Hacete socio para acceder a este contenido

Para continuar, hacete socio de Caras y Caretas. Si ya formas parte de la comunidad, inicia sesión.

ASOCIARME
Política

Con el Secretario de Relaciones Internacionales del Pit-Cnt

Para Gambera, los derechos de los trabajadores están en peligro

Desregulación, eliminación de la negociación colectiva y de los ministerios de Trabajo y el sistema de protección social. Así se resume la agenda de sectores del capital respecto al trabajo. Es la receta puesta en práctica en Argentina y Brasil. Para el movimiento sindical hay que resistir esa ofensiva y plantarse en la defensa de los derechos.

Suscribite

Caras y Caretas Diario

En tu email todos los días

Para Fernando Gambera no hay dudas de que los derechos de los trabajadores están en riesgo. Así lo dejan en evidencia las políticas que llevan adelante los gobiernos de Mauricio Macri en Argentina y de Jair Bolsonaro en Brasil. El secretario de Relaciones Internacionales del Pit-Cnt dijo a Caras y Caretas que se necesita una institucionalidad social en el Mercosur para complementar la económica.

¿Cómo se ve desde el Pit-Cnt la situación del Mercosur a la luz de los reclamos desreguladores de Macri y Bolsonaro?

La preocupación por el estado de situación del Mercosur realmente la tenemos desde hace mucho tiempo. Desde hace casi una década, cuando todavía había gobiernos que tenían una cierta identidad ideológica y que coincidieron en el tiempo en el bloque.

Hace poco participé en Mar del Plata de un acto conmemorando el momento en que esos gobiernos le dijeron a (George) Bush que no aceptaban el ALCA y de alguna manera mataron esa iniciativa. Lo que pasa es que después aparece esto que se ha dado en llamar “tratados de nueva generación”. Se ve que hay una imaginación inconmensurable y aparecen propuestas parecidas al ALCA con nombre diferente, una tras otra. Entonces, la preocupación viene de aquellas épocas. No obstante, para nuestro asombro en esa década de gobiernos progresistas, tal vez por cosas más importantes en la interna de cada país, no se avanzó en el Mercosur que nosotros reivindicamos. Defendimos siempre una institucionalidad social junto a la necesaria complementación entre los países para no competir entre nosotros y producir en forma coordinada, buscando un desarrollo conjunto que nos hiciera más fuertes como bloque para negociar. Eso no pasó. Naturalmente todo lo que queda con el tiempo se va diluyendo, se va desgastando. Lo que no quiere decir que nosotros no sigamos pensando que no hay modelo de desarrollo posible para los países de esta región si no es en un esquema de complementación y un bloque de integración regional real. Vamos a seguir peleando por eso, más allá de que no vamos a ser tan necios de no darnos cuenta de que así como está no funciona.

Ahora hay un contexto regional desfavorable para eso que nosotros planteamos. Claramente (Jair) Bolsonaro se plantea acuerdos comerciales exclusivamente con Estados Unidos, para de alguna manera marcar el perfil ideológico. Parece que hubiéramos vuelto a la época de la guerra fría. Se ubica en una posición ideológica de acuerdo con Estados Unidos y en particular con la administración (Donald) Trump para enfrentar a Venezuela y a Cuba. Al punto que no muestra mucha disposición para avanzar en el acuerdo con la Unión Europea, que no camina.

Por otro lado (Mauricio) Macri no sé si tiene la misma firmeza ideológica, pero va a ir de furgón de cola si puede engancharse. Por lo tanto, para las posiciones que defiende Uruguay, que es modificar las reglas del Mercosur o hacerlas un poco más laxas pero mantener un concepto de integración que nos permita negociar con otros bloques u otras potencias, debería seguir vigente. Pero Uruguay tiene una posición mucho más desfavorable. Lamentablemente se perdió una década. Igual creo que es un debate importante a dar y no creo que les sea tan sencillo a los gobiernos de Argentina y Brasil arrasar con todo lo que se construyó.

En la región hay un contexto desfavorable para los trabajadores, esta situación, ¿puede condicionar los derechos de los trabajadores uruguayos?

Es un peligro real y actual. Es el peligro del momento, es la prioridad del movimiento sindical en este momento en Uruguay y a nivel internacional. He leído declaraciones del secretario general de la OIT, en el marco del centenario de la organización, donde habla ya de protección social para toda la vida, desde el nacimiento hasta la muerte. Reclama políticas que contengan ese concepto. Empieza a hablar del concepto del derecho a la formación permanente. Todo eso en respuesta a un peligro que no es de los uruguayos o de la región, es parte de un contexto internacional que después se resume acá. En primer lugar la introducción de nueva tecnología. Es indiscutible que atenta contra los puestos de trabajo. Hay un debate abierto. El trabajo no va a dejar de existir. Pero además esta tecnología da pie a la formación de una nueva forma de producción a nivel global diversificada, descentralizada. Cada pedazo de las cosas que consumimos se hace en diferentes partes del mundo. Se trata de eslabones de una escala de valor que termina enriqueciendo a unos pocos como siempre, y además concentrando más la riqueza a nivel mundial. Y toda la logística que eso supone la tecnología lo facilita cada vez más con su desarrollo.

El problema de los que vivimos en los países periféricos o subdesarrollados, como Uruguay, es que en todas esas cadenas de valor, produzcan lo que produzcan,  en nuestros países está siempre el eslabón débil, el primario, el de la extracción, el que tiene menos valor agregado, menos mano de obra. En contraposición está siempre el eslabón más fuerte que es el que agrega conocimiento y lo genera. ¿Cómo vamos a tener proyecto de desarrollo si esa lógica se mantiene y se incrementa? ¿Cómo el mundo va a poder sortear fenómenos que no son una casualidad, que son el resultado de eso, como las olas inmigratorias? ¿Qué país va a decir: ‘vengan todos’ y yo me hago cargo de un problema que es a nivel mundial? Me parece que se debe dar un debate para ver cómo lo enfrentamos con políticas sociales que puedan prever los efectos de esa concentración internacional de la riqueza a través de esas cadenas de valor.

Las nuevas tecnologías son vistas como un desafío, pero para el capital  son una oportunidad de aumentar las ganancias con menos mano de obra.

Siempre se nos dice que hay que ser innovador, pensar con cabeza abierta. Yo creo que sí, estoy de acuerdo. La única manera de enfrentar estos tiempos es pensar con cabeza abierta. Ahora, lo que se nos pide a nosotros por parte del poder económico no lo tienen ellos, porque en realidad las recetas son las mismas. ¿Cuáles son las recetas? Desregular, eliminar el Ministerio de Trabajo, que no haya negociación colectiva, sino que por encima esté lo que arreglemos entre el patrón y yo, que no tiene ningún valor porque la fuerza en ese caso es nula. Si esas son las recetas, de nuevo no tienen nada. E irrumpen con nombres nuevos cosas viejas. Lo único que hoy tienen es mayor apoyo tecnológico. Por ejemplo, el teletrabajo. Yo ingresé a los 18 años a trabajar en una fábrica textil y entre las cosas que me tocaba hacer como cadete era ir a la casa de dos o tres extrabajadoras de la fábrica que habían optado por trabajar desde su domicilio. Yo les llevaba el trabajo que debían hacer. Parece que eso les servía, pero ellas ya no tenían la licencia que tenía yo en la fábrica, no tenían salario vacacional, supongo que de su bolsillo pagarían la atención médica.

Lo nuevo del teletrabajo es que nadie lo tiene que llevar. Lo que uno se plantea es, por ejemplo, a esa persona, ¿quién le asegura la silla ergonómica que se le exige a un call center? Cuando se le deforma la columna o la tendinitis avance, ¿quién va a definir que eso es una enfermedad profesional? Las leyes laborales empiezan a quedar diluidas por formas de trabajo donde hay un agujero legal. No se sabe si eso va a estar cubierto o no y de qué forma va a estar controlado. Es un ejemplo de que en realidad al sector empresarial, sobre todo a quienes tienen el capital y ofrecen los puestos de trabajo, no se les ha ocurrido nada nuevo hasta ahora, ni tampoco tienen actitud de investigar.

Y de la mano de eso viene el discurso desregulador.

Claro. Esto se corta por la parte más fina del hilo: hay que desregular para mantener el trabajo. Una cosa que no podemos aceptar de ninguna manera. En ese contexto es que también hay que analizar el Mercosur y la integración regional. Es más, en su institucionalidad el Mercosur tiene avances en ese sentido.

Este año hay elecciones en Argentina y Uruguay, ¿pueden provocar cambios en la correlación de fuerzas del Mercosur?

Tenemos conquistas importantes en materia de derechos y nos vamos a plantar en la defensa de esto. No podemos permitir retroceder hasta 15 años atrás. Esto seguramente sea el centro de la pelea a nivel nacional en cada país.

Dejá tu comentario

Forma parte de los que luchamos por la libertad de información.

Hacete socio de Caras y Caretas y ayudanos a seguir mostrando lo que nadie te muestra.

HACETE SOCIO