Cambio climático
Uno de los momentos más controvertidos llegó cuando calificó el cambio climático como “la mayor estafa jamás perpetrada en el mundo” y la energía renovable como “una broma cara e ineficaz”. “Si no se alejan de esta estafa verde, sus países fracasarán”, insistió, desmarcándose de los discursos previos del secretario general de la ONU, António Guterres, y del presidente Lula, centrados en la crisis climática.
Bombardeo de Estados Unidos contra Irán
El mandatario también defendió el bombardeo estadounidense de junio contra instalaciones nucleares en Irán, al que llamó “Operación Martillo de Medianoche”. “Ningún otro país del mundo podría haber hecho lo que hicimos”, aseguró, aunque informes internos del Pentágono indicaron que el retroceso en las capacidades iraníes fue apenas de unos meses.
Trump no evitó las referencias a Ucrania, al señalar que pensó que su “buena relación con Putin” facilitaría el fin de la guerra, aunque ahora la califica de un fracaso para Rusia. También cargó contra el alcalde de Londres, Sadiq Khan, a quien acusó falsamente de querer imponer la sharia, y acusó a la ONU de “financiar un ataque contra las fronteras occidentales” mediante sus programas de apoyo a migrantes.
Gaza
En contraste, sobre Gaza, el presidente estadounidense pidió un alto el fuego inmediato, aunque responsabilizó a Hamás de rechazar acuerdos de paz y calificó el reconocimiento de Palestina por parte de países europeos como una “recompensa al terrorismo”.
La diatriba incluyó hasta anécdotas sobre un ascensor roto y un teleprompter defectuoso en la sede de la ONU, que usó como metáfora de la “ineficacia del organismo”. “Estas son las dos cosas que recibí de Naciones Unidas”, ironizó.
La intervención de Trump dejó claro que su estrategia internacional sigue combinando la confrontación con el unilateralismo, en un escenario global en el que su país continúa siendo clave, pero donde sus declaraciones generan tanta incertidumbre como resistencia.