El Partido Comunista de China (PCCh), el mayor del mundo, acaba de finalizar su XX congreso con una serie de definiciones que influirán no solo en los destinos de ese enorme país, sino que también en los del mundo. Para tratar de entender de qué tratan esas definiciones Alianza Progresista (Confa-Frente Amplio) organizó una conferencia a cargo de Daniel Barrios, especialista en China y en el proceso que ese país viene llevando adelante.
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“Para entender a China hay que aprender a entender al Partido Comunista”, comenzó señalando Barrios y agregó: “Para entender al mundo hay que entender al PCCh porque desde que asumió el poder el 1º de octubre de 1949 transformó radicalmente al país y lo convirtió en el gran protagonista del cambio epocal que estamos atravesando”.
Afirmó que el mundo vive un cambio de época y sostuvo esa afirmación en el hecho de que China “alumbró una nueva era. Estamos ante un cambio que comenzó a gestarse el 1º de octubre 1949 y sentó las bases el 18 de diciembre del 1978 cuando en el tercer pleno del partido, Deng Xiaoping pronunció un discurso que cambió la historia de la República Popular China”.
Barrios no duda al afirmar que “por obra y gracia del Partido Comunista de China por primera vez en la historia moderna la economía más grande del mundo será de un país en desarrollo, una excolonia, como en los hechos fue China durante el llamado siglo de la humillación”.
Y agregó que “por primera vez en la historia moderna el país que dominará al mundo no es occidental, sino una civilización absolutamente distinta. Hasta ahora occidente pensó que a medida que los países se modernizaban se “occidentalizaban”. China no es occidental ni lo será nunca”.
Acto democratizador
En este sentido precisó que el ascenso de China “es el acto más importante de democratización de la historia”. Y agregó: “En los últimos 200 años el mundo estuvo dominado por una pequeña minoría de la población mundial (EEUU y Europa); ahora la llegada de China e India (40% población mundial) representa el acto más importante de democratización de la historia moderna. Debemos aprender de esas civilizaciones hasta ignoradas y muchas veces despreciadas”.
Tras explicar estos conceptos, Barrios entró de lleno en la consideración de las conclusiones del XX Congreso. La primera es que el PCCh “es un partido marxista leninista y el modelo chino es un modelo socialista”.
Esto tiene connotaciones tanto políticas como teóricas. En el primer caso recordó que “cuando empezaron las reformas todo el mundo dijo que no eran sostenibles sino se abría un período de liberalización, democratización y occidentalización”, no obstante, China “sigue siendo esencialmente igual”.
En el segundo señaló que “algunos autores occidentales han afirmado que las políticas económicas de Deng no coincidían con las de (Carlos) Marx”, pero “está claro que las políticas económicas de China estaban en consonancia con las indicadas por Marx; es decir, fueron las políticas de China bajo la reforma y la apertura las que estaban alineadas con Marx, y no las políticas económicas de la URSS después de 1929”. En este sentido recordó que el propio Deng Xiaoping afirmaba que “hemos triunfado en la revolución china precisamente porque hemos aplicado los principios universales del marxismo-leninismo a nuestras propias realidades”. En consecuencia “nuestro principio es que debemos integrar el marxismo con la práctica china y abrir un camino propio. Eso es lo que llamamos construir el socialismo con características chinas”.
Barrios, quien en 2010 publicó en la República Popular el libro China alumbra una nueva era, recordó que más de 4 décadas después de Deng, también Xi Jinping subrayaba que “el socialismo con características chinas es socialismo” y “solo el socialismo puede salvar a China y solo el socialismo con características chinas puede desarrollar a China.
La segunda clave refiere a los objetivos trazados con motivo del centenario del PCCh. “El cumplimiento en 2021 del objetivo del primer centenario de hacer de la República Popular “una sociedad moderadamente próspera en todos los aspectos”, y un país “libre” de pobreza extrema”, se alcanzó.
Entre los resultados “extraordinarios” -y “fuera de lo común” para la inmensa mayoría de los países- de sus diez años de gestión al frente del partido más grande y más longevo en el poder del mundo, Xi Jinping subrayó en su Informe al Congreso que, a pesar de la desaceleración que sufre en los últimos años, el producto bruto interno se había más que duplicado pasando de 6,6 billones a 15,54 billones de dólares, que en términos de participación representan el 18,5% de la economía del planeta.
Durante esa década se crearon un promedio de 14 millones de nuevos puestos de trabajo por año, se construyeron 42 millones de viviendas urbanas y 24 millones en el área rural. China se afianzó como la segunda economía del mundo, se consolidó como principal industria manufacturera y pasó a ser el mayor socio comercial de 143 países del mundo. Más de mil millones hoy tienen acceso a internet, a las nuevas tecnologías y redes de información y el promedio de vida llegó a casi 80 años. Y al buque insignia del secretario general, el megaproyecto la Franja y la Ruta de la Seda, adhirieron 134 países.
En tercer lugar se ubican las metas hacia el segundo centenario. “La importancia histórica de este congreso es la confirmación de que el primer gran objetivo de los 100 años fue alcanzado y que de ahora en adelante concentrará todos sus esfuerzos para el cumplimiento del otro gran objetivo, el del segundo centenario, el de la fundación de la República Popular”, en 2049.
El XX congreso prepara al partido, al gobierno y al pueblo chino para emprender un “nuevo viaje” y asume el compromiso que para 2035 China habrá dado “un salto sustancial” en “el poderío económico-científico-tecnológico”; y para 2050, se habrá transformado “en un poderoso país socialista moderno, próspero, democrático, civilizado, armonioso y bello”, y con una “influencia internacional” proporcional a ese desarrollo alcanzado. Será recién entonces que estará cumplido plenamente “el sueño chino” prometido por Xi Jinping apenas fuera electo para su primer mandato de secretario general del PCCh.
Rejuvenecer
Sobre esta base es que surge el nuevo concepto de desarrollo expresado por Xi Jinping, diseñado para reemplazar la antigua era de reforma y apertura de Deng Xiaoping que siguió a la era de Mao Zedong y duró desde 1978 hasta aproximadamente 2017.
Su primer pilar es el conocido como “zili gengsheng”, que literalmente significa “rejuvenecer a través de las propias fuerzas”.
El segundo es su visión de una economía de doble circulación. Esta fue introducida en el otoño de 2020 como parte del último plan quinquenal para 2021-2025. “La doble circulación, en esencia, exige una contribución mucho mayor al crecimiento económico agregado del enorme mercado interno de China al aumentar la demanda de los consumidores de una gran clase de ingresos medios fuerte y emergente. Simultáneamente, se enfocaría en reequilibrar el compromiso económico global de China de un modelo anclado en la fabricación intensiva en mano de obra para la exportación masiva a un modelo que priorice tanto las importaciones como las exportaciones de la cadena de alto valor”, lo que se conoce como circulación externa.
El tercer pilar es la puesta en práctica del concepto de prosperidad común. Esto significa, como lo ha planteado el presidente Xi Jinping, que “todas las personas lograrán un progreso sustancial más tangible”.
Para el mandatario esto es clave. Ya lo enunció en 2021 cuando advirtió que “lograr la prosperidad común no es solo una cuestión económica, sino también una cuestión política importante relacionada con la base de gobierno del partido”.
La cuarta clave alude a que “la influencia internacional de China, su atractivo y su capacidad para moldear el mundo han aumentado significativamente”.
En este sentido el informe de Xi al congreso señala que “el mundo se encuentra en una encrucijada histórica” provocada por “actos de hegemonía, autoritarismo y matonismo”. Frente a esto, el PCCh vuelve a proponer una “política exterior independiente y de paz”, denuncia la “mentalidad de la Guerra Fría”, se compromete con “la construcción de un nuevo tipo de relaciones internacionales” y a desarrollar “la amistad y la cooperación con los demás países” sobre la base de los cinco principios de coexistencia pacífica.
Esos principios fueron propuestos en 1953 por el entonces primer ministro Zhou Enlai al gobierno de India cuando negociaron la relación entre los dos países acerca del Tíbet.
Desde entonces el respeto mutuo por la soberanía y la integridad territorial; la no agresión; la no interferencia en los asuntos internos de otros países; igualdad y beneficio mutuos y la coexistencia pacífica han sido los cinco pilares inamovibles e innegociables que sostienen a la diplomacia de la potencia asiática.
“La influencia internacional de china, su atractivo y su capacidad para moldear el mundo han aumentado significativamente” sentenció Xi en su informe y Barrios subrayó el cambio que esto significaba respecto al precepto de Deng para la política exterior de China: “Esconder nuestras capacidades y esperar el momento”. Para el PCCh el “momento” al que se refería “el pequeño gran timonel” había llegado y era hora de que China mostrará todas sus “capacidades” para construir un nuevo escenario multilateral y de cooperación internacional, agregó el conferencista.
El contexto mundial
Una semana antes de la apertura del congreso, EEUU hizo pública su nueva estrategia de seguridad nacional, según la cual, China representa el desafío más importante para el orden mundial. Afirma que Estados Unidos “debe ganar la carrera armamentística y económica con la superpotencia si espera mantener su influencia en todo el mundo”.
Hay una intención “de reconfigurar el orden internacional y, cada vez más, el poder económico, diplomático, militar y tecnológico para impulsar ese objetivo”.
Frente a esto China defendió su enfoque y dijo que sus diplomáticos “se atreverán a luchar”, a pesar de las críticas de que su postura puede ser contraproducente en la escena mundial.
“La diplomacia china seguirá mostrando su espíritu de lucha, mejorando su capacidad de combate y manteniéndose siempre en primera línea para proteger sus intereses nacionales y su dignidad”, añadió.
En este plano es que surge con nueva fuerza el diferendo con Taiwán. “Intentaremos buscar la perspectiva de una reunificación pacífica con la mayor sinceridad y los mayores esfuerzos, pero no nos comprometeremos jamás a abandonar el recurso de la fuerza”, aseguró Xi, lo que motivó uno de los más convencidos aplausos de los delegados presentes.
En referencia a este conflicto, Xi, que además es presidente de la Comisión Militar Central del PCCh, denunció la interferencia de “fuerzas externas” en esta isla que ejerce un gobierno autónomo desde que en 1949 asumiera el poder el Partido Comunista de Mao Zedong y proclamara la fundación de la nueva China.
Las relaciones entre las dos potencias atraviesan su peor momento desde el restablecimiento de las relaciones diplomáticas a finales de los 70 muy especialmente por las acciones desplegadas contra China por la actual administración de los Estados Unidos que configuran un escenario de una nueva versión de la Guerra Fría, concluyó Barrios.
La conferencia -que fue también seguida online- fue moderada por León Lev y comentada por el profesor Lincoln Bizzozero, historiador, investigador y especialista en política internacional.