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Mundo

NUEVOS VIENTOS EN AMÉRICA LATINA

"Hay banderas que hay que volver a disputar"

La inminente asunción de Lula, sumada a los procesos progresistas y de izquierda en casi todos los países, abre nuevas perspectivas para la integración.

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Los nuevos vientos que corren en América Latina con el retorno de la izquierda al gobierno de Brasil y los gobiernos progresistas en Chile y Colombia fueron analizados por especialistas en un conversatorio denominado “América Latina y los nuevos vientos de cambio. La situación de Brasil y la construcción de la integración regional”, que tuvo lugar el pasado lunes en Lo de Molina. Allí dialogaron entre sí y con el público Humberto Costa, senador y exministro de Salud de Brasil, Nastasia Barceló, doctora en Ciencia Política y docente en la Udelar, y Camilo López Burian, doctor en Ciencia Política. Coincidieron en la necesidad de fortalecer los procesos de integración y la dinámica democrática en la región.

“El de Bolsonaro ha sido un gobierno terrible en todos los aspectos”, sentenció Costa al comenzar su participación, y puso como ejemplo el manejo de la pandemia de covid-19 y la situación económica, la que en Brasil “ha empeorado en forma muy importante, incluso en términos políticos porque durante su gobierno ha tensionado la relación y la independencia de los poderes. Ha utilizado algunos conflictos con la Suprema Corte en su favor”.

Destacó Costa que los progresistas en Brasil “tenemos dos grandes certidumbres: una es que si Bolsonaro hubiera menejado de una manera diferente la pandemia, podría haber tenido una situación diferente en la contienda electoral. Según estudios, esto era un problema muy importante. La segunda es que si nuestro candidato no fuera Lula, sería muy difícil ganar las elecciones. Lula tiene una ligazón muy fuerte con la población, sus gobiernos fueron muy importantes para los pobres”.

Costa caracterizó al gobierno de Bolsonaro como “muy marcado por el autoritarismo y con una marcada tendencia a cuestionar la democracia”. Además del deterioro de la calidad democrática, agregó, “los responsables por su elección, como la Justicia, como los medios, como la fiscalía, estaban todos temerosos de la continuidad de este. Incluso el mercado”.

Todo lo que estamos viendo en la transición es que el Estado brasileño fue totalmente capturado por el bolsonarismo. Las política económica está devastada y las políticas sociales, sin capacidad de continuidad. El gobierno va a concluir en un verdadero desastre Todo lo que estamos viendo en la transición es que el Estado brasileño fue totalmente capturado por el bolsonarismo. Las política económica está devastada y las políticas sociales, sin capacidad de continuidad. El gobierno va a concluir en un verdadero desastre

Respecto a las perspectivas de Brasil tras el triunfo de Lula -los partidarios de Bolsonaro han reclamado impugnar las elecciones-, recordó que el presidente “ha dicho ‘vamos a dar un golpe de Estado’, y para esto podría contar con las policías estaduales y grupos paramilitares creados por la política que él ha impulsado. Vamos a convivir con una situación de amenaza permanente”.

Igualmente destacó que “hay muchas situaciones buenas”. Por ejemplo, Brasil “puede desarrollar acciones en el tema del medioambiente, principalmente por lo que puede representar un gobierno como el de Lula para la integración regional”.

El exministro de salud comparó la situación actual del continente con la existente a comienzos de siglo, caracterizadas ambas por la presencia de gobiernos de izquierda y progresistas. Opinó que hay “una situación mucho mejor que la que tuvimos a principios del siglo”, lo que puede llevar a “construir un nuevo momento para los pueblos de América Latina. Es posible que esta integración venga en un nuevo momento”.

No obstante, y volviendo a su país, consideró que se van a encontrar “con una herencia muy difícil. Una herencia maldita. Porque todo lo que estamos viendo en la transición es que el Estado brasileño fue totalmente capturado por el bolsonarismo. Las política económica está devastada y las políticas sociales, sin capacidad de continuidad. El gobierno va a concluir en un verdadero desastre. No hay certidumbre de que vaya a pagar las pensiones. Las universidades no tienen el dinero para pagar sus costos. La Policía no tiene condiciones de garantizar la seguridad. Es una situación muy difícil. Pero creemos que vamos a salir. Tenemos apoyo de la población y de los amigos internacionales, podemos ganar un tiempo e implementar algunas políticas que van a tener una respuesta inmediata”.

Respecto a la integración regional dijo que “vamos a dar una importancia muy grande al Mercosur. Pueden ocurrir flexibilizaciones, pero el gobierno de Lula viene con la visión de fortalecer y garantizar la unidad del Mercosur”.

Ciclos de integración

Por su parte, Nastasia Barceló recordó diferentes ciclos de integración regional en la historia de Brasil, por lo que destacó la importancia del triunfo de Lula para las fuerzas de izquierda y centroizquierda.

Recordó el golpe de Estado contra Dilma en 2016 y la llegada de Michelle Temer al gobierno, quién “denunció a la Unasur y comenzó a abandonar los diferentes sistemas de integración. Comenzó a desfinanciarlos. Esto se vio en el Mercosur. Comienza entonces un ciclo en que, por ejemplo, el Fondo de Convergencia Estructural fue desfinanciado por Brasil y [Mauricio] Macri. Esto impactó en los países menores”.

“Otro aspecto importante es el económico. A partir de 2014 los vínculos intrabloques comenzaron a disminuir y comenzó a aumentar las ventas, sobre todo hacia China. Frente a esta situación no se generaron nuevas condiciones para un despegue productivo”, precisó.

Convergencia de las derechas

Finalmente López Burian hizo referencia a la actitud de las derechas en la región y su interconexión con las derechas de otras latitudes. Sostuvo que hay “dos familias” de la derecha: la tradicional y liberal y la radical antiglobalización. “Si algo tiene de particular, y de diferente la región, es que las dos familias de la derecha logran converger en un mismo discurso contra la integración regional. ¿Por qué? Bueno, porque tienen una entonación liberal en términos aperturistas y de privatización, y esa entonación los hace converger con las derechas más radicales, que son más abiertamente cuestionadoras del multitalteralismo”.

Destacó que la integración regional ha sido producto de la capacidad de negociación de Argentina y Brasil. “Si uno mira cómo se va dando la integración en la región, en un momento allá por fines de los 70 y comienzos de los 80 del siglo pasado, cambiaron la lógica del conflicto por la cooperación, lo que dio por resultado que los procesos de integración aumentaron en forma exponencial”.

Brasil puede desarrollar acciones en el tema del medioambiente, principalmente por lo que puede representar un gobierno como el de Lula para la integración regional Brasil puede desarrollar acciones en el tema del medioambiente, principalmente por lo que puede representar un gobierno como el de Lula para la integración regional

En este sentido destacó que los procesos regionales “no son solo importantes para el comercio. Pensarlos con cabeza comercial es quedarse con una cabeza muy pequeña del asunto. En ese sentido es muy relevante para la democracia y para esas batallas de cómo posicionarse frente a la contestación sobre la democracia”.

López Burián, sin nombrar al presidente Luis Lacalle Pou, hizo referencia a los intentos de avanzar en una agenda por fuera del Mercosur. En este sentido destacó que la integración también “da capacidad de autonomía internacional. No se puede pensar que salir de la integración puede generar más independencia. Si el país se aísla y tiene esa mirada como ajeno a la región, la apertura puede ser una trampa y un camino a la dependencia”.

Más adelante, en respuesta a una pregunta del público, volvió sobre el carácter de las derechas. Explicó que a nivel global ocurren dos cosas: “Una es que practican un internacionalismo reaccionario. Uno ve a Bolsonaro hijo junto a Milei en distintas actividades y los partidos coordinan, los think tanks se juntan y hacen actividades y estos países votan juntos en las Naciones Unidas. Brasil, que fue gran pionero en temas de salud global, en temas de género, en temas de medioambiente, cambió la pauta de votación y votaba con Hungría, Israel, con Polonia”.

En segundo lugar, consideró la relación de la derecha y sus aliados. “Estas derechas antiglobalistas, antisistémicas, poco democráticas, o nada democráticas muchas de ellas, articulan y parecen ser mucho más de lo que aparentan en nivel local y por razones tácticas logran mover a las derechas más liberales y tradicionales a su campo de influencia”.

Incluso agregó: “Logran desplazar el límite de lo decible: Le Pen padre decía cosas que dice su hija hoy. Eso no es un escándalo, pero cuando lo que decía el padre sí lo era. Logran correr el límite de lo que puede decirse”.

Además, coordinan internacionalmente y en tercer lugar “logran que la derecha más tradicional y democrática se corra en esta competencia. Frente a ellos surge una respuesta y el tema es la disputa por las palabras. Por disputar cosas que las derechas comienzan a disputar. Comienzan a disputar el concepto de la rebeldía. Hay feminismos de derecha, hay visiones ecologistas de derecha y de ultraderecha. Hay ejemplos de homonacionalismo en Francia, por ejemplo. Se dice que es bueno para la comunidad gay francesa que no haya musulmanes. Hay un montón de cruces nuevos que desafían banderas que hay que volver a disputar”.

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