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Política protección social | gobierno | Estado

Estado protagonista

Cuando la protección social deja de ser un eslogan

Entre promesas y diagnósticos, el país empezó a discutir en serio cómo nos vamos a cuidar entre todos en las próximas décadas. Lo imprescindible: abrir la cancha y escuchar.

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El 26 de marzo de 2023, en el parque Idea Vilariño, Fernando Pereira enumeró seis prioridades para un futuro gobierno del Frente Amplio. Una de ellas fue clara y ambiciosa: convocar a un Diálogo Social amplio para repensar la protección social, con un Estado protagonista.

Mucho antes de la campaña que devolvió al FA al gobierno, esa necesidad ya estaba planteada como eje.

¿La razón? Sencilla y profunda a la vez. La reforma de jubilaciones y pensiones de la administración pasada dejó temas esenciales fuera de cuadro. Cuidados, primera infancia, discapacidad: asuntos de alta sensibilidad que no pueden seguir en “pendientes”. La protección social no se agota en la tasa de reemplazo o la edad jubilatoria; también se juega en la vida cotidiana de miles de familias que hacen malabares para sostener trabajo y cuidados, o en trayectorias laborales que no encajan en la letra chica de un régimen contributivo.

El Diálogo Social planificó 26 conversatorios abiertos en todo el país, organizados en cuatro ejes: jubilaciones y pensiones, protección a la infancia, cuidados y protección a las personas activas. A la fecha se realizaron 23 instancias, con presencia en capitales departamentales. No es un detalle logístico: es una opción política. Porque si la conversación ocurre solo entre expertos y planillas, pierde legitimidad; y si solo mide costos y no escucha dolores, pierde sentido.

En esas reuniones se repiten escenas que valen más que cualquier PowerPoint. La hija que cuida a su madre y dejó de trabajar; el changador que no junta años para jubilarse; la mujer que cría sola, llega como puede y no entra en ningún programa.

Ahí es donde el Diálogo Social encuentra su norte: hacer visible lo que la macro oculta y poner nombre a problemas que no tienen color partidario.

Lo dijimos y lo sostenemos: este debate no puede quedar encerrado en oficinas. Requiere oídos abiertos y espíritu de acuerdo. No se trata de abdicar del rol del Estado, sino de fortalecerlo con participación, datos y prioridades claras. La protección social del siglo XXI tiene que ser más flexible, más cuidadora y más justa: capaz de acompañar vidas con idas y vueltas laborales, de reconocer el trabajo de cuidados y de garantizar pisos de dignidad.

Tras tres meses de recorrida, quedó claro que el país quiere soluciones concretas y compartidas. En noviembre comienza la etapa de intercambio de propuestas y de allí deberán surgir cambios que mejoren el día a día.

Ese fue el compromiso asumido y hacia allí vamos: con el Estado como garante, la sociedad como protagonista y la política como puente, no como muro.

Diputada Sol Maneiro

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