Después de una oleada de manifestaciones contra la polémica reforma de las pensiones en Francia en los últimos meses, el país se ve envuelto en otro caos, con incendios, saqueos y enfrentamientos con la policía.
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Las revueltas por la muerte de Nahel M., un joven de origen argelino, a manos de un agente policial continúan por tercera jornada consecutiva. Más de 1.000 personas ya han sido detenidas en todo el país.
Por su magnitud, los disturbios actuales se comparan con los pogromos de 2005, reabriendo la polémica sobre el abuso policial en Francia.
Curso de eventos
El pasado 27 de junio, se hizo viral un video que muestra a un adolescente de 17 años, que iba al volante de un automóvil alquilado, sin carnet e intentó saltarse un control policial en la ciudad de Nanterre, a las afueras de París.
Después de un breve diálogo con dos policías, el coche se puso en marcha lentamente y se escuchó un disparo. El menor murió en el acto por un balazo en el pecho.
El agente policial que apretó el gatillo, de 38 años, se encuentra en prisión preventiva. Justificó su actuación con el argumento de que el joven se negó a cumplir con sus órdenes.
Como resultado, la Fiscalía francesa incoó dos casos penales: por el rechazo a cumplir las órdenes de un representante de las autoridades y por homicidio intencional.
El policía afirmó al principio que había disparado porque el joven, supuestamente, amenazó su integridad, pero los vídeos en redes sociales desmintieron esa versión.
La madre de Nahel, Mounia, dijo al canal France 5 que no culpa a la policía, sino a la persona que le quitó la vida a su hijo.
Ira popular
Ese mismo martes, las redes sociales se llenaron de llamadas para manifestar y pedir justicia por la muerte de Nahel.
En Nanterre, los residentes convocaron una protesta frente al edificio de la policía. Varios grupos prendieron fuego a coches, barricadas y contenedores de basura, destrozaron una parada de autobús y lanzaron piedras y petardos contra la policía, que respondió con gases lacrimógenos.
Desde las calles de Nanterre, los disturbios se extendieron rápidamente a otros suburbios de París. En particular, en la localidad de Mantes, los manifestantes quemaron completamente el edifico del ayuntamiento local.
La noche siguiente, las protestas crecieron en escala y se propagaron a otras ciudades, como Toulouse, Lille, Amiens.
El jueves, la madre de Nahel lideró en Nanterre una marcha en homenaje a Nahel, que terminó con el reinicio de violentos disturbios.
En respuesta, las autoridades movilizaron a 40.000 agentes a lo largo de Francia, incluidos 5.000 en París, algo que, al parecer, no logró contener la violencia.
Según el Ministerio del Interior, la pasada jornada de manifestaciones se saldó con 875 detenciones, casi 4.000 incendios y más de una centena de ataques a edificios públicos, incluidos varios saqueos.
Además, 249 policías y gendarmes resultaron heridos durante la noche, si bien ninguno sufrió lesiones graves.
Reacción del gobierno
Después del tiroteo, las autoridades francesas se apresuraron a condenar la actuación policial, instando a los ciudadanos a la calma.
El presidente de Francia, Emmanuel Macron, calificó lo ocurrido de "inexplicable e inexcusable" y agregó que "nada justifica la muerte del joven". No obstante, remarco que la "instrumentalización" del trágico evento es inaceptable.
La primera ministra Elisabeth Borne, por su parte, dijo que la policía actuó "fuera de sus competencias", al asegurar que se hará la justicia.
Mientras tanto, la oposición francesa apela a la presunción de inocencia del policía, destacando el hecho de que el adolescente fue "conocido por desobedecer a la policía", según reportó previamente la Fiscalía de Nanterre.
Yassine Bouzrou, abogado de la familia de Nahel, confirmó a los periodistas que el menor fue implicado en "casos de desobediencia", pero aseguró que no tenía antecedentes penales.
Recordatorio de 2005
Pese a que Francia vivió muchas turbulencias sociales en el siglo XXI, expertos y medios de comunicación señalan que no ha visto pogromos de esta magnitud desde el año 2005.
En aquel entonces, en todo el país estallaron enfrentamientos después de que dos adolescentes musulmanes murieron electrocutados en un transformador cuando estaban huyendo de la policía. Con unos 3.000 detenciones y un muerto, se introdujo estado de emergencia y se impuso un toque de queda a nivel nacional.
Los choques tras la muerte de Nahel son para muchos una referencia a esta conmoción, que replantea los problemas del racismo y violencia policial.
Hasta ahora, muchas figuras públicas franceses se solidarizaron con la familia de Nahel, incluido el capitán de la selección nacional de fútbol, Kylian Mbappé, el futbolista Jules Kounde y el actor Omar Sy.
(Sputnik)