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Política

Prolegómenos

Política, gobierno y daños colaterales

En la noche del día 23 de marzo, y como parte habitual de una liturgia que cada vez se torna más naturalizada, el Poder Ejecutivo, en la persona de su presidente acompañado de algunos de sus ministros, informaba a la población sobre la situación de la emergencia sanitaria decretada como consecuencia de la presencia en el país del COVID-19.

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Por Rolando Arbesún Rodríguez

La conferencia en cuestión había estado precedida por varias situaciones.

Primero, la pública posición del SMU con relación a avanzar hacia una “cuarentena general” y la reunión que su presidente tuviera, ese mismo día, con el presidente de la República.

Segundo, las manifestaciones del expresidente Dr. Tabaré Vázquez sobre las acciones que sugería realizar. Dichas expresiones fueron posteriores a la declaración del SMU, aunque se le pretendió atribuir a una confabulación opositora.

Tercero, la intervención con cierto tono opositor del senador Manini, afirmando que estábamos ante una guerra en donde él aconsejaba al Gobierno, que él integra, cómo actuar.

Teatralidad y gestualidades

En la conferencia de prensa, el montaje se mantuvo invariable con relación a la dinámica que se ha venido estableciendo cuando está presente el presidente de la República.

Es un escenario repleto de gestualidades, algunas de ellas tan visibles y claras que “rompen los ojos”, como, por ejemplo, las posiciones tipo “estampas” de los ministros de Defensa (quien no paraba de asentir con la cabeza mientras el presidente hablaba), Interior y Relaciones Exteriores.

Llamó la atención, en cambio, la ansiedad del ministro de Salud, de quien se ha dicho que había presentado la renuncia, pretendiendo responder a los periodistas cuando las interrogantes referían directamente a su cartera.

En este cuadro no dejó de sorprender la actitud del presidente, al “hacerse cargo” de estas preguntas claramente dirigidas a su ministro, impidiendo a este que hablara y mirándole como para que se callara la boca.

No obstante, con educación, Salinas, ministro de Salud, respondió diligente cuando el presidente trastabilló antes de responder.

Pero todo esto no son más que minucias, la noche tuvo otras gestualidades notables, todas del presidente que “se hace cargo”.

Gobierno sí, política no

“Nosotros no estamos haciendo política, no vamos a hacer política, nosotros estamos gobernando, es una responsabilidad superior”, afirmó Lacalle Pou.

“Quien proponga seriamente el aislamiento total debe de saber o debe de estar dispuesto a aplicar las medidas que incluso pueden llevar al delito de desacato, que tiene pena de prisión. ¿Alguien, en serio, con responsabilidad, está dispuesto a llevar detenido, a llevar ante un juez, ante un fiscal, a un uruguayo en cualquier lugar del país que está tratando de hacer el peso? No para la olla de la semana, para el día. ¿En serio, eso es lo que se está proponiendo? Nosotros somos muy responsables y estamos cuidando a los uruguayos […] Lo nuestro es en serio. Tentaciones para hacer política, muchas. Respuestas, ninguna. Gobierno responsable, y cuidar a los uruguayos es nuestra preocupación”, afirmó.

En su explicación posterior sobre lo que significaría “gobernar” y no hacer “política”, el presidente fue más claro: acudirá a incrementar la presencia policial para “estimular” que la población respete el autoaislamiento, ello explica la presencia de los ministros de Defensa e Interior en la mesa de la conferencia de prensa.

Es un retrato de familia para recordar. El presidente, flanqueado por alguno de sus más verborrágicos ministros, intentando, en un desesperado gesto, relocalizar sus dichos con relación al orden social al cual aspiran, ¿o ya hemos olvidado esa otra pobre gestualidad de los anuncios sobre “megaoperativos” sobre los cuales la información sobre su efectividad nos ha sido trampeada?

Mientras todo esto se afirmaba, se conocía que las solicitudes de seguro de desempleo se habían triplicado y que representaban las cifras más altas de los últimos 17 años.

Para terminar, el presidente afirmó que en estas circunstancias los feminicidios son un “daño colateral”, declaración sobre la que, curiosamente, en su edición del 24 de marzo, el diario del gobierno no hizo una sola mención.

Las cifras del guapo no convencen

Se vienen reportando, en este peculiar mes de marzo, 29 nueve homicidios, 5 más que el año pasado. Esta es la cifra más alta en un mes desde 2014, exceptuando 2017.

Cinco de esos homicidios son feminicidios, según el presidente “daños colaterales” en una cuarentena que se puede tornar prolongada. El ministro Jorge Larrañaga tiene trabajo por hacer, con fuertes declaraciones, pidiendo documentos en plazas y liceos, y espantando malabaristas no parece lograr, por ahora, que los uruguayos vivamos sin miedo.

 

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