El 1 de octubre, Irán lanzó decenas de misiles contra el territorio de Israel, en lo que el presidente iraní, Masud Pezeshkian, calificó como una respuesta legítima "en aras de la paz y la seguridad de Irán y la región".
Las Fuerzas de Defensa de Israel (FDI) estiman que se lanzaron desde Irán unos 180 misiles balísticos, buena parte de los cuales fueron interceptados; desde Teherán afirman que la mayoría de los proyectiles alcanzaron blancos militares y de seguridad.
Las imágenes satelitales publicadas por varios medios muestran impactos de misiles iraníes en instalaciones militares del sur de Israel. El Ejército israelí, por su parte, admitió que los misiles iraníes causaron daños a "edificios administrativos y componentes periféricos" en varias bases aéreas.
Israel contra Hizbulá
El ataque del 1 de octubre siguió a ofensivas aéreas y terrestres de Israel contra Hizbulá, poderosa milicia chiíta del Líbano en la que Teherán ver una de las piezas clave de su "eje de resistencia" contra el Estado hebreo en Oriente Medio.
El primer ministro israelí, Benjamín Netanyahu, calificó ese ataque como "un gran error" y prometió que Irán "lo pagará".
Fue el segundo ataque directo que Irán lanzó desde su territorio contra Israel, tras un lanzamiento masivo de drones y misiles el pasado 13 de abril en represalia por el bombardeo sobre el consulado iraní en Damasco.
Aquel primer ataque, que duró varias horas y en el que se implicaron también las milicias proiraníes de Siria, Irak y Yemen, fue frustrado con la ayuda de una coalición internacional que incluyó a EEUU, Reino Unido, Francia, Catar, Egipto, Jordania, Arabia Saudí, Emiratos Árabes Unidos y Baréin.
(Sputnik)