Se parece a Graciela Bianchi. Ambos cumplen, por mandato o decisión propia, el rol de escuderos de Lacalle Pou. Pero cada uno juega en terrenos diferentes. Al senador, Sebastián Da Silva, amigo personal del presidente, le toca lanzar los dardos envenenados contra los principales líderes del Frente Amplio y lo asume convencido de que no tiene "nada para perder". La semana pasada fue contra Orsi, antes contra Cosse y ahora le tocó el turno a Fernando Pereira.
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Entrevistado por El País, Da Silva usó la más pura dialéctica herrerista que el presidente no puede usar, para atacar al mandamás de la oposición. Y aprovechó la movida para cuestionar a sus propios "compañeros" nacionalistas por no ser más críticos del Frente Amplio.
"Veo que muchos de mis compañeros están más interesados en mirarse el ombligo que en combatir el relato frenteamplista", dijo con la convicción de quien lee una frase anotada.
Pero fue mucho más fuerte su alusión a Pereira a quien llamó "el cochero negro del Uruguay", y acusó (una vez más) de no trabajar hace 15 años.
Para el senador blanco, Fernando Pereira representa "el peor Frente Amplio".
"Pereira se ha encargado de ser el cochero negro del Uruguay. Hace el rol de funebrero; de negro apagón, el que siempre da las pálidas. Sale en forma desfachatada en cinco o seis reportajes por semana, y ese relato marca mucho lo que es la izquierda hoy, radicalizada", remarcó.
Consideró que algunos de sus compañeros de partido están más preocupados por "mirarse el ombligo" que por "salir a combatir el relato de Fernando Pereira, que es permanente y que lo ha desarrollado a través de los medios de comunicación y también en recorridas".
No quiso revelar a qué compañeros se refería (aunque seguramente el mensaje llegó a destino), pero los criticó por "dejarle la rienda suelta al Frente Amplio" y no recordarle a la gente "quiénes son estos nenes".
“Bo, dejémonos de mirarnos al ombligo y combatamos esto”, les pidió en tono de orden suprema.