2. Caída del régimen de Bashar al-Assad
El colapso del gobierno de Bashar al-Assad en Siria, después de años de guerra civil, abrió una nueva etapa en la región. La caída del régimen fue el resultado de una combinación de presión interna, sanciones internacionales y el agotamiento de las fuerzas militares leales al gobierno.
El vacío de poder en Siria genera incertidumbre sobre el futuro del país y la posibilidad de fragmentación territorial, con diferentes facciones disputándose el control. Las potencias regionales, como Turquía, Irán y Arabia Saudita, son actores decisivos en este nuevo escenario, lo que podría intensificar las tensiones geopolíticas.
3. La guerra en Gaza
El conflicto en Gaza alcanzó nuevos niveles de violencia en 2024, con una escalada de enfrentamientos entre Israel y Hamás que dejó miles de víctimas civiles y desplazados. La intensificación de los ataques aéreos y las operaciones terrestres incrementó la crisis humanitaria, mientras los esfuerzos de mediación internacional fracasaron en lograr un alto al fuego duradero.
La comunidad internacional tiene el desafío de impulsar negociaciones de paz, pero las tensiones políticas y religiosas complican cualquier intento de resolución. Este conflicto continúa siendo un punto de inestabilidad en Medio Oriente con implicaciones globales.
4. La guerra en Ucrania
A medida que la guerra en Ucrania entra en su tercer año, la intensificación de los combates en 2024 puso a prueba la resistencia de Europa y la unidad de la OTAN. Rusia aumentó sus ofensivas en el este del país. Este conflicto reconfiguró las políticas energéticas y de defensa de Europa. La creciente militarización de la región y la posibilidad de una guerra prolongada transforman el equilibrio de poder en el continente.
5. Elecciones y resurgimiento de la extrema derecha en Europa
El 2024 también fue un año convulso para Europa, marcado por elecciones parlamentarias en varios países de la Unión Europea que reflejaron un resurgimiento de los partidos de extrema derecha. En Francia y Alemania, las fuerzas populistas lograron avances significativos, alimentadas por el descontento social, las crisis migratorias y el aumento de la inflación.
El Parlamento Europeo también sufrió una fragmentación mayor, lo que dificultó la toma de decisiones conjuntas en temas de política exterior y defensa común. Esta situación es todo un desafío para la estabilidad política del bloque y su capacidad de responder de manera unificada ante crisis globales.
6. América Latina
El 2024 fue un año electoral para América Latina, con comicios presidenciales en países como México y Uruguay. La elección de Claudia Sheinbaum en México representó la continuidad del proyecto político de Andrés Manuel López Obrador y un momento histórico para las mujeres políticas de la región. En nuestro país, con Yamandú Orsi regresa la izquierda al gobierno con el propósito de consolidar alianzas para equilibrar el crecimiento económico con políticas sociales inclusivas.
En Bolivia, las tensiones entre el gobierno de Luis Arce y el expresidente Evo Morales intensificaron la crisis política interna. Las disputas dentro del Movimiento al Socialismo (MAS) amenazan con fragmentar el partido y debilitar la estabilidad democrática del país. El crecimiento de los conflictos sociales y las protestas populares reflejan el descontento de amplios sectores de la población ante la falta de respuestas a las demandas económicas y sociales.
Miremos ahora Ecuador, el presidente Daniel Noboa tuvo un año con un notable aumento de la violencia y problemas en materia de seguridad. La lucha contra el crimen organizado y las mafias vinculadas al narcotráfico fue una prioridad pero los resultados dejaron mucho que desear. A pesar de implementar medidas de emergencia y reforzar la presencia militar en zonas críticas, los índices de violencia continúan siendo un problema persistente. Deja como herencia "maldita" una base naval militar estadounidense en Galápagos.
Pasamos a Brasil, el gobierno de Luiz Inácio Lula da Silva enfrentó un año complejo y se esforzó por consolidar su agenda progresista en un Congreso fragmentado. Lula impulsó políticas de redistribución de la riqueza, programas sociales y medidas medioambientales, pero encontró con una fuerte oposición por parte de sectores conservadores y empresariales.
Más cerca tenemos a Argentina donde el presidente Javier Milei cumplió su primer año de gobierno con motosierra en mano, radical en la desregulación económica y la privatización de empresas públicas. Sus políticas generaron la apertura de mercados a costa de un aumento sin precedentes de la desigualdad y la desprotección a los más vulnerables.
Quedan muchos más acontecimientos por desmenuzar, los iremos trabajando con mayor profundidad en los días iniciales del año, mientras tanto esperamos que los conflictos persistentes encuentren una solución por el camino de la paz, la diplomacia y la humanidad que nos está faltando.