Un grupo de 10 países de Latinoamérica y el Caribe formó un bloque regional en busca de soluciones estructurales al fenómeno migratorio. Convocados por el presidente mexicano, Andrés Manuel López Obrador, jefes de Estado, vicepresidentes y ministros de Exteriores han suscrito en la ciudad de Palenque, en Chiapas, un acuerdo conjunto en el que se enlistan compromisos regionales.
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El pacto señala que las “medidas coercitivas unilaterales” impuestas contra países de la región —particularmente Venezuela y Cuba por parte de Estados Unidos— contribuyen en gran parte a instigar la migración.
Los países firmantes se declararon en contra de esas sanciones económicas “en tanto son contrarias a derecho internacional y tienen graves repercusiones más allá de los países objetivos”. El pronunciamiento llama específicamente a los gobiernos de Cuba y EEUU a “sostener en el menor tiempo posible un diálogo integral sobre sus relaciones bilaterales”.
El documento conjunto también plantea que los países puedan renegociar sus deudas con entidades financieras para tener disponibilidad de recursos que puedan ser dirigidos a inversión. “Proponer esfuerzos coordinados para replantear la arquitectura financiera internacional de la deuda soberana a fin de permitir a los países, particularmente los de ingreso medio, alcanzar mayores niveles de desarrollo, cerrar las brechas sociales y reducir la intención de migrar”, señala.
El acuerdo, bautizado por los dignatarios como el Encuentro de Palenque, fue suscrito por los gobiernos de Belice, Colombia, Cuba, Costa Rica, El Salvador, Haití, Honduras, Panamá y Venezuela, además de México. Se tenía contemplada la participación de Ecuador, pero finalmente no asistieron representantes. En el caso de Guatemala, acudieron representantes del presidente electo, Bernardo Arévalo, que no firmaron por estar en periodo de transición del poder.
El pronunciamiento establece el compromiso de que se promueva el comercio interregional, eliminando aranceles entre los países; combate al crimen organizado trasnacional y al tráfico de personas, fomentando la cooperación en seguridad; que en las rutas de tránsito se brinde protección prioritaria a mujeres y niños; que se amplíen las vías regulares de migración, con énfasis en lo laboral.
Igualmente se propone la colaboración en materia de petróleo, gas, electricidad y energías renovables, y que se impulse una armonización de normas internas para crear una agencia de medicamentos de América Latina. México ha ofrecido a los países de la región su asistencia técnica y experiencia en programas de financiamiento como Sembrando Vida y Jóvenes Construyendo el Futuro.
El acuerdo fue firmado tras una discusión de dos horas y media, y los resultados fueron leídos ante la prensa por la canciller mexicana, Alicia Bárcena. En el debate participaron el presidente López Obrador, así como los mandatarios Gustavo Petro, de Colombia; Miguel Díaz-Canel, de Cuba; Ariel Henry, de Haití; Xiomara Castro, de Honduras, y Nicolás Maduro, de Venezuela.
También hicieron posicionamientos los dignatarios del resto de naciones. López Obrador señaló durante la reunión que la cantidad de recursos destinados por EEUU a la cooperación para el desarrollo regional es mucho menor a la que el país norteamericano destina “al armamentismo para las guerras”. “No podemos quedarnos esperando a que se tomen iniciativas de fondo desde el Gobierno de Estados Unidos. Tenemos nosotros que actuar, y podemos hacerlo, nos podemos ayudar mutuamente”, indicó.
Bruno Rodríguez Parrilla, ministro de Exteriores de Cuba, precisó que a las condiciones naturales que provocan la migración en la región se han sumado factores extraordinarios, “artificiales”. “En primer lugar está el bloqueo económico, que es una política que ha durado más de 60 años y que está dirigida expresamente a deprimir los ingresos, a generar pobreza, hambre, y tratar con eso de generar un cambio político, y naturalmente eso provoca un estímulo a la inmigración”, afirmó.
El diplomático añadió que además EEUU espolea la migración irregular de cubanos al ofrecerles “un trato privilegiado, singular” por razones políticas. “Si un cubano alega en la frontera que tiene un miedo creíble de regresar a su país de origen, tiene posibilidades muy superiores a las del migrante de cualquier otro país del mundo a ser aceptado en EEUU, y eso por supuesto lo conoce el migrante cubano”, explicó.
Rodríguez Parrilla afirmó que la solución “está en manos de Estados Unidos” y precisó que de parte de Cuba hay disposición a negociar en torno al embargo. “Podrían actuar si tienen interés en resolver el problema. Y por eso nosotros aceptamos la invitación que nos hace la región a estar dispuestos a sentarnos a dialogar sobre los problemas entre los dos países, las relaciones bilaterales de un modo integral”, agregó.