A un mes de la fuga del uruguayo Sebastián Marset, la policía boliviana apuesta todas sus cartas a presionar a familiares y amigos cercanos del narcotraficante uruguayo para forzar su entrega.
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“No sabemos su paradero, si es que salió o no del país, pero como sus allegados son socios del narcotráfico, la estrategia pasa por presionar a todos los que tuvieron que ver con él. Esa estrategia dio buenos resultados en el caso Montenegro y en los que tienen que ver con familias comunes: pinchas a su amante, a su perro, a su gato y al final hace que la presión lo obligue a presentarse y entregarse”, señaló una fuente policial al diario boliviano el Deber.
Marset huyó justo un día antes del operativo que planeaba atraparlo. Desde entonces, solo ha habido videos de él refiriéndose a su captura. La Policía encuentra a presuntos vinculados y allana propiedades del narco sin poder llegar a una pista certera.
Su esposa, María Virginia Araki, también fue imputada y enviada a prisión, acusada de lavada de dinero. También estaría vinculada al narcotraficante.
Federico Santoro, otro de los tantos hombres de confianza del narco uruguayo Sebastián Marset, fue enviado a prisión ayer luego de ser arrestado en Paraguay. Ello fue posible tras una audiencia de medidas cautelares.
El acusado fue enviado la cárcel de forma preventiva, se lo imputa por asociación criminal. Los informes indican que Santoro desempeñó un papel fundamental en la organización criminal de Marset en los años 2020 y 2022, ya que sería el encargado de recibir los fondos procedentes del tráfico de sustancias a otros países.