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El consorcio con sede en Massachusetts, anunció hace pocas horas que alcanzó más de 19 mil millones en ingresos y ocho mil 400 millones en ganancias en 2022 debido principalmente a su inyectable contra el SARS-CoV-2, cuya producción fue posible gracias a fondos federales y tecnología gubernamental.
“Los contribuyentes estadounidenses y las personas de todo el mundo deberían estar furiosos”, dijo Maaza Seyoum, coordinadora del Sur Global de People’s Vaccine Alliance, y citada por el sitio Common Dreams.
Según dijo, los rendimientos obtenidos se basaron en décadas de investigación financiada con fondos públicos sobre inmunizantes que emplean tecnologías ARNm y se desarrolló en asociación con los Institutos Nacionales de Salud.
“Esta debería ser la vacuna de la gente, disponible y asequible para todos, en todas partes, no una mina de oro para un Big Pharma”, sentenció en referencia a los laboratorios que dominan la investigación farmacológica mundial.
Los ingresos de Moderna, solo en 2022, equivalen a los presupuestos de salud combinados de 68 países, añadió además.
Tim Bierley, activista farmacéutico del grupo de defensa Global Justice Now, con sede en el Reino Unido, agregó que las escandalosas ganancias son el resultado directo de la negativa de la compañía a compartir tecnología de vacunas con el Sur Global, incluso cuando estaba claro que la escasez de estos preparados resultaría mortal.
“La especulación pandémica de Moderna es aún más impactante dado que Estados Unidos financió con fondos públicos el 100 por ciento del desarrollo de este fármaco”, comentó.
La venta de la vacuna le proporcionó a Moderna miles de millones de dólares en 2022, mientras rechazaba las súplicas para compartir tecnología con el resto del mundo, y negaba a los países de bajos ingresos la capacidad de producir inmunizantes para salvar la vida de sus poblaciones, remarcó el artículo de Common Dreams.