determinados por combinaciones posibles de tipos de votante y no de votantes abstractos, intercambiables.

De modo general, la gente tiende a votar a jugadores que son de la época en que el votante asistía al fútbol con mayor pasión (digamos entre 15 y 30 años, cada uno sabrá); de modo que si votan personas de diferentes edades votarán por determinados jugadores de determinadas épocas y no de otras, en general. Dentro de este criterio ‘generacional’ a los de su país, y dentro de él por los de sus clubes de preferencia.

Si fuera ahora, por ejemplo, y si se votara por celular, la generación votante sería una, si fuera por computadora otro, por teléfono de línea otro; los que irían a depositarlo con un cupón a un almacén, otros en edad.

Esto influyó enormemente en el proceso de la votación inicial de 1999, que fue pedida por internet; cuando volvieron los resultados, los analistas pensaron, con razón que, y en esos años más aún, a más edad menos votarían, con perjuicio para Pelé, y que, además, entre los contemporáneos internautas, Maradona ha tenido y tiene una presencia mediática mucho mayor que él, porque su debut coincidió con el retiro de Pelé, que había jugado y producido imágenes poco aptas para la difusión digital.

Para los aproximadamente millennials, Maradona ya era ícono y hasta extradeportivo, Pelé era un pasado con malas imágenes, y Messi no existía; Messi era un preadolescente en Rosario de Santa Fe, antes siquiera de ir a hacer la preparación especial en Barcelona.

Resultado: ganó Maradona con un 54%, Pelé con 18%, y Messi ni apareció.

La FIFA percibió el disparate y decidió corregir y promediar esos resultados con un conjunto de 4 tipos de votantes: los lectores de la revista de FIFA, periodistas, árbitros, jugadores. Si de acuerdo a la primera votación Maradona tenía 3 veces más votos que Pelé, en esta Pelé tiene 12 veces más votos que Maradona. Decidieron, mal, darles el premio a los dos, aunque el promedio de ambos hubiera favorecido, 46 a 30, a Pelé, en promedio aritmético simple, tampoco muy adecuado. Pero es lo que hay en este rubro, lector.

En este rubro, en ese entonces: 1) Pelé y Maradona (por ese doble grave error contrario a Pelé); 3) Messi (no existía aún como jugador).

 

Lo más importante: capacidad y habilidad físico-técnico-anímica

Sin embargo, lo mejor es evaluarlos comparativamente en función de: 1) sus capacidades y habilidades; 2) según la continuidad de su brillo diferencial; 3) según el grado de protección a sus habilidades.

Con esto quiero decir lo siguiente: 1) Nadie tuvo los recursos técnicos completos, físicos y anímicos que tuvo Pelé. Dos piernas, y no una y poco como Messi y Maradona. Y un juego aéreo muy superior; 2) Maradona, en el pico de su juego (Nápoles 1982-85, Mundial 86) ha rendido en muchos partidos menos que Messi o Pelé; si hay que contratar, quiero a alguien sin lesiones, sin gorduras, sin merca, sin problemas familiares y sentimentales, que juegue a nivel toda la temporada; como Messi, o como Pelé cuando no lo mataron a patadas; 3) sin tarjetas amarillas, reglas del fair play ni VAR, Pelé fue el menos protegido (lo sacaron a patadas, literalmente, de varias instancias mundiales), y Messi, el más.

Pelé es mucho más completo técnica y morfo-fisiológicamente; Pelé y Messi más continuamente excelentes; Messi fue más protegido en su habilidad y superioridad relativas que Maradona y que Pelé; anímicamente, Pelé y Maradona fueron dos monstruos, Messi inferior a ellos en eso.

En conjunto, según sus habilidades y capacidades, continuidad de excelencia, grado de protección a sus virtudes, y fortaleza psíquica transmisora: 1) Pelé, lejos; 2) discutible: Maradona con más garra, resto anímico, más liderazgo y menos protegido; 3) Messi, aún con récords y juego por dar, con muy superior excelencia continua.

Dijo Bobby Moore, capitán y mejor zaguero del torneo en la Inglaterra campeona mundial de 1966: “Pelé fue el jugador más completo que he visto. Tenía todo. Dos grandes piernas. Magia en el aire. Rápido. Potente. Podía pasar a un rival con habilidad. O podía sobrepasarlo en carrera. Medía 1,73 pero parecía un gigante en el campo. Equilibrio perfecto, una visión imposible. Fue el más grande porque podía hacer cualquier cosa en la cancha. Una vez, cuando le preguntaron al entrenador brasileño cuál era el mejor arquero que habían traído, dijo que Pelé (N. de R.: no se podían sustituir arqueros y Pelé era el de emergencia). Podía jugar en cualquier lado”. Firmo abajo.

Según todos los criterios que se han usado para compararlos, el indiscutible jugador número uno de la historia del fútbol, hasta hoy, es el brasileño Edson Arantes do Nascimento (Pelé), nacido en Minas Gerais en 1940 (vive aún), criado en San Pablo desde los 3 años, profesionalizado en el Santos FC desde los 15. Y de ahí a Brasil, al Cosmos de Nueva York y al mundo, eternamente.

 

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