En ese sentido, destacó que desde el municipio se trató de mitigar el impacto de ese retiro estatal a través de políticas culturales y talleres comunitarios: “Trabajamos mucho con los centros culturales, con talleres de teatro, oficios de carnaval, entre otros, para suplantar los vacíos que dejó el gobierno nacional”.
Un municipio extenso y con realidades diversas
El Municipio A es el más grande en extensión del departamento, con más del 60% de su territorio en zona rural y más de cien asentamientos. Esta diversidad territorial plantea enormes desafíos de gestión. “Las realidades son totalmente distintas de una punta a otra. Las demandas más grandes están en los servicios, caminería, cunetas, alumbrado. Al haber mucho crecimiento en la periferia, los barrios no cuentan con servicios suficientes porque no fueron planificados”, explicó Plachot.
Pese a las limitaciones presupuestales —alrededor de 350 millones de pesos anuales, de los cuales una parte significativa se destina a funcionamiento—, Plachot resaltó la cantidad de obras realizadas: “Se hizo muchísima obra en el espacio público y en vialidad. Barrios como Santa Catalina estaban detonados y hoy tienen caminería nueva. Se trabajó en todo el territorio”.
Otro punto de fricción con el gobierno anterior fue la frustrada aprobación del préstamo del BID para obras de saneamiento. “Se postergó el tema de saneamiento por la no aprobación del préstamo en la Junta Departamental”, sostuvo. No obstante, celebró que la Intendencia retomara el impulso con el inicio del Plan de Saneamiento, que incluye intervenciones en barrios como Rincón del Cerro, Casabó Norte y Paso de la Arena.
Hospital del Cerro: una obra necesaria, pero mal ejecutada
Respecto al Hospital del Cerro, Plachot lo calificó como “una buena obra y necesaria”, pero advirtió que su implementación tuvo efectos negativos. “Debilitó mucho las policlínicas barriales, porque retiraron personal para cubrir el hospital. Al principio hubo muchas quejas por falta de medicamentos y de personal”, relató. Aunque reconoció que la situación ha mejorado, dejó entrever que la planificación inicial fue deficiente.
Convivencia con el narcotráfico y el retiro del Estado
Consultado sobre la convivencia con el narcotráfico en ciertos barrios, el alcalde fue claro: “Hay barrios complejos, pero entramos a todos y no tuvimos dificultades directas”. Aun así, reconoció que hubo momentos donde debieron suspender actividades culturales por temor a balaceras. “Eso habla de la falta de presencia del Estado. Con política pública adecuada se puede solucionar. Pero si el Estado se retira, esos territorios los ocupa el narco”, concluyó.
Plachot fue reelecto como alcalde y considera que el trabajo en territorio fue decisivo. “La gente valoró el trabajo en política social y cultura, pero también las obras concretas. Los tres centros comunales, la caminería, los espacios públicos renovados, todo eso se ve y se vive”, afirmó.
En su segundo mandato, apuesta a profundizar la línea de gestión comunitaria y cultural, pero con una exigencia clara al gobierno nacional: “La zona necesita presencia estatal real, no solo promesas”.