Por Pablo Silva Galván
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Atender la situación de más de 400.000 trabajadores sin recursos ante la perspectiva de una cuarentena obligatoria pasó a ser el centro de los reclamos del movimiento sindical que llevó adelante el miércoles por la noche, junto con las organizaciones agrupadas en la Intersocial, un caceroleo.
“Nos reivindicamos como defensores de los trabajadores sindicalizados, pero además como escudo de los sectores que quedan en mayor debilidad”, dijo a Caras y Caretas Fernando Pereira, presidente del Pit-Cnt, al explicar las razones de ese reclamo.
Recordó que la semana pasada la central sindical entregó al presidente Luis Lacalle Pou una serie de propuestas para hacer frente a la emergencia sanitaria y sus consecuencias sociales y económicas. Entre estas se encuentra la de una renta básica para todos aquellos trabajadores informales que no cuentan con ningún tipo de cobertura. Hasta el cierre de esta edición, el Poder Ejecutivo no había respondido.
“Le hemos presentado [al gobierno] propuestas referidas básicamente a generar coberturas que generaran condiciones de escalonamiento para llegar a la cuarentena en las mejores condiciones posibles, si es que llegamos”, explicó Pereira. “Hay que tener en cuenta que hay colectivos muy vulnerables. Son 400.000 trabajadores que abarcan a feriantes, empresas unipersonales, costureras, plomeros, electricistas que trabajan por la cuenta, puestos ambulantes, venta en los ómnibus, cuidacoches. Y otro gran colectivo son los artistas y los músicos que no abren ni sus salas ni los locales donde tocan ni los boliches. O sea que ahí hay una circunstancia que afecta muy fuertemente a cientos de miles. Muy pocos de ellos tienen una espalda para resistir algún tiempo. Pero a los que no tienen no se les puede pedir que hagan frente a la cuarentena sin tener qué comer”.
Señaló que esa situación no se resuelve mediante un seguro de paro especial. “Tiene que ver con aquellos que no están sindicalizados, que tienen trabajos informales y que cuando se da una circunstancia de este tipo, que nadie espera, que abarca a toda la población, a todo el planeta, hay que enfrentarla tratando de salir en clave de la mayor cohesión social posible. Y esto es no dejar a ningún colectivo por el camino”.
“Todas estas situaciones proponemos atenderlas mediante una partida de salario mínimo”, precisó.
Si bien se calcula que pueden ser 400.000 personas, se estima que pueden ser aún más quienes necesitarán pasar el período de cuarentena con alimentos y algún servicio garantizado. “Que es lo mínimo que alguna persona debe tener para poder seguir viviendo. A nadie se le puede decir quedáte en tu casa sin tener que comer. A partir de estas consideraciones empezamos a trabajar con la Intersocial, proponiendo vigilar los precios de los artículos necesarios y los que componen la canasta familiar”, agregó.
En este sentido, afirmó que “lo que se ha hecho con el alcohol gel es desleal con la nación. Pero parece que hay más críticas al movimiento sindical que a esto que perjudica a la gente. Cuando nosotros decimos que la salud no puede ser una mercancía, bueno, acá hay una prueba de cómo la transforman en una mercancía. Los tapabocas que usan los médicos y enfermeros valían entre $100 y $150, cuando apareció el virus en el Uruguay pasaron a costar entre $500 y $700. Este es el nivel de especulación criticable. Entonces, ante esto decimos que el Poder Ejecutivo debe tener algunas políticas activas que permitan la fijación del precio de artículos de primera necesidad, alimentos y productos que tengan que ver con el contagio”.
Además hizo hincapié en la necesidad de aplazar el aumento de las tarifas de los servicios públicos. “Planteamos aplazar el aumento. Si la opción de tener políticas focalizadas es la que prima en el gobierno, muy bien, que se focalice en aquellos hogares que tienen menor consumo de 230 kilowatts y menor consumo de agua, y, si es posible, que se les quiten los impuestos, como el IVA, lo que generaría una mejor condición para resistir, insisto, una circunstancia no deseada”.
Señaló que “cuando se ve lo que pasa en el mundo, parece que la cuarentena va a llegar. Incluso por lo que está diciendo el Sindicato Médico y las sociedades científicas. Si esto fuera así y no prevemos políticas sociales compensatorias, el problema va a ser muy importante”.
“Yo entiendo que el gobierno va a estar trabajando, si va a decretar en algún momento la cuarentena obligatoria, en cuáles van a ser las excepciones para que en el país sigan funcionando los servicios públicos, que pueda haber alimentación, que haya policía y bomberos, que la salud esté a full”, agregó.
En ese marco es que “decidimos en la Intersocial once puntos centrados en la exoneración —algunas cosas hay, como postergar las cuotas del Banco República para jubilados y activos, aunque habrá que ir mejorándolo—, y al mismo tiempo colocar un colchón social que nos permita que la crisis económica en la que el Uruguay va a entrar no se transforme al mismo tiempo en una crisis social muy importante”.
Recordó en ese sentido que el mercado de trabajo “se va apagando —hasta ayer había 52.000 personas en el seguro de paro y están ingresando al mismo en el entorno de 10.000 por día— y esto supone una situación compleja que hay que analizar con objetividad”.
“¿A qué apuntan estas propuestas del movimiento obrero?”, se preguntó Pereira al reflexionar sobre el papel de los sindicatos en la emergencia. “Es que nunca nos pudimos pensar solo como la expresión genuina de los trabajadores sindicalizados, nos reivindicamos como eso pero además como escudo de los sectores que quedan en mayor debilidad. Ahora estos sectores son lo que aun teniendo ingresos, los tenían hasta la semana pasada, algunos con ingresos respetables, ahora pasaron a cero. Ese colectivo queda en una vulnerabilidad total. Simplemente con hablar con cualquier feriante, con cualquier artista, con cualquier trabajador independiente, nos vamos a dar cuenta de que tiene unas dificultades que no tenía el mes pasado, porque se quedó sin ingresos de un día para otro. Eso demuestra la importancia que tiene contar con la mayor formalidad posible en el país”.
Se estima que en Uruguay alrededor del 25% de los trabajadores se encuentra en la informalidad. “Comparados con el resto de América Latina, debemos ser el país que menos tiene, pero eso no puede ser un dato que nos conforme, porque aquel trabajador que hoy no está formalizado no tiene protección de ningún tipo”.
“Pretendíamos que se tomaran algunas medidas para prevenir esas circunstancias. Ningún gobierno quiere atravesar una peripecia de este tipo, pero nosotros queríamos plantearle el gobierno que se tomen medidas de protección sobre este sector que ha quedado muy desprotegido”, subrayó.
Caceroleo y polémicas
Respecto a la medida de caceroleo llevada adelante el pasado miércoles tras la convocatoria de la Intersocial, y que cosechara críticas desde el gobierno y sus aliados, Pereira dijo que “algunos ni siquiera leyeron [la convocatoria]. Por ejemplo, cuando escucho a Pablo Da Silveira [ministro de Educación y Cultura] decir que no es lógico homenajear a Tabaré Vázquez que no nos protegió de esta epidemia y cacerolearle a Lacalle Pou, lo que puedo pensar es que no leyó. Tanto la decisión de la Intersocial como la del Pit-Cnt, como cada una de las entrevistas que he dado, hemos dicho no es contra el gobierno. El gobierno ha adoptado medidas que son positivas, como transferencias al Mides, hogares para las personas que están en situación de calle, un conjunto de políticas vinculadas a las pequeñas y medianas empresas, pero entendemos que tienen déficits. No decimos que estén mal las medidas, lo que decimos es que son pocas para las necesidades que tenemos”.
Por eso, “en estas circunstancias es que reclamamos el apoyo de la sociedad a las medidas. Y siempre la manera de hacerse escuchar del Pit-Cnt es colocar sus ideas y atrás de ellas la lucha. La lucha tradicional que el movimiento sindical desarrolla son movilizaciones con decenas de miles de trabajadores a lo largo y ancho de todo el país. Hoy eso no es posible porque tenemos una situación sanitaria que respetar y hemos sido respetuosos de cada decisión sanitaria que ha tomado la autoridad. Ahora, respetando esas visiones, creemos que para ingresar a una fase posterior a la que estamos es tener cobertura social para los sectores que están más perjudicados”.
“En ese sentido es que hemos tomado esta decisión, que no supone querer desestabilizar al gobierno ni generar descontento ni colocarle un palo en la rueda a las políticas que está desarrollando, sino defender nuestra propuesta para que el Poder Ejecutivo la analice y le dé respuestas concretas”, sentenció.
A juicio del presidente de la central sindical, “pueden ser estas propuestas o puede haber otras. En definitiva que esto culmine en la convocatoria a un diálogo nacional que permita encontrar cuatro o cinco herramientas para salir de esta crisis sanitaria, económica y social de la mejor manera posible. Y una vez salir de la pandemia reactivar la economía de la mejor manera posible”.
“Esta es una aspiración lógica. Como no encontramos otra medida que el caceroleo fue lo que hicimos, pero no es para dividir a los uruguayos, no tiene ninguna intencionalidad. Y las críticas que son sanas, aquellos que entienden que esta no era la medida más adecuada, yo las respeto. Pero parto de la base de que tienen que haber leído. Lo que dijo Lacalle Pou parece ser lo más adecuado: no las comparto pero tienen derecho a hacerlo”, subrayó.
Solidaridad de clase
Respecto a las acciones de solidaridad concretas que el Pit-Cnt está desarrollando en zonas de población carenciada y con sectores desprotegidos, Pereira dijo que “hay por todos lados”. Señaló que hay apoyo a ollas populares y entrega de alimentos en zonas como Nuevo París, Rincón de Sayago, “donde hay una cantidad de gente que tiene dificultades”, Nuevo Ellauri, “tratando de llegar con bandejas a cada lugar. Y estamos armando canastas de alimentos para las ollas que se están armando en los barrios y para darle contención a la gente que la está pasando mal. Ese esfuerzo se está haciendo por parte del movimiento sindical. Va a haber una convocatoria a los sindicatos y ciudadanos a llevar a la sede de la central alimentos no perecederos. Hemos recibido aportes de empresas, los sindicatos, y hemos aportado recursos propios de la central para cubrir a la mayor cantidad de gente. Somos conscientes de que no vamos a cubrir a todos los que tienen necesidades, pero tampoco nos vamos a quedar cruzados de brazos. Nuestra ayuda tiene un límite, pero lo vamos a estirar lo más posible. Los sindicatos se han portado solidariamente, y naturalmente que todo lo que está al alcance el movimiento sindical lo va hacer”.
Acerca de la solidaridad del movimiento sindical recordó que esta se expresa de manera permanente. “No es que hoy nos colocamos en postura de solidaridad. Todo el mundo sabe que estuvimos en Dolores, en Pan de Azúcar, en San Carlos, estuvimos en las inundaciones. El Sunca solidario y la Brigada Agustín Pedroza construyen o mejoran casas para los niños que nacen prematuros, AEBU pone su piscina para todos los niños con discapacidad de las escuelas de contexto crítico de Montevideo en forma gratuita. Estas cosas por lo general no las publicamos, pero cuando empiezan a aparecer estas voces necias criticando nuestra solidaridad es necesario decirlas. Dos mil estudiantes del interior se quedan en hogares de los sindicatos. Yo entiendo que se diga tal medida no la comparto, pero la solidaridad brota por los poros dentro de los sindicatos. Antes de dar cualquier discurso, el dirigente sindical aprendió que debe ser solidario”.
“Lejos de decir que la unidad nacional no es un valor, decimos que la unidad nacional es un valor al que todos tenemos que cuidar”, sentenció. No obstante, aclaró que “no se puede confundir unidad nacional con no expresar posiciones de las organizaciones sociales, porque parto de la base de que algunas posiciones se parecen más a querer criminalizar la protesta o la movilización que a otra cosa. Porque, aun en el error o en el acierto, es obvio que convocamos a una protesta pacífica. No encuentro cosa más pacífica para protestar que golpear una cacerola, una chapa. Si estuvo vinculado a la lucha contra la dictadura, lo entiendo, por eso nosotros no lo usamos durante mucho tiempo. No la usamos porque nos gusta, la usamos porque no encontramos otra medida. Si se encuentra una mejor, usaremos una mejor. Pero lo que no se le puede pedir al movimiento sindical es que no nos preocupemos por los que hoy no tienen cobertura social, porque eso no lo vamos a hacer. Ni hoy ni nunca”.
Reclamos sociales
La Intersocial —integrada por el Pit-Cnt, Onajpu, FEUU, entre otras organizaciones sociales— propone, entre otros puntos, la creación de una renta transitoria de emergencia. Su objetivo es lograr que “todos los uruguayos cuenten con un ingreso mínimo que les permita acceder a bienes y servicios básicos, de manera que puedan respetar las medidas que se vayan implementando para evitar los contagios”.
Reclama medidas de protección a las unidades productivas y el empleo porque, además “de contener el impacto sobre los hogares más vulnerables”, se hace necesario “contemplar la situación de las unidades productivas de la economía, particularmente las que más han resentido su actividad producto de esta coyuntura y también las que se encuentran en situación de mayor debilidad para afrontar un shock negativo como el que estamos atravesando desde el punto de vista económico”.
Sobre las tarifas públicas reclama postergar el aumento previsto para abril “de manera de no tensionar aún más sobre el ingreso de los hogares más vulnerables, los que se han visto más afectados por el aislamiento social y el incremento en el nivel de precios que ha representado la suba del valor del dólar en el marco de un contexto de gran incertidumbre acerca de la evolución de sus ingresos”.