A dos décadas de su primera aparición en la ONU, el presidente brasileño, Lula Da Silva, comenzó hablando del cambio climático y las desigualdades. “Hace 20 años comparecía aquí por primera vez. Mantengo mi confianza en la humanidad. El cambio climático nos afecta a todos, destruye nuestros hogares y países. El hambre, que fue el tema central del que hablé hace 20 años, sigue afectando a millones de personas. El mundo es cada vez más desigual”, indicó.
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“735 millones de personas en el mundo se van a la cama sin saber si mañana tendrán algo que llevarse a la boca. El mundo es cada vez más desigual. Los 10.000 millonarios en el mundo acumulan más riqueza que el 40 % de la humanidad”, agregó el mandatario.
En otro orden, Lula destacó la reciente expansión de los BRICS, con el ingreso de Argentina, Irán, Arabia Saudita, Egipto, Emiratos Árabes Unidos y Etiopía, y afirmó que ese movimiento fortalece la lucha por un escenario de mayor pluralidad económica, geográfica y política.
"En las principales instancias de gobernanza global, las negociaciones en las que todos los países tienen voz y voto han perdido aliento. Cuando las instituciones reproducen desigualdades, son parte del problema, no de la solución. El año pasado, el FMI puso a disposición de los países europeos 160 mil millones de dólares en derechos especiales de giro y solo 34 mil millones de dólares a los países africanos. La representación desigual y distorsionada en la gestión del FMI y del Banco Mundial es inaceptable", subrayó.
En unos veinte minutos de discurso, Lula fue interrumpido varias veces por aplausos provenientes de los participantes en la inauguración de la Asamblea de la ONU. Por ejemplo, cuando dijo que "Brasil está de vuelta" al escenario internacional; cuando afirmó que el país trabajará para lograr la igualdad racial; y al citar la ley, sancionada en julio, que garantiza la igualdad salarial entre hombres y mujeres en el país.
Asimismo, en su discurso, Lula dedicó mucho espacio a las cuestiones climáticas. Recordó que, la primera vez que participó en la Asamblea General, en 2003, "el mundo aún no se había dado cuenta de la gravedad de la crisis climática. Hoy llama a nuestras puertas, destruye nuestras casas, nuestras ciudades, nuestros países", afirmó, momentos después de expresar sus condolencias a las víctimas del terremoto en Marruecos, las inundaciones en Libia y el ciclón extratropical que arrasó ciudades en Río Grande do Sul, en Brasil.