De todos modos, en el documento también se señala que durante la última campaña electoral el partido no fue capaz de “escuchar con la profundidad necesaria” y “faltó sintonía con algunas preocupaciones que fueron creciendo”, como, por ejemplo, “las dificultades de la clase media, la situación de los jubilados y especialmente las políticas de las fronteras, donde, si bien hubo avances, no supimos interpretar el sentir profundo de cómo seguir”.
“Nos costó sintetizar el rumbo, narrarlo con claridad y comunicar propuestas concretas. Teníamos un gran programa de gobierno y un equipo técnico sólido, pero sin una traducción política que conectara emocionalmente con la ciudadanía. Escuchar no es sólo oír: es comprender el estado de ánimo del país”, se resalta en la autocrítica.
Ya en la campaña electoral, en el informe se sostiene que “hubo decisiones ambiguas y fallos de diagnóstico”. En particular, se apunta que “el uso del tiempo y el acercamiento territorial fueron deficientes”, mientras que “la comunicación se centró, fundamentalmente al inicio, en medios tradicionales” y “la innovación llegó tarde y no logró consolidarse”.
Con respecto a la fórmula presidencial, se señala que la elección de Valeria Ripoll como candidata a la vicepresidencia intentó “hacer una propuesta más amplia y abarcativa”, basada en la “llegada” de la exdirigente sindical con los “sectores postergados”. “El error estuvo en que no supimos construir correctamente el proceso de esa elección. Faltó preparación política interna, faltó escucha hacia los sectores y dirigentes. El anuncio se sintió sorpresivo y sin tiempo para madurar su significado dentro del partido”, se señala.