Wilson definía al Uruguay como una “Comunidad Espiritual”. Vamos a votar por ella. SÍ a lo que queremos ser, para poder cambiar todo lo que no queremos ser. El clima de ambos bandos al iniciar la campaña nos ayuda mucho a interpretar de qué se trata.
No vamos a rehuir el análisis del texto de los 135 artículos que queremos derogar, que no dependa de la opinión de un policía, si hubo delito o no (subjetividad penal), desinclusión financiera de asalariados, desalojo sumario de inquilinos, debilitamiento de la Educación Pública, etc. etc.
Pero de arranque no pasaremos por alto el estilo y la definición que implica. Con mi señora arrancamos gracias a Fuecys, que organizó un ‘puerta a puerta’. Nos acompañaban dos jóvenes que no tenían la menor idea de quién era yo. Fue divertido y didáctico. Primera casa donde me reciben y saludan con afecto se sorprenden: “qué Bueno, se encontraron con amigos”. La segunda vez pusieron cara rara y a la tercera y en adelante se morían de la intriga. Es a esos, que no vivieron nuestro tiempo, de quienes tenemos mucho que aprender.
Hicimos muchas cuadras en barrio Sur y en Palermo. Tremenda receptividad. La gente nos iba armando la nómina de argumentos: docentes, trabajadores, empleados, inquilinos. Cada uno compartía en dónde le apretaba más el zapato LUC. La gente lo tiene clarísimo. Fuimos a explicarles a los vecinos y aprendimos de ellos.
De noche, no tenía fuerzas ni para hacer zapping. Así vi los noticieros. Esos que estiran la noticia. De dos a tres horas…Únicos en el mundo. Una nota al director de Convivencia Ciudadana, de Heber, la última vedette que han elegido como portavoz del gobierno, en un canal: 40 minutos (sin Puglia). Vi en las noticias, paso a paso, el itinerario blanco. Mucho no podían explicar. 15 o 20 minutos por localidad. No hablan de la LUC. Critican al gobierno del FA, como introito. Segundo tema y epílogo: criticar al FA, ¿por la positiva?
Ni un argumento a favor de ninguno de los artículos que se plebiscitan. Pero no pasemos por alto el estilo autoritario que demuestran. En Paysandú, también en Rocha, se aplicó la censura al Carnaval. Nada de Panteras Rosas o ironías. ¿Prohibir la política en la murga? No saben lo que es el Carnaval uruguayo al que, una vez más, Wilson llamaba “identidad cultural desde el campo popular”.
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El secretario de la Presidencia, a quien conocí wilsonista, salió dos días seguidos en los informativos criticando el contenido de las letras de las murgas. Yo, periodista, le preguntaba a Bustillo qué tablados conoció de chico. A Delgado cuál fue el mejor cuplé del 2020, a Heber la última vez (o la primera) que fue a un tablado de barrio. A Iturralde qué genero de Momo le gusta más, y por qué.
Vox pópuli que antes hubo llamadas del más alto nivel…bueno, alto no diría, desde la cúspide antes. Lo cierto es que el Estadio Centenario prohibió un acto del SÍ. ¿Por qué? ¿Desde cuándo? La última vez que vi a Viglietti fue en el Centenario, en un acto de solidaridad con Haití, de donde yo llegaba tras prácticamente un año allí.
Ahora no se puede. Ni repartir volantes. Dos casos: jóvenes con folletos sobre el Covid y otro con información sobre el SÍ. A las respectivas ferias, llegó la policía (todo filmado con celular y colgado en las redes). Frente a ellos un grupo pagado repartía folletos por el NO. Solo los dos primeros fueron abordados por la policía, se les pidieron documentos, a uno se lo llevó al patrullero.
A veces los argumentos jurídicos, no por importantes, son los más eficaces: pero el art. 168, numeral 17 (inciso a) dice que la Ley de Urgencia no puede incluir más de una ley. Esta tiene de todo. Nada urgente, pero arbitrario a favor siempre de los mismos: de todo. O sea, además, todo es groseramente inconstitucional.
Memoria. ¿Qué pasó con Bordaberry al poner en sus manos mecanismos como el Estado de Guerra Interno, las Medidas Prontas de Seguridad y otros igual de represivos? Terminó en un golpe de Estado. Ojo que hoy los golpes no son como antes. Ni tanques, ni disolución del Parlamento. Ver Ecuador, Bolivia y Brasil, donde estuvo preso en las elecciones el candidato que este año ganará por más del 50%.
Por eso a mí me gustó que nos tocara el “SÍ”. Otros preferían el NO: “No a la LUC”. Yo prefiero decir SÍ: sí a nuestra capacidad de cambiar lo que está mal y profundizar las cosas buenas. Sí a nuestro estilo nacional, nuestra idiosincrasia. Sí a nuestro apego a la Ley. A ver si se animan a decir que es lo que NO quieren quienes así voten.