La alerta desatada por la viruela del mono ha provocado, más pronto que tarde, un efecto desinformación en torno a este virus aparecido en varios países de Europa. Medios como La Razón no temblaron al relacionar la viruela del mono con personas homosexuales, dado que algunos pacientes hombres en los que se ha confirmado la enfermedad notificaron que habían mantenido relaciones sexuales con hombres.
Hacete socio para acceder a este contenido
Para continuar, hacete socio de Caras y Caretas. Si ya formas parte de la comunidad, inicia sesión.
ASOCIARMECaras y Caretas Diario
En tu email todos los días
Sin embargo, no hay una causalidad en esta sucesión de hechos. El Ministerio de Sanidad recuerda a Público que monkeypox (su nombre en inglés) "no es una enfermedad de transmisión sexual" y que no hay una relación directa entre ambas cuestiones. Esa misma aclaración la han hecho otras cabezas visibles como Antonio Zapatero, Consejero de Sanidad de la Comunidad de Madrid.
Las instituciones han roto cualquier parentesco entre la enfermedad y la orientación sexual para evitar cuanto antes que se establezcan relaciones como con el VIH, que se llegó a considerar una enfermedad de homosexuales, cuando cualquier persona puede contagiarse.
Eliseo Martínez, coordinador del grupo de trabajo de epidemiología y salud de la Academia Española de Dermatología, desmiente categoricamente a Público esta relación: "Todo apunta a que la transmisión de esta enfermedad es vía aérea de microgotas de saliva y el contacto con las lesiones. Y eso no está relacionado con las tendencias sexuales de cada uno. Si hay dos personas, homosexuales o no, van a tener riesgo de contagio. Los homosexuales no son un grupo de riesgo", apunta.
María Sainz, experta en Medicina Preventiva y Salud Pública, critica duramente lo ocurrido tras la aparición del virus: "Estigmatizar colectivos es un error, una irresponsabilidad. Volvemos al error de la comunicacion como con el VIH, que luego se demostró que era un gravísimo error desde la salud pública. No puedes estigmatizar a un grupo humano, y eso, desde la salud publica, no funciona".
La Federación Estatal de Lesbianas, Gais, Trans, Bisexuales, Intersexuales y más (FELGTBI+) ha querido responder a este señalamiento y ha pedido "seriedad". "Es necesario señalar las importantes repercusiones que tiene vincular una enfermedad con un colectivo, tanto a nivel social, como a nivel personal y psicológico, puesto que crea un estigma, que, si se asienta, es muy difícil de combatir. Es necesario que todos los agentes implicados sean responsables y no fomenten la desinformación, puesto que esta tiene un doble efecto, por un lado, estigmatiza a los colectivos vulnerables y, por otro, genera una falsa sensación de invulnerabilidad en el resto de la población", reza el comunicado.
Las certezas del virus
La viruela del mono es una enfermedad zoonótica (se transmite de animales a personas) viral poco frecuente y no se considera particularmente contagioso entre personas. En general, la transmisión de persona a persona es "poco común", según el Centro Europeo para la Prevención y el Control de las Enfermedades (ECDC).
Eliseo Martínez reconoce que al ser una enfermedad desarrollada en África los estudios sobre la viruela del mono han escaseado: "El foco no ha estado puesto aquí y no hay un nivel de evidencia que en otras enfermedades. Los datos que tenemos que hablan de una mortalidad por debajo del 10%. Dentro de África, en África Central es mayor y en África Occidental menor. El brote más grande que ha habido en países occidentales ha sido en EEUU en 2006: 76 casos en diferentes estados y no hubo ningún muerto", apunta.
Como no hay vacuna o tratamiento específico disponible, España trabaja para adquirir dosis contra la viruela clásica, válida contra esta variante y que sería inoculada en los contactos de casos confirmados. "La letalidad [de la viruela del mono] es mínima, pero tenemos el recordatorio de la viruela original, que tenía una mortalidad muy alta. No puedes ahondar en el pánico, sabiendo además que estamos viviendo todavía una pandemia y que la gente está sensible", sostiene María Sainz.
Raúl Rivas, catedrático de microbiología de la Sociedad Española de Microbiología, apunta la misma versión de la Organización Mundial de la Salud (OMS) y dice que "el período de incubación de la viruela símica suele ser de 7 a 14 días, pero puede reducirse a 5 y elevarse a 21 días. Es normal desarrollar una erupción, que a menudo comienza en la cara y luego se extiende a otras partes del cuerpo, particularmente a las manos y los pies. Al poco tiempo, la erupción cambia y pasa por diferentes etapas antes de formar una costra y caer finalmente", tal y como se puede leer en un artículo publicado en la revista científica The Conversation.
José Carmona (Vía Público)