El informe señala que la campaña construyó a Delgado como un continuador técnico de Lacalle Pou, pero no como un candidato inspirador ni con capacidad de articulación política propia. Su imagen fue evaluada como “sobria”, pero carente de energía emocional, con un tono “melancólico” que se alejó de las expectativas de una ciudadanía que buscaba propuestas movilizadoras en un contexto económico y social exigente.
Los mensajes del cierre de campaña según Lárzabal "No transmitían alegría...con un Delgado melancólico" afrimó.
Además, el asesor de Lacalle Pou cuestiona la forma en que se estructuró la narrativa de campaña: predominó una lógica de defensa de lo realizado por el gobierno, sin dar lugar a una propuesta diferenciadora ni a un relato de futuro convincente. A su vez, se evidenció una debilidad en la respuesta ante las críticas opositoras y una escasa capacidad de reacción frente al crecimiento de los candidatos del Frente Amplio, que ofrecieron mensajes más esperanzadores y cercanos.
El rol de Ripoll
Otro punto señalado en el informe es la elección de Valeria Ripoll como compañera de fórmula de Delgado. Según el análisis, su incorporación no aportó valor electoral significativo y, por el contrario, generó desconcierto tanto dentro del Partido Nacional como entre el electorado. Licandro sostiene que la figura de Ripoll no logró establecer una conexión efectiva con la base social del oficialismo, ni transmitir un mensaje político claro que complementara la candidatura presidencial. El "discurso confrontativo, cambios políticos, falta de experiencia o tradición política" serían parte de las explicaciones sobre esa desconexión.
Su "discurso confrontativo oculto el discurso social" al que se pretendía apuntar sostuvo el informe de acuerdo a lo divulgado por el mencionado medio.