Las declaraciones de Alejandro Astesiano al fiscal subrogante Romano dejan serias sombras de dudas sobre las prácticas de clientelismo político electoral por parte de integrantes del Poder Ejecutivo o, al menos, el margen de razonable duda si realmente conocían todo lo que dijeron públicamente desconocer.
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“Los rusos a Uruguay, un hombre y una mujer. Ellos no era que entraron, ellos venían a comprar el frigorífico Sarubbi. Ya tenían todo programado con el tema del frigorífico. Las reuniones y todo”, narra en una parte de su declaración el exjefe de seguridad presidencial Alejandro Astesiano en Fiscalía.
Astesiano puede hablar desde el rencor; es cierto que siente que luego de “tocar el cielo con las manos” y pasearse con “pase libre” de respaldo nada menos que presidencial, le soltaron la mano.
“Dijo que era un mitómano, lo dijo Delgado”, dispara Astesiano al fiscal y entonces podrían tomarse las afirmaciones del exjefe de seguridad como una “mordida de mano” a quienes le dieron de comer, que es lo que refieren la mayoría de los dirigentes nacionalistas.
Sin dudas Astesiano entendió cómo viene la mano en el manejo del poder político y cuál es el casillero que le toca ocupar, estallando ante sus ojos todo el poder que el presidente Lacalle le confirió.
“La política es como el fútbol. Mueve fortunas. Soy el comodín político para la elección que viene. Yo no puedo disfrazar porque soy el Alejandro de Millán y Lecoq. Otros la disfrazan”, son algunas de las frases a modo de conclusión de su defensa que Astesiano esgrimió en Fiscalía.
Y ninguneado por todo el espectro político, también tiene claro el poder que enfrenta y quién lo encarna; preguntado por el fiscal porque Delgado contradiría sus afirmaciones, Astesiano argumenta sin vacilaciones: “Y qué quiere, es el próximo candidato”.
Aun cediendo al elenco de gobierno comprometido en estos asuntos denunciados por Astesiano su condición de mitómano, lo que la Fiscalía deberá dilucidar para individualizar responsabilidades es si los hechos que relata el imputado se ajustan a la verdad.
Relata Astesiano con respeto a la transacción de la pareja de rusos: “Yo estaba en la caña de azúcar con el presidente, Delgado, estaba el ministro Uriarte [exministro del MGAP], y a mí me llaman y me dicen que los rusos precisaban los permisos para ingresar a Uruguay por el tema covid. Ahí mismo hablo con Delgado; él me dice ‘hablo con Siboney’ (la secretaria de él), Siboney Arbiza, se llama. Es una comisaria que trabaja con él de secretaria. Yo le dije a la fiscal que estaban los audios con Siboney, que ella se encargó de hacer el trámite para que ellos ingresaran. Los rusos llevan [a la Torre] una botella de whisky y una bolsa de San Roque para ella. No había pasaporte trucho, nunca se hizo un trámite. Sí me metí en algo que, cuando quise salir, ya estaba hasta las manos”.
Es probable que Astesiano no supiera el lío en que se metía o al menos su real dimensión, pero lo cierto es que la gestión para que los ciudadanos rusos ingresaran al país se dio en junio del 2021, en plena aplicación de las medidas sanitarias contra la covid-19.
Según Astesiano, en sus declaraciones al fiscal, “venían a comprar este frigorífico”, que no lo compraron porque el frigorífico valía 25 millones de dólares y le quisieron poner 45. El experto que llevaron dijo que esto no faena más de 2.000 por día. Así fue”.
Astesiano aclaró que “Delgado no participó en la negociación de la posible venta del frigorífico Sarubbi”, pero sí manifiesta que negó los hechos que Fiscalía podría comprobar con la incautación del celular de la secretaria del secretario de Presidencia.
Declaró en Fiscalía entonces: “¿Por qué no agarran el teléfono de Siboney, así como agarraron el mío, y ven los mensajes? ¿Por qué no lo hacen eso? Yo se lo dije a [Graciela] Fossatti. Está en el audio. Es más, ella anotó el nombre de Siboney Arbiza, todo esto. Si Delgado hubiese dicho ‘sí es verdad, Astesiano me dijo, venían a comprar este frigorífico’. Y Delgado lo negó. Es más, Delgado me dice ‘Sarubbi es amigo mío’. Así me dijo Delgado. A partir de que dije eso en la prensa, me mataron. ¿Por qué no agarran el teléfono de Siboney? Los días que estuvimos en caña de azúcar, que Delgado habló y que ella hizo el trámite”.
Siboney Arbiza es una comisaria, militante de la lista 404 del Partido Nacional y funge de secretaria de Álvaro Delgado; quizás sea una casualidad, pero en el conocimiento de temas de la industria frigorífica, además de policía pudiera ser pariente de los dueños del frigorífico Arbiza.
«Por el fruto lo conoceréis»
Preguntado por el fiscal si Astesiano piensa que hay hechos de corrupción, afirma: “No digo corrupción, pero sí hay mucho favoritismo”.
A esta altura de los acontecimientos hay dos elementos que permiten sostener la veracidad de lo declarado por Astesiano en cuanto a que el secretario Álvaro Delgado estaba al tanto de lo que pasaba; el primer elemento es la reacción que pareció una orden generalizada empezando por el mismísimo presidente Lacalle de que ningún dirigente nacionalista ni principales autoridades de gobierno sabían quién era el jefe de la guardia de seguridad presidencial.
El otro elemento es que ya para nadie son noticia los favoritismos que el gobierno y varios de sus cuadros dirigentes con responsabilidades de Estado han llevado adelante para ciertos empresarios.
En algunos casos bajo el loable argumento de impulsar emprendimientos para generar puestos de trabajo, detener la caída del empleo por falta de inversión pública y la crisis de la pandemia, y en el resto de los casos, para pagar favores políticos o algún día se sabrá qué más.
Facilitar el ingreso de la pareja rusa a Uruguay en medio de las medidas sanitarias es una “gauchada” tan común en la gestión de gobierno como la contratación de la empresa de un primo del presidente Lacalle para el Sisconve en el Ministerio de Defensa, la exposición de cuadros de Pilar Lacalle en la Embajada de Uruguay en Buenos Aires, el decreto de empaquetado de tabacos y cigarrillos, las concesiones en el puerto; la lista es larga.
Y el tercer elemento son las medidas tomadas para desacreditar a Astesiano, que con 35 antecedentes ya era una persona desacreditada cuando decidieron nombrarlo jefe de la guardia de seguridad presidencial.
Pasaporte desaparecido
Astesiano denuncia que cuando los jerarcas de gobierno negaron ante el Parlamento la condición de jefe de la seguridad presidencial, destruyeron su pasaporte diplomático.
Declara Astesiano al fiscal: “Esto es un lío político. Usted pida mi pasaporte. Vos [señalando al policía] tuviste mi pasaporte en la mano. ¿Qué decía el pasaporte mío firmado por el presidente de la República?: ‘jefe de la seguridad del presidente’”.
Según Astesiano, “lo rompieron. ¿Por qué lo rompieron? Lo rompieron y no lo entregaron a Fiscalía. ¿Por qué Fiscalía no vio mi pasaporte diplomático? Porque Fiscalía no pidió el pasaporte mío”.
Vale la pena recordar que en ese momento la fiscal a cargo de la investigación y que podía haber solicitado dicho pasaporte o comprobar su existencia era la doctora Gabriela Fossati.
Dirigiéndose en la sesión a un funcionario policial, oficial Maicol Lescano, perteneciente a Inteligencia policial, Astesiano le pide que reafirme sus dichos: “Viajé por todo el mundo. Vos viste, Maicol, cuántos viajes tenía mi pasaporte. También me llamó la atención eso. Que no hayan presentado el pasaporte en Fiscalía, que decía lo que era yo cuando los otros estaban negando. ¿No hay una foto de mi pasaporte, Maicol?”.
Si bien no hay fotos del pasaporte, sí aparecen varias fotos en otros países que podrán haber sido con un pasaporte común, pero son lugares que en general frecuentaba como jefe de seguridad del presidente.
Integridad física
Minimizando las afirmaciones y las implicancias, Delgado expresó en febrero de este año que “acá no estamos hablando de vicepresidentes ni de directores de entes”, sino de “un custodio”, mientras espera el avance de la investigación en Fiscalía si es que a partir del nombramiento de Sabrina Flores el caso puede avanzar sin más dificultades.
Flores tiene claro, como Astesiano advirtió al fiscal Romano, que esto es un lío político.
Astesiano siente que desde que vinculó más directamente a Delgado con la pareja rus
a, su integridad física corre más peligro.
“Es un caso engorroso [...] hay mucha gente involucrada, muchos jerarcas policiales, entonces temo por mi vida, temo por mi familia, mi señora, temo por ellos, más que nada es eso, protegerme y proteger a mi familia [...] Cuando dije que [Álvaro] Delgado sabía de los rusos que venían porque iban a comprar un frigorífico. Ahí cambió lo mío. Eso no tengo temor de decirlo porque voy a la luna con eso”. “Conozco lo que es el ámbito carcelario. Acá una muerte pasa por un suicidio”.