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Política

Política en 2 x 4: El Bacán de la Tahona

“Hoy no hay guita ni de asalto, y el puchero está tan alto que hay que usar el trampolín; si habrá crisis, bronca y hambre, que el que compra diez de fiambre hoy se morfa hasta el piolín. Como si los astros se hubieran alineado para el novel presidente, hasta el tradicional Gran Premio Ramirez lo ganó un pingo denominado Ajuste Fiscal”.

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Por Ricardo Pose

Y mientras la izquierda debate si la derrota se debe al tornillo faltante del mundo, al tiempo que busca la niña bonita que oficie de candidatas y candidatos a las municipales, el nuevo gobierno, que aún no ha asumido, avanza en imponer su relato de la supuesta crisis económica en la que recibirá el país, vuelve a su luna de miel con el gobierno republicano de Estados Unidos, y sigue una lógica confrontativa desde la pasada campaña electoral.

Las críticas a la gestión del Frente Amplio obedecen, entre otras, a tres razones principales: primero, aprovechar los tiempos que se le agotan de la comodidad de ser oposición; segundo, mantener en todo ese discurso alineados a los aliados multicolores, y, tercero, aprovechar el desgaste generado de cara a las elecciones municipales.

Por otro lado, esta nueva derecha –bacana, pituca y garufera– es implacable.

Tal vez el gran error táctico de la izquierda fue construir la imagen del futuro presidente, transpolando la de sus antecesores.

Cualquier tanguero reconoce las diferencias entre un tango de Piazzola y uno de D’Arienzo, aunque estén en el mismo género. Así, una campaña electoral, urgida de dar respuestas a lo que las encuestas predecían, olvidó aquella enseñanza ancestral china de Sun Tzu: “Conoce al enemigo como a tí mismo”.

 

Del barrio la Tahona, sos el más rana

La generación de políticos de Sanguinetti y Luis Alberto Lacalle es la de D’Arienzo; la de Lacalle Pou, la de Macri y otros en la región es la de Piazzola. No es un problema de edad y, como en el tango, sí pertenecen a un mismo género.

Pero Lacalle Pou, otro presidente joven que nos dan los Lacalle para la media de edad de los presidentes que ha tenido este país, es otra cosa.

No haberlo visto en su momento no implica poder describirlo a tiempo, para delinear las nuevas estrategias de resistencia.

Luis es el ultraradical postmodernista, pertenece a las generaciones que, aun luego de instalada la democracia y a pesar de estar en el seno de una familia política, se dedicaban a las actividades de chico “Bean”.

Corría olas, jugaba al rugby y practicaba sin ambigüedades esa solidaridad ligada a la piedad cristiana. Es bonachón, no en el sentido de los viejos y cancheros caudillos políticos, sino en el sentido de irse a dormir habiendo realizado la buena acción del día.

Hace gala de sus torpezas, en esa suerte de imagen antihéroe, tan afín a las nuevas generaciones; reconoce sus limitaciones y viene teniendo sus golpes de suerte.

 

Taita Compadrón

Los gestos que algunos no dudan en calificar de demagogia, realizados por el flamante presidente durante el verano, están en el catálogo de la uruguayés.

¿Quién no ha valorado como un rasgo positivo de los uruguayos detenerse en la ruta o en el camino a prestar ayuda, o el vínculo llano de nuestros gobernantes en la vía publica sin grandes aspavientos de seguridad?

¿Cuándo dejó de cotizar la compadreada aun por parte de los investidos institucionalmente?

¿No hemos aplaudido algunas actitudes de firmeza de Tabaré cuando ha sido increpado en la calle y de Mujica como presidente en algún boliche?

Claro, forma parte del juego político que los asesores de imagen de Lacalle Pou resalten como una originalidad el caminar por las calles sin ostentar seguridad, como lo han hecho la mayoría de los presidentes.

Parecería que el problema que viene teniendo la nueva oposición es que se vienen achicando los puntos débiles del futuro gobernante.

Está en la cresta de su ola, como buen surfista, y la está haciendo rendir, pero no deja de ser una ola.

Mientras la izquierda define que trole hay que tomar, marzo se acerca.

Le pagamos con cheque a treinta días por la crisis económica que se avecina con su gobierno, mientras el este estalla de veraneantes y los sectores del agronegocio y el comercio dicen estar en un buen momento.

Pero volviendo al estratega chino, Sun Tzu, que nos recuerda debilitar las alianzas del adversario, deberíamos tomar en cuenta que desde ese entorno multicolor llegan noticias auspiciosas.

 

La araña que salvaste picó

Los escándalos de corrupción que rodean a sus huestes aliadas –que parecen no tener fin, porque son las que explican el origen de ciertas sumas fabulosas de capital–, más los implicados en la peor historia del Uruguay en cuanto al terrorismo de Estado, deberían ser parte de la artillería con la que cuenta la oposición.

Desconozco las dotes de bailarín del presidente, pero ante el corte y la quebrada constante que realiza frente a estos hechos, en algún momento hay que exigirle posturas claras.

¿Cuántas de las ganancias en el negocio sojero y de exportación de drogas financiaron ciertas campañas electorales?

La primera picadura ya se la dieron sus aliados disfrazados de movimiento social de Un Solo Uruguay; el discurso reivindicativo y cuestionador, tal vez basado en una estrategia de sobrevivencia de este grupo, obliga urgentemente a tejer al presidente, aun en no funciones.

Se salieron del libreto, aguando parte de la fiesta.

Hasta el momento, no ha existido ni siquiera de parte de la izquierda un cuestionamiento tan profundo, que habla de promesas que no ven contempladas. Y no hay peor mordedura para la autoestima que la del propio perro.

La otra picadura vino antes de Ceres, el antiguo nicho de Talvi.

Así, el bacán empieza a encontrar en su propio universo un mundo hostil, fuera de la burbuja de la Tahona, y aun deslizándose sobre la ola del triunfo se avecina un revolcón nada elegante.

Se viene agotando al decir de Cadicamo: Con la punta del zapato escribís el garabato de un tangazo compadrón, y en el amor. ¡Quién como vos! Por eso es que el percantaje y el racimo del reaje se abre en par cuando pasas… ¡También, con esa pinta, muchacho, quién te puede atajar!”.

 

Corte y hacha

Lacalle Pou recibe con agrado la llamada coqueteadora del representante de Estados Unidos, pasando por alto al canciller aun en funciones, y en el momento en que el gobierno de Trump se embarca en una guerra con Irán.

Tema delicado, al igual que su ofensiva contra el gobierno de Venezuela, pero ajeno a la cotidianeidad de la gente e indiferente a su electorado.

Es de esperar que cuente con cierto respaldo para los cortes de hachas anunciados en sus primeros cien días de gobierno.

Así como impuso el concepto de “cambio”, está imponiendo urgentemente el de “crisis” como herencia recibida, y el de “infiltrados” como forma de ir deslegitimando la movilización popular.

Las calles se llenarán de embestidas bagualas, generando la idea de que estas van más allá de lo razonable, en la convivencia democrática y el derecho a expresarse.

El concepto de “libertad” pechará palmo a palmo, desregulando; será en el supremo ejercicio de la libertad, con cierta dosis de irresponsabilidad, que se partirá gente al medio o provocarán daños a otros vehículos tras un volante, viniendo de algún escabio.

Las rotas cadenas en el Mercado profundizarán el condicionamiento de la vida.

Llegará el chan chan, irreversible pero lentamente, y ahí habrá que hallar un pingo que llegue antes al disco y le gane al caballo del comisario.

 

Basta de carreras
Se acabó la timba
¡Un final reñido
Yo no vuelvo a ver!
Pero si algún pingo
Llega a ser fija el domingo
Yo me juego entero
¡Qué le voy a hacer!

 

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